Capítulo 24

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VALENTINA

Abrí los ojos para estirar los brazos antes de darme cuenta del dolor de cabeza tan horrible que tenía.

¿Pero como se me ocurrió beber tanto?

Me fijé mejor en la habitación para darme cuenta de que esta no era la de Abby.

¿Pero qué diablos?

Aparté las sábanas para bajarme de la cama cuando me dí cuenta de que la camiseta que llevaba puesta no era mía.

Ay, madre...

Pequeños Flashbacks llegaron a mi cabeza en varios sitios distintos:

Yo bailando sobre una mesa, yo hablando con un chico desconocido y yo besándome con alguien en un baño del que tampoco recuerdo la cara...

¿Pero qué había hecho? Nunca debí ir a esa fiesta, Dios... ¿Me acosté con alguien? ¿Y si no usó protección? ¿Y si...? Joder, quería que el primero fuera Gael...

-¡Buenos dí... ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?

-¿Gael? –Abrí bien los ojos negando con la cabeza. –¿Pero qué... –Agaché la cabeza para volver a mirarme la blusa antes de mirarlo a él.

-Tranquila, Valen. Te encontré en el club y te traje para que durmieras. – Sonrió dejando la bandeja sobre la cama. –¿No lo recuerdas?

-No... –Dije negando con la cabeza varias veces. –Recuerdo besarme con un chico... –Lo miré confundida.

¿Sería él?

-¿Sí? Ni idea. Estabas sola cuando te encontré.

-¿En serio? Menos mal... –Suspiré aliviada para volver a mirarme la camiseta. –¿Es tuya?

-No, es tuya. –Levanté la cabeza mirándolo confundida. –Te la regalé anoche...

-¡¿En serio?!

-En serio. –Repitió riendo para sentarse a mi lado. –No sabía que prepararte, así que traje algo de fruta.

-Gracias... –Volví a sentarme en la cama cómodamente para coger un trozo de manzana de la bandeja.

-Entonces... ¿No recuerdas nada de anoche? –Negué con la cabeza no muy convencida. –¿Te duele?

-¿La cabeza? Sí...

-Voy a buscarte una pastilla, espera. – Asentí viendo como se levantaba de la cama para salir de la habitación.

Ahora que lo pensaba, era la primera vez que pisaba su casa...

-Aquí está.

-Gracias... –Volví a decir llevándome la pastilla a la boca para luego beber del vaso de agua que también había traído.
–¿Dónde está mi ropa?

-En el baño. Eché a lavar el vestido para que te lo pusieras limpio hoy.

-Ah, gracias...

-¿Vas a seguir agradeciéndome, Val? – Me encogí de hombros sin saber muy bien que decirle.

Me parecía tan surrealista esta escena, que ni sabía de qué hablarle.

¿Quién dijo que los sueños no se hacían realidad?  {NDN#3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora