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Desde hace años estaba la costumbre de que toda la familia real de un clan debía asistir a los eventos, festividades y reuniones a los que eran invitados y/o tenían la obligación de ir.

Por supuesto que Jungkook no estaba de acuerdo con eso.

Porque mientras Deiji terminaba de vestirlo, el príncipe se estaba cuestionando la razón de su existencia. La mueca de fastidio no pasó desapercibida por la omega, la cual soltó una risita al verlo tan disconforme.

-Príncipe, se ve muy bien.

-Gracias Deiji-ssi- y Jungkook sabía que era cierto, podía ser distraído a veces, pero no ciego. Porque con aquella vestimenta de suéter cuello tortuga negro, pantalones de vestir y una gabardina del mismo color (al igual que los zapatos) lograría lo que su madre quería: llamar la atención de los alfas (a pesar de que el color negro no era tan llamativo como un amarillo, verde o naranja).

-¿Puedo saber por qué la cara larga alteza?

-No quiero ir.

La omega hizo una mueca. Pues no podía hacer nada en ese caso.

-Lo siento, pero no puedo ayudarlo con eso.

-¿Cómo que no?- Jungkook la miró con el ceño fruncido mientras ella le colocaba el collar con la piedra amatista-. Se supone que eres algo así como mi séquito, con la diferencia de que no me acompañas a las ceremonias, para tu buena suerte.

-Si lo ayudo escapar la luna colgaría mi cabeza para que todos los clanes la vean.

-No permitiría tal cosa.

-Alegrese alteza, el príncipe Park estará con usted- sacudió sus hombros con cariño y luego le sonrió bonito-. Además, escuché que el heredero Kim Seokjin-ssi también estará.

Jungkook la miró incrédulo. ¿Cómo era posible que el personal se enterara de esas cosas más rápido que los altos mandos? Joder, iba a implementar a su rutina la charla con los empleados que al parecer estaban más al día que él.

Deiji murmuró un lo siento cuando elevó aquel frasquito transparente con ese olor que Jungkook tanto detestaba. Asintió respirando hondo y cerró los ojos dejando que la esencia de las copulinas lo llenara por completo opacado su olor natural a frutos rojos.

-No le diré que ojalá consiga muchos alfas porque sé que no quiere eso- se tomó el atrevimiento de sentarse en el divan blanco y observar al príncipe Jeon de pies a cabeza. Se veía bastante bien, y estaba segura de que si él no fuera omega, ella hubiera caído rendida a sus pies-. Así que espero se divierta alteza.

-Gracias, supongo.

-¡Jungkook, es hora de irnos!

El omega se quejó bajito cuando escuchó el llamado del mal, o sea su madre, y se despidió de Deiji antes de salir de la habitación. Bajó las escaleras con la mirada de algunos guardias alfas sobre él. Jungkook sabía lo que ellos pensaban y no decían, todos los alfas eran iguales.

Excepto Taehyung.

Exactamente, exceptuando a Taehyu...¡¿Por qué estaba pensando en él en ese momento? ¿Qué estaba mal con su mente? Aish.

La luna Jeon sonrió en grande cuando vio a su hijo vestido de esa manera, y sonrió aún más cuando olió las flores copulinas en él.

-Te ves precioso cariño- halagó agarrando el rostro de su hijo entre sus manos y notando así el leve maquillaje de tonos oscuros que llevaba puesto-. Los alfas caerán a tus pies apenas te vean.

-Mamá...no empieces.

-Bueno, bueno. ¿Yo qué culpa de tener un hijo tan hermoso?

-Debemos irnos- habló el líder Jeon mirando su reloj-. La celebración de la familia Jang empezará en una hora.

UNTOUCHABLE | ᴋᴛʜ-ᴊᴊᴋWhere stories live. Discover now