Capítulo 8

2.2K 169 0
                                    

GAEL

-¿Qué te parece ir ahora a por un helado?

-¡Genial! –Gritó ella apartando nuestros vasos para darme la mano. – Entonces voy al baño, y vuelvo. Dejó un beso en mis labios antes de dirigirse al interior de la cafetería.

Hoy había quedado con Sarah después de hacía mucho tiempo.

Nuestra relación... Digamos que éramos amigos con derecho desde que la conocía en el instituto.

Saqué la cartera para dejar algo de propina sobre la mesa antes de oír una risa muy conocida para mis oídos.

Levanté la cabeza descubriendo a Valentina junto al chico que le había regalado aquella pulsera en su cumpleaños.

¿Qué hacía con él?

Caminé hacia ellos carraspeando a sus espaldas queriendo llamar la atención. 

-¿Gael? –Preguntó primero confundida antes de sonreír por un momento. Un momento que duró muy poco. ¿Qué haces aquí?

-Puedo preguntarte lo mismo. –Dije dejando de mirarla para ver al chico. –¿Y tú? ¿Quién eres?

-Es Kurt. Ya lo conoces.

-¿Y él no tiene boca?

-Sí, sí que tengo. –Dijo el chico por primera vez. –Y yo sí que te conozco. Eres el amigo del hermano mayor de Valentina.

-Mejor amigo. –Corregí cruzándome de brazos. –Conozco a esta niña desde los cinco años.

-No soy ninguna niña, Gael.

-Lo sigues siendo hasta los dieciocho, Valen. ¿Tus padres saben que estás aquí? –Miré al chico. –¿Con este?

-¿Qué? –Me miró más que sorprendida. –Eso a ti no te interesa.

-Claro que sí. Es más... –Saqué el móvil del bolsillo. –Llamaré yo mismo a tu casa para ver...

-¡No! –Sonreí satisfecho por mi cometido. Te pillé, renacuaja. –No hagas eso, por favor...

-Eso significa entonces que no lo saben.

-¿Pero de que va este tío? Que yo sepa, no tienes ningún poder sobre ella.

-Y que yo sepa, nadie te ha dado vela en este entierro. –Dije mirándolo mal.

-¡Gael!La que faltaba. Creí que me esperarías en la mesa.

-Vámonos, Kurt.

-Eh, estate quieta ahí. –Dije antes de que siguieran caminando. Me giré hacia Sarah. –Sé que te prometí un helado, Sarah, pero tengo que llevar a esta niña a su casa...

-¡Que no soy una niña! –Gritó Valentina frustrada. –Vamos.

-¡Que no, joder! –Dije y pronto me dí cuenta de que había sonado mucho más alto de lo que pretendía. –Lo siento, Val, pero voy a llevarte a casa te guste o no.

-Vale...

-Bien, despídete de tu amigo en lo que yo hablo con Sarah.

¿Quién dijo que los sueños no se hacían realidad?  {NDN#3}Where stories live. Discover now