Estigma de Amor

(25) Perderte de nuevo

"Bastó mirarte, recuperarte y saber que te irías de mí. Y fue tan fuerte volver a quererte, volver a creer en los dos.  Bastó mirarte, volver a amarte para perderte de nuevo amor..."

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Me quedé allí, en la arena, mirando a la nada y sin poder reaccionar.  Qué había hecho?  Por segunda vez en mi vida, le puse punto final a una relación.  A caso nunca podría ser completamente feliz al lado de un hombre?

No sé cuánto tiempo luego, una realidad me golpeó; estaba allí, sola, sin auto, solo las llaves.  Damián se había marchado y llegamos allí en su auto. 

Por un instante, me alegré al pensar que aun era temprano en la noche.  Fácilmente podría caminar, o tal vez llamar a alguien que me recogiera allí.  Sinceramente, mejor era caminar.  Necesitaba estar sola; este era mi tiempo.

Me sorprendió mucho ver el auto de Damián estacionado en el mismo lugar.  Aun más fue el impacto al verlo recostado de este.  Yo podía verlo, pero él a mí no, pues yo estaba a sus espaldas.  Qué debía hacer?

Pensé mucho, y respiré profundamente, mientras mis manos temblaban y me acercaba a él.  Lentamente, fui colocando mi mano en su hombro.

“Damián?” pregunté casi sin fuerza en mi voz. 

Este se fue volteando, y en su rostro tenía evidencia de que estaba llorando. 

“Pensabas que me iba a ir y te iba a dejar sola aquí?  Le habrás puesto un final a esto, pero no te voy a abandonar así.  Siempre serás la madre de mis hijos, la primera mujer que amé…” me dijo mientras tocaba mi rostro, yo colocando mi mano sobre la de él.

“Damián, eres el primer hombre que amé; eres el padre de dos hermosos príncipes que roban mi corazón.  Eso te hace más que especial en mi vida.”

“Cuando llegamos a esto? Cuando matamos esta relación?”

“No lo sé; solo sucedió.  Creo que es mejor para ambos ya no estar juntos.  Nos faltamos el respeto mutuamente, y eso es algo muy grande…”

“Lo sé, y fue mi culpa…”

“Damián, no es momento para echarle culpas a nadie.  Los dos tuvimos que ver en esto.  Solo te pido que podamos tener una buena relación por el bien de Kiel y Jeziel.”

“No hay vuelta atrás entonces.”

“Solo si el destino lo quiere.  Mi decisión está tomada; aunque me duela admitirlo.”

Ambos nos miramos, no pude evitar sentir remordimiento por la decisión que había tomado, y por dejar libre a aquel hombre cuya mirada me derretía, y quien significó tanto para mí.  Pero, cada vez estaba más segura de que había hecho lo correcto.

Tal vez, como si fuese la mejor manera de terminar con este adiós, de poner el punto final, Damián me tomó entre sus brazos, besándome con todas las fuerzas que tenía; sintiendo nuestras lágrimas unirse. 

“Respetaré tu decisión, y haré lo máximo por mantener una buena relación contigo; por el bien de los niños, por el de nosotros” me dijo mirándome nuevamente a los ojos.

“Igual yo…” le respondí intentando sonreír.

“Quieres comer algo antes de que te lleve a recoger el auto?  Apuesto a que no has comido nada en todo el día” dijo Damián tomando mi mano. 

“Apuestas bien.  Te acepto la oferta” contesté mientras ambos limpiábamos nuestro rostro y  caminábamos al restaurante.

Debo admitir que fue algo extraño el hecho de estar allí, sentada, cenando con Damián. Aunque les confieso que pudimos funcionar de maravilla.