Capítulo 64

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~VARIOS MESES DESPUÉS~

VALENTINA

-Valentina Carter Fuster. -Caminé nerviosa hacia el director para estrecharle la mano antes de que me diera el diploma.

-¡Por fin! -Gritó Abby en cuanto llegué a su lado para abrazarnos. -¡No me puedo creer que ya estemos graduadas!

-Sí, ya no tengo que volver más por este instituto...

-¡Eh, que yo si que lo haré! -Reí de acuerdo con ella.

Abigaíl había decidido hacer un ciclo superior como habían elegido mis hermanos en vez de ir a la universidad.

-Prometo venir a visitarte algún día.

-¡Más te vale! –Ambas reímos antes de reunirnos con nuestras familias.

-¡Felicidades, Valen!

-¡Felicidades!

Abrazos y besos recibí por todos lados más feliz que una perdiz.

-¿Estás feliz?

-¿Bromeas? Claro que sí. –Uní mi mano con la suya saliendo del instituto. –¿A dónde me llevarás?

-Ah, ah. Es sorpresa.

-Jo, no vale... –Me quejé oyendo la risa de mis hermanos detrás de nosotros. 

-Oye, Val. Despídete al menos de nosotros.

-Aún no me he ido, papá. –Dije rodando los ojos girándome hacia ellos. –Hasta mañana.

-Recuerda tu recital de ballet.

-Sí, mamá. –Besé la mejilla de mis padres antes de despedirme de mis hermanos con la mano para dirigirnos a su coche.

Eso era otra cosa, hacía varias semanas atrás que había vuelto a retomar mis clases de ballet, cosa que había aparcado para poder concentrarme mejor en el curso, por lo que la profesora ya me había dado el visto bueno para participar en los recitales con las demás.

-¿De verdad que no vas a decirme a dónde me llevas?

-¿Cuándo he relevado mis sorpresas?

-Nunca...

-Pues ya está. –Resoplé bajando la ventanilla para que me diera el aire en la cara. –Solo puedo decirte que... –Lo miré ilusionada mientras él sonreía. – Son bromas, no voy a decirte nada.

-¡Gael! –Grité enfadada cruzándome de brazos. –Vete a la mierda.

-Niña, esa boca. –Le enseñé la lengua antes de darle la espalda. –Vamos, Val. No te enfades...

-Claro que lo hago. Eres malo conmigo.

-Contigo y con todos. –Lo miré mal para oírlo reír de nuevo. –Mira, ya estamos llegando.

Le presté atención a lo que nos rodeaba para ver un gran edificio frente a nosotros.

-¿Es aquí?

-Ajá. –Fruncí el ceño en cuanto saludó al portero que había ante la entrada del parking subterráneo.

-¿Y qué se supone que hacemos aquí, Gael?

-Ya lo verás, Valentina. Ya lo verás. –Aparcó y enseguida me bajé mirando los demás coches aparcados a nuestro alrededor.

-Pues no lo entiendo... –Murmuré agarrándome a su brazo en cuanto rodeó el coche para acercarse a mi.

-Ahora lo entenderás, no seas impaciente. –Suspiré.

¿Qué se suponía que hacíamos aquí?

Las puertas del ascensor se abrieron y pronto subimos

-Pero antes debo ponerte esto. –Sacó una venda una vez que nos habíamos subido al ascensor.

-¿Qué? ¿Por qué? –Pregunté sin obtener respuesta mientras que él se disponía a taparme los ojos.

-Esto lo hace más interesante. Enseguida te lo quito. –El ascensor se puso en marcha mientras que yo me mantenía allí de pie a la espera.

Todavía estaba dándole vueltas al porqué estábamos en un edificio, y lo que era más raro, ¿por qué me recordaba a un edificio de empresa? O sea, ¿qué sentido tenía que fuese así? 

-Y... Ya estamos.

-Genial... –Murmuré con ansias de que me quitara la venda ya.

-¿Lista?

-¿Para qué? Si no se con lo que me voy a encontrar, ¿cómo voy a estar preparada?

-Por Dios, Valen. –Lo oí resoplar mientras que la luz volvía a mis ojos.

-Anda, que me quedo ciega... – Comenté antes de fijarme en aquella espectacular vista que había frente a nosotros. –Vaya... Esto es impresionante...

-Sí... –Rodeó mi cintura con sus brazos para apoyar la cabeza en mi hombro.  – Sabía que te gustaría.

Sonreí sin apartar la vista de la ciudad iluminada por todas aquellas luces provenientes de diferentes edificios y locales.

-Sabes que pronto cumpliré los dieciocho...

-Sí, y las puertas de mi casa ya llevan unos cuantos meses abiertas a la espera...

-Pues deberías cerrarlas si no quieres que entren a robarte.

-Ja, ja. –Reí girándome para rodearle el cuello con mis brazos.

-No te enfades, era solo una broma. –Lo imité mientras que él me miraba mal haciéndome reír. –¿Qué? Es lo mismo que haces conmigo. ¿Ves como molesta?

-Pues jala de esta. –Abrí bien los ojos mientras que él comenzaba a reír a carcajadas. –¿No querías bromas? Pues toma bromas.

-Que malo eres, Gael. ¿En el trabajo también eres así?

-En el trabajo me modero, Val. ¿Cómo crees que le soltaré a tu padre algo tan descarado?

-Ya me extrañaba a mí... –Volvió a enroscar mis manos al rededor de su cuello rodeándome él por la cintura.

-En fin, dejamos las bromas a parte ahora, ¿verdad?

-Por supuesto. Quiero que cenemos en tranquilidad. ¿Puede ser?

-Sí, claro. Como ya dije, fuera las bromas hasta mañana. –Asentí sonriendo para acercarme a besar sus labios.

-Hmm... Mañana tienes que llevarme temprano a casa para coger la ropa de ballet.

-Lenna me dijo que te la llevaría.

-¿Ah, sí? Creí que irían más tarde aprovechando que no me quedaría allí. –Se encogió de hombros inclinándose para besarme.

-Te quiero.

-Y yo a ti, a pesar de todas esas absurdas bromas tuyas.

Nos sonreímos mutuamente antes de seguir besándonos dulcemente bajo la luz de la luna.

¿Quién dijo que los sueños no se hacían realidad?  {NDN#3}Where stories live. Discover now