(21) Una mentira

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"Que fácil fue tocar el cielo la primera vez, cuando los besos fueron el motor de arranque, que encendió la luz que hoy se desaparece. Así se disfraza el amor para su conveniencia, aceptando todo sin hacer preguntas y dejando al tiempo la estocada a muerte. Nada más que decir,

sólo queda insistir…"

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Subí a mi habitación sintiendo que todo me temblaba.  En realidad no me preocupaba lo que Fernando quería hablar conmigo, sino la reacción de Damián ante esto.  Definitivamente, no lo tomaría muy bien.

Comencé a buscar entre las gavetas algo para ponerme, cuando Damián entró a la habitación.  Su rostro demostraba el coraje que sentía.

“Qué hace él aquí?” preguntó sin poder esconder lo que estaba sintiendo en esos momentos.

“No lo sé, Damián.  No tengo la mínima idea…” le respondí mientras comenzaba a vestirme.

“Entonces, porqué accediste?”

“Damián, probablemente sea algo de Ariana.  No sé, no voy a cerrarle las puertas de mi casa…”

“Al padre de tu hija, lo sé, y…”

“Y qué, Damián?  A caso te molesta?  No me agrada recordarte constantemente que Fernando es el padre de mi hija, y que debemos mantener una buena comunicación, no por nosotros, sino por ella.”

“Haz lo que quieras, Alexandra…”

“Qué dices?” pregunté totalmente estúpida.  Acaso le molestaba tanto el hecho de que hablara con Fernando? 

“Lo que escuchaste.  Me voy, no los voy a molestar…” comentó este entrando al baño. 

Su actitud me llenó de rabia, de veras que tenía que pensar bien las cosas.  No iba a soportar sus celos toda la vida.  Porqué le molestaba tanto el hecho de que Fernando quisiera hablar conmigo?”

Intenté ignorar el coraje que sentía, y limpiando las lágrimas que esto provocó, bajé las escaleras para hablar con Fernando; saber que quería.

“De qué querías hablar conmigo, Fernando?” le pregunté extremadamente seria.  Dos hombres, ambos con un enorme ego, haciéndome la vida de cuadritos. 

“Disculpa si interrumpí algo.  Debí llamar antes de venir…”dijo este mirándome sin ningún tipo de emoción.

“Acaba y habla, Fernando.  De veras que ya estoy cansada…”

“Ahora, cierto?”

“Fernando…”

“Solo venía a pedirte disculpas, Alexandra.  He actuado como un idiota, y de veras que prefiero estar de buenas contigo antes que seguir con estos enfrentamientos…”

“Fernando, discúlpame a mí también.  Discúlpame por alimentar ilusiones que jamás podrían darse.  Eres un hombre bueno, un padre excepcional. Cualquier mujer podrá enamorarse de ti y hacerte feliz.  Darte ese amor que eres capaz de regalar” le dije acercándome un poco a él.

“Porqué las cosas nunca pudieron funcionar?” preguntó mientras tomaba mi mano.

 “Porque simplemente, no somos el uno para el otro…”

“Damián lo es?”

Cerré mis ojos, respiré profundamente y me quedé callada.  Era una pregunta que jamás me había hecho.  Lo amaba, aunque les confieso, ya no era igual.  Sus celos enfermizos hacia Fernando, me traían loca, y ya me estaban cansando; estaba llegando a los límites.

Estigma de AmorWhere stories live. Discover now