Capítulo 58

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VALENTINA

-¿Y es por eso por lo que estás enfadada?

-¡Pues claro! Me llamó niña. Abby rió mientras que yo la fulminaba con la mirada.

-Lo siento, Val. Pero eso es una bobería para mí...

-¿Perdón?

-Claro, estás enfadada con Gael por ello cuando deberías de estarlo con la chica esa.

-¡Pero es que a ella no la conozco de nada! Además, estoy segura de que tuvieron algo. ¡Ella misma dijo que hacia tiempo que no iba a verla!

-¿Pero tú le preguntaste a él?

-Pues no...

-Ahí está. Solo saldrás de dudas hablando con Gael.

-Ahora no quiero hablar con él. –Dije resoplando de mala manera.

-Tampoco debería de importarte su pasado, Val. Después de todo, en ese tiempo no estaban juntos.

-Siempre hemos estado juntos.

-Esa bobería de que era tu novio cuando eras pequeña no cuenta. –La miré ofendida mientras que ella se encogía de hombros. –Bueno, yo ya te di mi consejo, ahora tú haces lo que quieras.

Se puso de pie para dirigirse hacía la puerta.

-¿A dónde vas?

-Con tu hermano. Te recuerdo que fuiste tú la que me arrastró aquí cuando lo estaba esperando en su habitación. –Sonreí inocentemente.

Eso era verdad, al subir y pasar frente a la habitación de Elliot, la había visto sentada en la cama y la había llevado conmigo para contarle lo sucedido.

¿Qué en donde estaba mi hermano? Ni idea.

Ví como mi amiga cerraba la puerta al salir dejándome sola con mis reflexiones.

En parte, ella tenía razón... Gael y yo no estábamos juntos y él podía estar con quién quisiera. Pero esa chica me había molestado de verdad, ¡y encima me había llamado niña!

-Agg, la vieja teñida esa... Como vuelva a encontrármela por ahí voy a enseñarle lo que es capaz de hacer esta niña...

-¿Hablando sola, hermanita? Salté en mi lugar al oír la voz de Elliot.

-¿Qué haces, idiota?

-¿Idiota yo? ¡Entonces​ tú estás loca por hablar sola! –Le enseñé el dedo corazón educadamente haciéndolo reír. –Solo vine a decirte que Gael ya se fue.

-¿Ya?

-Pues claro, ¿pretendías que se quedara abajo esperando a que se te pasara el enfado? –Me encogí de hombros.

-Eso era lo menos que podía hacer...

-Valentina, por favor. Que él no tiene nuestra edad. Si no quieres perderlo, te aconsejo que no vayas por ahí haciendo rabietas de niña pequeña.

-Pero dale, ¡¿qué tenéis todos contra mí hoy?!

-Bueno, yo solo lo digo por tu bien.

Y sin más, salió cerrando la puerta tras él.

¿Qué yo hacia rabietas de niña pequeña? ¡Claro que no! Yo era muy madura, hasta que alguien me enfadaba, claro, ¡pero muy madura!

¿Quién dijo que los sueños no se hacían realidad?  {NDN#3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora