Mírate

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Si bien mi situación no era la mejor se había mantenido bastante estable a comparación de semanas pasadas, sin embargo, era lógico que el haber intentado deslindarme de la responsabilidad de la boda de Marck me traería consecuencias.

En el momento mi jefe no dijo nada, solo me recordó parte de mi contrato que ya había olvidado, pero estaba notando que después de eso pasaba demasiado tiempo en la oficina detrás de un cúmulo de papeles y sin ninguna cita con algún posible cliente.

Al principio creí que era una cuestión de la agencia, una mala racha al fin al cabo eran los primeros meses del año, la recesión y los gastos de diciembre ¿Quién tendría para gastar en una boda? Sin embargo, mis compañeros si habían tenido una que otra junta. Por lo que llegué a la conclusión de que estaba pagando las consecuencias de mi irresponsabilidad.

Llevaba casi dos años trabajando ahí y aunque no terminaba de encontrarle el gusto, disfrutaba lo que hacía, pero ahora haciendo mas trabajo de oficina que otra cosa me estaba hartando, por suerte me asignaron organizar una boda justo antes de que comenzara a considerar hacer algo al respecto.

Mi felicidad duró muy poco, al ver la situación. Para comenzar ni siquiera me reunió con los novios, todo lo resolvió mi jefe, solo nos brindó a dos compañeros y a mi la informacion necesaria, para continuar era una boda "express" servicio que brindaba la agencia en ocasiones especiales, y para rematar sobrepasaba el número de invitados para ese tipo de bodas lo cual lo complicaba aún mas todo.

Teníamos dos semanas para lograr una boda exitosa para 150 personas, no tenia ni la menor idea de cómo resultaría eso.

Para agilizar las cosas me llevaba el trabajo a casa, todo lo que no alcanzaba a realizar en la oficina y que no tuviera que atenerme al horario de otras personas como los distribuidores. Empezaba a considerar el uso de lentes dado que cada vez me ardían más los ojos de pasar tanto tiempo frente a la pantalla.

Me estaba absorbiendo tanto que comencé a perder conciencia del tiempo, para mí solo existía la fecha de la boda, misma que cada vez estaba más cerca.

Teniendo apenas una semana para acabar de resolver lo que faltara, de nuevo me quedé en la sala de la casa de mi hermano, perdido por completo frente a mi laptop, estaba tan absorto que ni cuenta me di en que momento Gus se sentó a un lado de mí, no reaccioné hasta que un grito de parte de mi hermano me hizo alzar la mirada.

—¡Al! —exclamó.

—¿Qué hice? —pregunté un tanto asustado.

—Tranquilo hombre no tienes que poner esa cara—respondió riendo—te vengo llamando un buen de veces y caso que me haces.

—Lo siento, me perdí un poco—me estiré haciendo que todo me tronara.

—Te vas a deshacer. —comentó asombrado al escucharme crujir.

—¿Qué querías? —quise saber.

—Pasado mañana es el cumpleaños de papá—me quedé un momento cavilando sus palabras, no había caído en cuenta de las fechas.

—Cierto, hoy es 23—señalé aun pensativo.

—¿Qué piensas hacer? —su pregunta me tomo desprevenido, era algo que no me había preocupado hasta ahorita—ve—eso hizo que abriera la boca, pero Gus continuó antes de que pudiera decir nada—yo veo como llevarme a mamá.

Me hizo sentir aliviado, no podía no ir en el cumpleaños de mi padre, pero tampoco podía tener un confrontamiento con mi madre, es lo que había estado evitando en todos los cumpleaños de mi familia, en años atrás me agradaba que fueran uno tras otro, pero en este momento se estaba volviendo algo complicado.

Ahora, nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora