Peligro

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Pasado el festejo de su cumpleaños no volvimos a tener interacción alguna. Cada uno siguió con su vida, mi semana comenzó a ser una locura porque cada vez se acercaba más la fecha del evento y eso significaba ir dándole mayor atención hasta el más mínimo detalle, mi hermana fue quien me hizo regresar un poco a mi centro.

Apenas iba llegando de trabajar cuando ella apareció en mi departamento de la forma en que solía ser, como un pequeño tornado.

—¡Alan García! —exclamó apenas abrió la puerta.

—¿Quién eres? ¿Un ente que viene por mi alma? —pregunté desde mi sillón sin moverme.

—¡Soy tu hermana la que viene por tu alma! —respondió parándose frente a mi con los brazos en jarras tal como cuando mamá estaba a punto de regañarnos.

—¿Qué hice? —cuestioné asombrado.

—¡Desaparecerte! Ya ni siquiera me has mandado ese gif de pollo que tanto me gusta—respondió perdiendo un poco de dureza y ahora acercándose a los berrinches que hacía de niña cuando me iba a la escuela.

—Ven—le invite a que se sentara a un lado de mí, se quedó un momento pensándolo, pero me hizo caso, me acerque a ella y la abrace.

—No te he olvidado, Boo. Solo que han sido días complicados.

Entre lo de Marck y el trabajo yo apenas y venía sabiendo que día era, mi hermana siguió enfurruñada.

—Tan solo un audio para saber que es de ti ¿Es mucho pedir? —reclamó.

—Está bien, está bien—le concedí—tratare de darte el informe semanal—respondí sonriéndole.

—Solo con saber que estas bien me basta—dijo un poco más tranquila— ¡Un hombre! —gritó de repente, la solté para mirar detrás de mí, en efecto justo detrás del sillón estaba parado Marck.

—Perdón, no quería interrumpir, ya voy de salida, con permiso—sin decir más salió con prisa, mi hermana me miró exigiendo una respuesta.

—Es él.

Ella puso cara de asombro.

—No sabía que te gustaban tan hippiosos—su comentario inevitablemente me hizo reír.

—Cuando lo conocí no era así, de hecho, actualmente no veo nada de el de cuando nos conocimos—suspiré con cierto dolor, ver esta versión de Marck me pesaba bastante.

—Palideció en cuanto me vio, creo que creyó que era tu novia o algo así, lo cual no tiene sentido

—Ni tanto.

—Ah sí que tú le das a todo lo que se mueve

—¡Mariana! —exclamé

Ella soltó una carcajada

—¿No es así?

—¡No! Simplemente lo que he buscado es un amor sincero sin importar el género.

—Lo mismo que te dije, pero más bonito—Puse los ojos en blanco. —pero a ver, la ultima vez que te pregunte dijiste que nunca apareció y ahora sale de tu cuarto ¿Contexto hermano?

—A ver, para empezar, no salió de mi cuarto, si bien estamos bajo el mismo techo cada uno está en su mundo, para continuar—solté un poco de aire—hace poco es que apareció en mi puerta.

—Que cabrón—exclamó con indignación,

—¡Mariana! —volví a decirle.

—Pues la verdad, mira que aparecer un mes después, que señores calzones los suyos.

Ahora, nosotrosWhere stories live. Discover now