Estigma de Amor

(17) El problema

"Y cómo deshacerme de tí, si no te tengo? Cómo alejarme de tí, si estás tan lejos? Cómo encontrarle una pestaña a lo que nunca tuvo ojos? Cómo encontrarle plataformas a lo que siempre fue un barranco? Cómo encontrar en la alacena los besos que no me diste? Y cómo deshacerme de tí, si no te tengo?..."

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Tan pronto todos se marcharon, Fernando y yo nos quedamos solos en la habitación con Ariana. Este apenas me había dirigido la palabra desde que nos encontró a Damián y a mí, besándonos.

Yo observaba mi niña, sentada al lado de su cama, mientras Fernando hablaba con su mamá. Llevaba en el teléfono desde que todos dijeron adiós. Una vez colgó, salió de allí sin ni siquiera mirarme.

Miles de cosas pasaron por mi mente. Sé que aunque le fue clara al decirle a Fernando que amaba a Damián, permití que muchas cosas sucedieran entre nosotros. Cosas que, aunque no fueran su intención, llegan a ilusionar a cualquiera. Yo no amaba a Fernando, pero él me había confesado su amor.

"A qué juegas, Alexandra?" preguntó Fernando, parado a mi lado. Aparentemente entró mientras yo me encontraba envuelta en mis pensamientos.

"Perdón, Fernando?" dije algo extrañada por su comentario, y más en aquel momento.

"Ese beso con Damián en el pasillo. Por lo que veo, arreglaron las cosas, cierto?"su rostro mostraba una combinación entre tristeza, dolor, rabia y celos.

"Podemos hablar de eso luego? Nuestra hija está delicada, no quiero hablar de otra cosa" respondí levantándome de la silla y mirándolo al rostro.

"Pero para andar besándote con ese hombre que te hizo sufrir por tanto tiempo no tienes que esperar que Ariana se mejore..." cada una de sus palabras llevaban cierta ironía mezclada con sarcasmo.

"Porqué no te vas? Yo te mantendré informado sobre como sigue Ariana" le dije no soportando más su presencia allí.

"Yo soy su padre, por si se te olvida. Tengo el mismo derecho que TU de estar aquí..." comentó acercándose más a mí.

"Entonces, deja a un lado tus escenas mientras Ariana esté aquí. Ya tendremos tiempo para discutir si es que lo deseas" una vez terminé de decirle, le di la espalda.

Este me tomó por el brazo y me obligó a mirarlo nuevamente. Me hizo presa entre su cuerpo y una pared, besándome con coraje. Inmediatamente, la ira despertó en mí, mientras forcejeaba para quedar libre. Una vez lo fui, me di cuenta que tenía sangre en la boca.

"Cómo pudiste..." comencé a decir pero Fernando se volteó y salió de allí, dejándome desconcertada y añadiendo más dolor al que ya tenía.

Desde ese instante, no nos volvimos a hablar. Ni siquiera me miraba cuando ambos nos encontrábamos en la habitación. Éramos dos completos extraños compartiendo el cuido de nuestra hija.

Cuando Damián llegaba al hospital, yo salía del cuarto para hablar y compartir con él. Al momento de este entrar a ver a Ariana, Fernando simplemente se iba.