(1) Eres tú

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En cualquier sociedad, una madre soltera es señalada o juzgada. Creánlo, porque yo viví esto en carne propia...

Cuando quedé embarazada a mis dieciocho años, no solo sentí el rechazo de la sociedad; sino también el de mis padres. Obligándome esto a pasar a vivir en un pequeño cuarto con mi novio para aquel entonces, Fernando, en la casa de sus padres.

No fueron color de rosa las cosas allí. Aun cuando los padres de Fernando me adoraban, el simple hecho de la presión de no tener un buen trabajo, o un techo, nos creaba mucho problemas y discusiones entre el padre de mi bebé y yo.

Una tarde, ya casi en mis siete meses de gestación, Fernando llegó cansado y molesto de su trabajo a tiempo parcial en una fábrica. Luego de darse un bañó, se acomodó a mi lado en la cama a ver televisión; no hubo un hola, mucho menos un beso.

"Qué tal tu dçía en el trabajo?" le pregunté mientras me ponía de pié para acomodar una ropa que acababa de doblar.

"No quiero hablar de eso" contestó sin mover sus ojos del televisor.

"No era mi intención molestarte" respondí sin dejar de hacer lo que estaba haciendo.

"Mañana no me esperes, voy a salir con Jacobo y Manuel."

"Fernando, a penas nos alcanza el dinero para las cosas del bebé."

"Necesito despejarme."

"Y tú crees que yo no? Encerrada todo el día en estas cuatro paredes. No es fácil Fernando, no lo es."

No hubo contestación a mi reclamo. Fue ese el día que descubrí que no merecía vivir así. Que no dependía de un hombre para poder seguir adelante y darle un buen futuro a mi bebé.

El día siguiente, recogí mis cosas, y antes de que Fernando se marchara a trabajar, lo enfrenté.

"A donde vas?" preguntó él extrañado al verme con dos maletas.

"Me marcho. Hablé con mis papás y me recibirán en la casa. Fernando, no puedo quedarme encerrada aquí; tengo un futuro y unos sueños. Creo que lo mejor para nosotros es terminar aquí. Solo recuerda que eso no cambia en nada el hecho de que seas partícipe de la vida de nuestro hijo, o hija. Nunca te quitaré ese privilegio" y sin decirle más, me marché.

No había uso de seguir una relación que tal vez no era la correcta. A penas llevábamos tres meses de novios cuando descubrí que estaba embarazada. Dejé la escuela, dejé todo, y sentí que si no salía de su lado, no progresaría. Quería ser alguien en esta vida, valerme por mí misma.

Así lo hice, dos meses luego de que mi pequeña Ariana naciera, reanudé mis estudios con el apoyo de mis padres. Sí, luego del rechazo, logramos hablar, dialogar, pedir perdón y aceptarme nuevamente. Fue un error que había cometido y tenía muy presente no volver a hacerlo. Aunque de ese error salió una de los milagros más hermosos de mi vida.

Fernando, se portó increíble. No volvimos a tener una relación; ni lo piensen. Simple y sencillamente nos unía esa pequeña vida que amábamos tanto. El cuidaba de Ariana cuando yo tenía que estudiar y se la llevaba casi todos los fines de semana para compartir con ella. Tengo que aceptarles que era excelente padre.

Ariana tenía rasgos de mí, pero era el vivo retrato de su padre. Era todo un amor, y una niña muy brillante e inteligente.

"El tiempo pasa muy rápido. Quién diría que ya hace un año naciste, mi reina" le decía a mi bebé una tarde en que me encontraba con ella en la universidad.

Tenía que entregar un trabajo y esta vez no tenía a nadie que la cuidara. Fernando estaba trabajando a tiempo completo para este entonces; mientras que su mamá cuidaba de su esposo que estaba en el hospital. Mi mamá? Ella también trabajaba y, en realidad, no quería que nadie tuviese problemas. Después de todo, Ariana era mi hija, la adoraba y era cuestión de minutos el estar con ella en la universidad.

Estigma de AmorМесто, где живут истории. Откройте их для себя