(29) Viviré

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De acuerdo, sé que dije que no iba a hacer epílogo. De todas formas, voy a hacer este capítulo, algo corto, pero espero que sirva de unión con Si tú me lo pides. Me dejan saber...

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Estaba a punto de salir de mi oficina, era un viernes por la tarde, y de veras ya no podía con mi vida. Tres hijos, una casa, un esposo, y un embarazo de siete meses, podía dejar sin energías a cualquiera. Sí, después del quinceañero de Ariana, Damián y yo decidimos reintentar las cosas.

Hicimos una ceremonia sencilla, retomando los votos que una vez rompimos. Me sentía realmente feliz por estar nuevamente al lado del hombre que amaba. Casi dos años luego, pude quedar embarazada, aunque en realidad nunca le había dicho a Damián que no me estaba cuidando.

El simplemente pensaba, que ya no había esperanzas de tener más hijos; pero en el fondo, ese siempre fue mi deseo, aunque me aterrara pensar el hecho de tener que comenzar de nuevo.

Mi teléfono sonó casi subiéndome al auto. Hice mil maniobras entre los documentos que llevaba y mi cartera, para poder conseguirlo.

"Hola?" pregunté ya que no miré quien me estaba llamando.

"Alexandra, es Fernando."

"Cómo estás, Fernando? Sucede algo con Ariana?" le pregunté inmediatamente, ya que este teníá a Ariana con él.

"No, no sucede nada. En realidad, te estaba llamando para un favor..."

"Cuál Fernando?"

"Si puedes quedarte con Itzel y Ariel hasta mañana..."

Ariel era el pequeño más concentido en estos momentos. Ese pequeño era la luz de los ojos de su padre; después de dos niñas, era de esperarse. Tenía un poco más de un año, y mis hijos eran adoración con él. Itzel era una muñeca que se portaba de maravilla; en realidad, a pesar de estar tan cansada, no tendría ningún inconveniente.

"Seguro que sí, Fernando. Además, Ariana, estará en la casa."

"Por eso es que te adoro, bonita. Te veo luego."

Una vez llegué a mi casa, solté todo lo que tenía en mis manos y me dirigí a darme una ducha. Damián vendría más tarde con los niños, así que tenía tiempo para acostarme un rato. No sabía porqué, pero me estaba sintiendo extremadamente cansada en estos últimos días.

No tardé mucho tiempo desde que puse la cabeza en la almohada, a quedarme dormida. Me despertó una mano sobre mi vientre, el que no estaba tan grande como en mis embarazos anteriores para este tiempo.

"Cómo está la mujer que más amo en este mundo, y mi bebé?" preguntaba Damián, seguido de darme un beso en los labios.

"Me siento extremadamente cansada...Una pregunta, estás seguro que no quieres saber el sexo del bebé?"

"Completamente seguro. Sea lo que sea, lo amaré igual. Aun guardo las esperanzas de que sea una niña, pero en realidad no tengo problema. En cuanto a lo cansada que estás, deberías llamar al doctor, llevas días así."

"Iré el lunes a primera hora. Itzel y Ariel se quedarán aquí, Fernando y Lisa van a salir, y vendrán a recogerlos mañana..." le comenté a Damián, sabiendo lo que vendría después.

"Por qué no le dijiste cómo te sentías?"

"No quise, Damián. Además, esos pequeños ni molestan."

"Voy a llamar a mamá para que venga a ayudarnos. Mereces descansar, así que no saldrás de esta habitación. Y es una orden" dijo este levantando sus cejas y mirandome seriamente.

Hice tal y como me dijo Damián, solo me limite a descansar. Su mamá y la mía llegaron a la vez a mi casa, encargandose de los cinco menores que estaban allí. De veras que parecía de locos.

Damián entró a la habitación, acomodándose a mi lado.

"Y los niños?"

"Itzel, Ariel y Jeziel están dormidos. Kiel está jugando en la computadora, y Ariana está en el teléfono. Nuestras madres están platicando y prometieron que se quedarían hasta mañana."

