(22) Cuándo?

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"Puede ser que lo que juzgo sea otra cosa, no lo sé...Que a mi suerte le ha tocado el impostor, tampoco sé...El amor es un ingrato, que te eleva por un rato, y te desploma porque si..."

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Sintiéndome como lo peor de este mundo, lloré no sé por cuánto tiempo.  Dejé que mis lágrimas corrieran libres, intentaba sacar de mí todo el dolor que sentía.  Permanecí tirada en el suelo de mi habitación hasta que sentí abrieron la puerta.

“Alexandra?” la voz de Fernando hizo que levantara mi rostro. 

“Gracias una vez más…” le dije intentando sonreír mientras las lágrimas continuaban bajando.

“Lamento mucho haber venido y haberte causado este problema” dijo mientras se arrodillaba frente a mí.

“Fernando, tarde o temprano la verdad saldría a la luz.  Y, eventualmente, no iba a poder soportar más los celos de Damián.  Creo que ocurrió en estos momentos porque era el indicado.”

“No llores bonita.  Ahora, qué vas a hacer con los dos idiotas que tienes en tu vida?” preguntó Fernando intentando hacerme sonreír, algo que logró.

“Uno de esos idiotas, estuvo de acuerdo a ser mi amigo.  Si mal no recuerdo me dijo que preferiría eso a perderme.  Y sabes?  Se lo agradezco mucho, porque aquí está de nuevo, frente a mí, defendiéndome y a mi lado en el momento en que más necesito de alguien…”

“Entonces puedo decir que soy tu idiota favorito?”

“De eso no tengas duda” respondí mientras me inclinaba hacia él y lo abrazaba; recibiendo de vuelta uno de esos abrazos donde sientes que todo se va a solucionar, que te llenan de paz, y te hacen sentir segura.

“Te prometo, Alexandra, que te respetaré.  Que aprenderé a sobrepasar esto que siento y que estaré dispuesto a rehacer mi vida, con alguien que me ame y que aprenda a amar.  Pero, en lo que eso ocurre, qué piensas si entras a ese baño, te sacas todas esas lágrimas del rostro, te vistes y te invito a desayunar?”

“Suena bien” contesté mientras Fernando me ayudaba a levantarme del suelo, “Una pregunta…”

“La que quieras.”

“Damián?”

“Se fue.  Luego de que nos abandonaras, este me miró con todo el odio que podía y me dijo que había ganado; que había logrado lo que quería.  Pero, yo gané tu amistad, y nunca me dispuse a romper tu matrimonio…” me comentó Fernando con algo de confusión en sus ojos.

“Tú no rompiste nada, eso lo tengo claro.  Yo tuve que ver, pero puedo decir que fue Damián quien comenzó a destruir esto…Lo demás?  Fue una reacción a la primera acción…”

“Creo que tienes razón.  Yo solo le recordé que perdió una mujer maravillosa, una como la que jamás va a conseguir…” las palabras de Fernando me conmovían. 

“Eres increíble.  Nunca podré agradecerte por completo todo lo que has hecho por mí” le dije mientras le daba un beso en la mejilla y entraba al baño.

Les puedo asegurar que nada ocurrió entre Fernando y yo.  Una vez estuve lista, ambos subimos a su auto y fuimos en busca de ese desayuno, específicamente ese café, que tanto necesitaba.  Mi cabeza quería reventar. 

“Fernando…” dije mientras disfrutaba de mi café.

“Dime, Alexandra” contestó este mientras terminaba de devorar su último pedazo de jamón.

Estigma de AmorWhere stories live. Discover now