Extra

1.1K 71 7
                                    


Hoy hace dos añitos que empezamos a escribir esta historia así que como regalo quería traeros un poco más de contenido sobre nuestro magnate y nuestra periodista favoritos 💖

¡Gracias por estar aquí!

✨✨✨✨

Erick Colón

Aclaré mi garganta una vez más a la espera de alguna palabra, pero lo único que recibí fueron miradas incrédulas. No iba a repetir lo que había dicho, lo tenía muy claro, al igual que tampoco iba a cambiar de opinión por mucho que me mirasen de esa manera.

Yo ya había decidido, solo faltaba que apoyasen mi decisión.

Si no la apoyaban me daría igual, desde luego, ella me importaba más que todo lo demás, pero si podía elegir iba a preferir la opción en donde mis padres la aceptaban.

—Una periodista —repitió mi madre, negando ligeramente con la cabeza.

—Has caído muy bajo, hijo —murmuró mi padre con decepción—. La gente de su estilo solo quiere aprovecharse. Pongo las manos al fuego a que solo está contigo para impulsar su carrera, para sacarte alguna exclusiva a ti y ya puestos a la gente que te rodea, solo busca beneficiarse.

Tomé aire, tratando de controlarme.

Si, había oído eso antes y es por eso que estaba preparado para refutar con mis propios argumentos. Aunque una cosa era oírsela a un par de imbéciles que opinaban por opinar y otra muy diferente era escuchar a mis padres.

Estaba decepcionado, sinceramente.

—Si no es ella entonces no es ninguna —solté, sosteniéndole la mirada.

—Todos cometemos errores cuando somos jóvenes, la diferencia es que tú tienes una imagen pública y una reputación importante que mantener —parecía estar regañándome, pero no iba a llorar, no cuando sabía que no tenía razón esta vez—. Si quieres echarlo todo a perder por una chica que está buena es tu problema, ya te lamentarás más tarde.

—El único que va a lamentarse serás tú —escupí, asqueado de que mi propio padre estuviera diciéndome eso.

El mismo padre que tantas lecciones de vida me había dado a lo largo de estes años. El mismo padre que me apoyó en todas mis decisiones y se alegró de mis logros. El mismo que había estado ahí en lo bueno y en lo malo, que me levantaba cada vez que tropezaba en el camino y que me impulsaba para seguir adelante.

El mismo que estaba ahora insinuando que Leilany sólo era un cuerpo caliente con el que pasar las noches.

—No os merecéis conocerla, ella es demasiado para vosotros —di por finalizada la conversación en cuanto me levanté.

La casa de mis padres era más pequeña que la mía, me había criado ahí y tenía muy buenos recuerdos, pero en cuanto dispuse de dinero para irme fue lo primero que hice. En momentos como este es donde me daba cuenta de que había tomado la decisión correcta.

Dejé a un lado la nostalgia, los recuerdos, todo lo que pudiera transmitirme emociones positivas. Estaba cabreado. O mejor dicho, decepcionado, que era una sensación peor. Las decepciones siempre duelen más porque te esperas algo de otra persona y te ofrece lo contrario, te dejan vacío, con el estómago encogido y la mente en blanco.

Las decepciones duelen, pero abren los ojos. Te hacen darte cuenta de que la realidad no se trata de esperar, sino de aceptar. De que no puedes creer en las personas, porque hasta la familia engaña, los amigos traicionan y el amor tiene doble cara.

Magnate Colón Where stories live. Discover now