Capítulo 13

2.5K 181 15
                                    


Erick Colón

Noto como Leilany vuelve a respirar con normalidad una vez que le entregan los resultados del análisis. No es difícil darse cuenta de que han salido negativos y por lo tanto no hay embarazo.

Si, es cierto que tan sólo tenemos diecinueve años... Pero a mí me gustaría tener hijos en algún momento de mi vida. Sé que hay muchas personas que les gustaría y no pueden, ya sea por motivos naturales o económicos. Nosotros sí podíamos, ahora solo faltaba que ella quisiera.

—¿Cómo te encuentras, bonita?

—Más tranquila. — admitió lo que yo ya sabía—. No quiero que te ofendas ni mucho menos, pero creo que no estamos en el momento de tener hijos.

—¿Eres de las que quiere esperar hasta el matrimonio para tener hijos?

—Maldita sea, ni siquiera sé si me gusta la idea del matrimonio...

Erick, no presiones.

Erick, no presiones.

Erick, no...

—A mí si me gustaría casarme y también tener hijos, dos o tres. — murmuro encogiéndome de hombros.

—Vaya, la tasa natalidad del país te lo agradecerá.

—¿Y tú no?

—¿Y yo por qué debería de hacerlo?

—Porque me gustaría que fueras tú la madre de mis hijos. — suelto.

Permanece en silencio, sin saber como responder a mis palabras.

Normal.

No todos los dices alguien te dice que quiere tener hijos contigo.

—No es el momento. — vuelve a decir negando con la cabeza—. ¿Podemos, por favor, volver?

¿Y qué tiene de especial ir a mi empresa si no puedo follarle en el escritorio de mi oficina?

—¿No quieres ir a otro lugar?

Ella me mira con confusión.

Hoy definitivamente no era nuestro mejor día.

—Tengo una reunión con Fiamma, pero si me dices que quieres pasar más tiempo conmigo la cancelo. — dije metiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón de vestir.

—¿Es cosa mía o te ves mucho con ella?

Oh, ¿esos son celos?

Tengo que morderme los labios para evitar reír.

—¿Huelo a celos?— me burlo.

—Oh no, tu olfato está fallando. — es rápida en decir.

—Yo creo que mi olfato está bastante bien, pero tú no quieres admitir que estás celosa.

—No estoy celosa...

—¿Pero? — pregunto al ver que no ha terminado su frase.

—Fiamma se casará con Joel el año que viene, no deberías de hacerle esa putada a tu amigo.

Oh mierda, ella cree que entre Fiamma y yo puede haber algo.

No, no, no...

No soy tan hijo de puta.

—Fiamma es mi mejor amiga. — me limito a decir—. Me pelee un par de veces con los magnates por defenderla a ella, sé que Joel y ella se aman, yo jamás me metería en medio.

—Bien, lo siento pero...

—No, nada de peros. — digo negando con la cabeza —. Iré a dejarte a casa, vamos.

Simplemente no podía hacer acusaciones de este tipo.

Una cosa era celarme y otra muy diferente insinuar que yo le estaba haciendo esto a uno de mis mejores amigos.

Había cosas que simplemente no podía dejar pasar.

Leilany dejó escapar un suspiro antes de ceder y adentrarse al auto, yo imito su acción y sin dirigirle la palabra empiezo a conducir en dirección a su casa.

Tal vez mi estado anímico no era el mejor y por eso terminé saltándome un par de semáforos en rojo. Sabía que estaba mal, saltarse las normas del tráfico nunca había sido mi tarea favorita.

Sin poder evitarlo miro de reojo a la chica que estaba sentada en el asiento de acompañante, no lo expresaba pero sabía que tenía miedo. Igual era momento de bajarle un poco a la velocidad...

En cuanto estaciono frente a su casa, lo primero que hace es quitarse el cinturón de seguridad y mirarme aterrada.

—En primer lugar, has sido un hijo de puta en la carrete... — empieza diciendo, pero yo ya he escuchado suficiente así que la interrumpo.

Pero lo hago de la mejor forma posible, poniendo una mano en su nuca y juntando mi boca con la suya.

—¿Fui un hijo de puta? — cuestiono sobre sus labios.

—Si. — responde entremedio de un jadeo.

—Tú también fuiste una hija de puta al insinuar esas cosas sobre mí. — dije mordiendo su labio inferior —. Y más cuando se trata de la chica de uno de mis mejores amigos.

—Lo sé, estuvo mal.

—¿Mal? — solté una risa sarcástica—. Leilany, por estas cosas odiaba a los periodistas... Porque no hacen más que suponer cosas que no son ciertas públicamente.

Y si, lo dije en pasado casi de forma automática.

"Odiaba" y no "odio"

Porque esta chiquilla que está frente a mí ha conseguido ser la excepción.

—Lo lamento. — dijo bajito.

—Sé que lo haces, pero me gustaría que me entendieras... Ponte en mi lugar por una maldita vez.

—Lo hago, Erick. — se limitó a decir— Ahora, si me lo permites...

—No. — digo firme—. No vas a irte ahora así sin más. No cuando tenemos más de una cuenta pendientes.

Esta noche se estrenaba la exclusiva, ¿no?

Tal vez deberíamos de celebrarlo.

Y no sólo eso, sino ir preparando a Leilany para la exclusiva que verdaderamente quiero darle yo al mundo.

Magnate Colón Where stories live. Discover now