"Damián, en realidad yo podía..."

"No, mi vida. Tienes que descansar. Hemos pasado varios sustos durante este embarazo, y no quiero correr riesgos."

Damián tenía razón. Dos veces había sido admitida en el hospital, por diferentes razones. Estuve dos semanas de cama, y aun así, no aprendía a que debía descansar. Es que, quien me aguanta cuando soy eléctrica?

"De acuerdo...Te amo,y gracias por considerarme" le resondí mientras me acurrucaba a su lado, y volvía a quedar dormida.

Con lo que no contaba, era que esa noche, me levantó un dolor muy fuerte. No quería despertar a Damián, pues podía ser una sencillez. Caminé hasta el baño, pero en realidad me asusté cuando vi algo de sangre en mi ropa interior.

"Damián?" dije desde el baño, con lágrimas en mis ojos.

"Sucede algo, mi vida?" preguntó este intentando abrir sus ojos.

"Necesito que me lleves al hospital..."

Damián vio el miedo en mis ojos, seguido por la sangre que pudo ver. Inmediatamente, me ayudó a ponerme algo, y él se vistió, avisándole a nuestras madres lo que sucedía, y partiendo al hospital.

Una vez llegamos allí, todo fue susto y locura. El doctor de turno nos dijo que el bebé vendría, no había nada que lo aguantara. Damián y yo sentimos un gran susto ante sus palabras, pero no había nada más que hacer.

Surgió una complicación, y en vez de un parto natural, tuvieron que hacerme una cesárea de emergencia. Damián no se apartó de mi lado, y aun ante la preocupación tan grande de como estaba el bebé; lágrimas brotaron de sus ojos al enterarse que era una rpeciosa niña.

Fueron unas horas eternas desde que llegamos al hospital hasta que me pasaron a un cuarto regular. No sabíamos mucho de nuestra bebé, solo que estaban haciéndole estudios y verificando que estuviese todo bien. Que estaba en una encubadora por lo pequeña que era, y que estaba bajo peso aun para el tiempo que tenía de embarazo.

Cuando una de las enfermeras entró a la habitación, ambos nos tomamos de las manos. No sabíamos que noticias nos iban a dar.

"Su bebé está del todo bien. Lo único que está bajo peso, y hasta que no llegue a lo normal, se quedará aquí con nosotros. Todo será por su bien."

Una vez salió la enfermera, no pude controlar mis lágrimas. Mis otros hijos habían salido conmigo del hospital y nunca habían necesitado algún cuidado especial.

"Todo saldrá bien, mi vida. Ya lo verás" decía Damián mientras me besaba.

"Lo sé, esa pequeña ha sido una guerrera desde que estaba en mi vientre."

"Y lo continuará siendo con tres hermanos mayores, de quien tendrá que aprender a defenderse..." comentó riéndose.

"Tienes mucha razón. Cómo la llamaremos?"

"Te molesta si la llamamos como una de mis abuelas?"

"Cómo, Damían?"

"Daniela..."

"Suena perfecto para mí."

"Esta pequeña llegó en el mejor momento, cumpliendo mi sueño de tener una princesa..."

"Así es, Damián. Sabes?"

"Dime, mi amor."

"Nunca me arrepentiré de habernos dado una nueva oportunidad. De comenzar ambos de nuevo y de amarnos cada vez más...Te amo."

"Te amo Alexandra. Gracias por aceptarme de nuevo en tu vida, y por darme este hermoso regalo al que llamaremos Daniela" me dijo este besándome nuevamente.

No tenía ninguna duda. El haberle dado una nueva oportunidad a Damián, fue lo mejor que me había sucedido. No solo era el hombre que amaba, que me hacía feliz; sino que nuestra relación se había hecho más fuerte, y habíamos podido concebir este milagro de vida que se llamaba Daniela...

Estigma de AmorWhere stories live. Discover now