Capítulo 9

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Erick Colón

El toque de sus labios es delicioso bajo los míos, creo que podría acostumbrarme a esto sin ningún problema. Al separarnos, la veo relamerse los labios y bajar la mirada, sus mejillas están sonrojadas dándole un toque de ternura a su aspecto.

Yo no me arrepentía de nada y verdaderamente esperaba que ella tampoco.

Mi vista la abandona para fijarse en el exterior mediante el gran ventanal que hacía parte de una de las paredes de la cafetería.

-Oh, mierda. - maldigo al ver a varios periodistas en la entrada-.¿Confías en mí?

Ella frunce ligeramente el ceño, confusa ante mis palabras. Sin embargo, no tarda demasiado en darse cuenta de la situación.

-No debería... Pero si, confío en ti.

-Ven conmigo, preciosa. - me levanto y le extiendo mi mano, ella no duda en tomarla cuando también se pone en pie.

Podría ser muy sencillo abandonar el establecimiento por la puerta de atrás, pero bueno... ¿No querían una exclusiva? Pues aquí la tienen.

Noto a Leilany tensarse cuando abro la puerta, la atención de todos los allí presentes está puesta en nosotros sin saber muy bien que hacer, que decir o cómo actuar.

-Te voy a matar. - susurró ella, probablemente solo yo la escuchara pero me fue inevitable no reír.

-¡Señor Colón! ¿Podría brindarnos información sobre la chica que lo acompaña? - preguntó uno de los periodistas a la vez que extendía su micrófono hacia mí, sonreí al saber que todas esas cámaras estaban grabándome, necesitaba mantener la compostura y estar firme.

-Antes de nada, buenos días. - murmuré dando un leve asentimiento-. Ella es Leilany Silver, comparte profesión con todos ustedes.

-¿Leilany Silver no fue quien difundió la noticia sobre el Magnate Vélez y su prometida? - preguntó una nueva voz.

La mano de Leilany aprieta la mía, haciéndome saber que se siente incómoda.

Pero no, bonita, prometí que daría la cara por ti y eso mismo haré.

-Quiero dejar en claro que no ha tenido nada que ver, alguien más está usando su nombre para perjudicarla.

-¿Y estáis saliendo? - cuestionó el hombre que había formulado su pregunta hace minutos.

-Si, ahora mismo estamos saliendo de la cafetería, por ejemplo. - respondí burlón.

Era más que obvio que no se refería a ese tipo de salir, no le estaba dando la respuesta que él buscaba ni por asomo. Sin embargo, esto lo hace mucho más divertido todo.

Sin más, empezamos a caminar en dirección a mi auto y, a pesar de que nos siguen por varios metros, no hacemos caso a sus preguntas.

-Eso fue... Sofocante. - murmuró ella cuando volvimos a estar solos.

-Lo fue. - respondí brevemente.

Quería pasar más tiempo con ella, por supuesto que si... Sin embargo, en estos momentos debería de estar en mi empresa y ella probablemente debería de estar atendiendo a sus labores. Entiendo que el mundo no gira en torno a mi.

-Perdón por lo estúpida que sonará mi pregunta pero... ¿Que pasará ahora? - cuestiona con timidez.

-¿Qué quieres que pase, bonita?

-Yo no... No lo sé. - murmuró.

Arrugo mi nariz, no me esperaba esa respuesta. Era muy sencillo decir si quería algo conmigo, si quería que las cosas continuaran como hasta ahora o si ya no quería saber nada de mí.

-Solo tú tienes el poder de decidir lo que quieres o no quieres, Leilany. - murmuré antes de estacionar el auto frente a su casa-. Voy a estar conforme con lo que decidas.

-Yo no quiero hacer como si no nos conociéramos... Me has caído muy bien, a veces hasta me olvido que eres un Magnate. - murmura negando con la cabeza.

Sonrío, porque eso significa que estaba cómoda conmigo, que no le importaba realmente quien aparentaba ser.

Y sobre todo, porque la idea de no volver a verla me causaba dolor de cabeza.

-No haremos eso, te lo prometo.

-Pero bueno... Tal vez podamos actuar como si el día de hoy no existiera. - dice en voz baja, dejándome desconcertado-. No pongas esa cara, fuiste tú quien me besó.

-¿Te arrepientes? - cuestioné dolido. Ella quería olvidar el día de hoy únicamente por nuestro beso...

-¡Maldita sea, claro que no! - exclama negando con la cabeza-. Besar al Magnate Colón no es algo que pase todos los días.

-Pero podría...

-¿Qué me estás queriendo decir?

-Joder, Leilany, yo no puedo fingir que el día de hoy no existió. No puedo actuar como si nada después de haberte comido la boca. - dije mirándola-. Los besos en las mejillas se vuelven jodidamente dolorosos cuando nuestros labios ya se conocen.

Ella permanece en silencio, tal vez pensando en todo lo que acaba de decir. La veo soltar un suspiro y sacar el cinturón de seguridad, dispuesta a irse.

Trago saliva, pensando que todo lo que dije no sirvió de nada.

-Tienes razón. - dice sorprendiéndome. Y en vez de salir del auto, lo que hace es moverse para quedar sentada en mi regazo-. Sería una pena no aprovechar el momento.

Sus manos toman mi rostro y acaricia mis facciones por escasos segundos, lo siguiente que siento dejan de ser sus caricias para ser sus labios sobre los míos.

Mis manos van directas a su cintura para pegarla más a mi cuerpo, mentiría si dijera que esto no se sentía bien. Sus labios y los míos jugaban a ver quien conseguía dominar el beso, fui yo quien se rindió y le cedió el control. Besaba de una forma tan exquisita que no me importaría perder esa batalla todos los días.

Magnate Colón Where stories live. Discover now