Capítulo 18

2.5K 186 10
                                    


Leilany Silver

Me cuesta bajar de la nube de éxtasis en la que Erick me dejó, en estos momentos me importaba entre cero y nada la entrevista.

Nunca llegué a pensar que sería tan hábil con los dedos... Pero ahora que lo sé no voy a desaprovechar eso, ah.

—Futura estrella del periodismo. — dice Erick sonriendo —. Tus compañeros de profesión hablando maravillas de ti.

—En realidad hablan de la entrevista... Eso de que ningún periodista se haya podido acercar a ti juega a nuestro favor.

Él ríe mientras niega con la cabeza, en la pantalla de la televisión empiezan a aparecer imágenes "inéditas". Una de ellas es de nosotros dos besándonos en un restaurante, el siguiente vídeo es de nosotros dos saliendo del local el día que la prensa logró intercambiar un par de palabras con Erick.

Los rumores no tardaron en llegar y la conversación dio un giro inesperado. Ahora ya no se hablaba de la exclusiva sino de grandes barbaridades sobre mí.

—No los escuches. — es rápido en decir Erick—. No hagas caso a nada de lo que puede salir de sus bocas.

Una dolorosa mentira tras otra, así le bajan el ego a cualquiera.

Mencionan nuestra relación, la cual en esos días todavía no existía, y me desprecian totalmente. Una periodista y un Magnate no pegan, no cuando es obvio que la periodista está con él para sacarle beneficio a su trabajo.

J o d i d a   m i e r d a

—Hey, sabemos que eso no es verdad.— dice Erick apagando la televisión —. Que no te afecte.

—Erick, no estoy contigo para sacarte información. — digo rápidamente.

—Lo sé, amor. — dice sonriendo—. No hace falta que me lo digas.

—Pero...

—No, nada de peros, por razones como estas odio a la prensa... Siempre hay muerdas para decir y sino se las inventan. — dice rodeando los ojos—. Sabía que estas cosas podían pasar, no debí de tocarte hasta que la entrevista saliera a la luz.

—No digas estupideces...

—No son estupideces, Leilany, no puedo permitir que hablen mal de ti así como si nada...

¿Me puedo morir de amor?

Es que está para agarrar su rostro y comérselo a besos.

—No quiero que digas nada sobre... Nosotros. — dije señalándonos—. Al menos no por ahora, esto haría estallar el mundo.

—¿Y no te gustaría que el mundo estallara? — pregunta con una sonrisa maliciosa en los labios.

Al menos no se lo ha tomado a mal, pensé que se enojaría por mi propuesta.

—No ahora. — digo rápidamente—. No necesito más presión ahora mismo, al fin y al cabo, mi trabajo depende de ellos...

—Tu trabajo depende únicamente de ti, bonita. — dice alzando una de sus cejas—. En el momento que te vuelves un personaje público debes hacer oídos sordos a lo que te dicen, que seas periodista no va a cambiar nada.

—¿Tú crees? — arrugo mi nariz—. Yo no estoy tan segura...

—Y si no, recuerda que tu novio es un Magnate.— murmura divertido.

—¡No voy a aprovecharme de eso! — exclamo negando con la cabeza.

Él ríe antes de recostarse en el sofá y subirse sobre mí, sus labios empiezan a repartir besos por mi rostro.

Podría acostumbrarme a esto sin problema.

—Lo sé, bonita, lo sé. — susurra—. No voy a dejar que arruinen tu carrera, te lo dije una vez y te lo vuelvo a decir ahora.

Sus dientes atrapan mi labio inferior y lo desliza por estes.

—Tengo unos asuntos pendientes esta noche, ¿te apetece desayunar conmigo mañana?

—Eh... Si, no tengo nada mejor que hacer. — murmuro regalándole una sonrisa.

Erick imita mi acción mientras se levanta del sofá, yo me quedo en mi lugar observándolo.

No quiero que se vaya.

No quiero quedarme sola una vez más.

Él besa mis labios y se despide, y yo no hago nada para impedirle que se vaya. La soledad vuelve a invadirme, esta vez con más intensidad que nunca, porque sé que lo que está pasando en el exterior es más importante de lo que dice Erick.

Tal vez para él es algo sin importancia, pero sé que mi reputación ahora va de mal en peor. Las personas piensan que esa entrevista la conseguí por chuparle la polla al Magnate Colón.

Si supieran que eso lo hago ahora, después de haber hecho esa jodida entrevista...

Dejo escapar un suspiro frustrado mientras me levanto del sofá y subo al piso de arriba en dirección a la cama. Mi teléfono no ha dejado de vibrar en mi bolsillo así que cuando llego a mi habitación decido tomarlo para ver de que se trata.

—Necesito que busques tu maldito nombre en Google ahora mismo.— dijo mi jefe en cuanto atendí la llamada.

—¿Qué? Pero...

Antes de que pueda terminar la frase ya me ha colgado la llamada.

Genial, jefes así valen oro.

Ugh.

Hago lo que me pidió y me encuentro con diversos vídeos subidos hace tan solo minutos. En todos ellos aparece el Magnate Colón defendiéndome, diciendo que soy la mejor periodista que conoció en todos estos años como Magnate y que en todo momento fue una relación formal y profesional.

Oh, joder.

Quiero llorar de lo tanto que quiero a este hombre.

Magnate Colón Où les histoires vivent. Découvrez maintenant