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Hizo el último corte de tela con su afilada tijera. Lo llevó hasta su mesa de trabajo donde lo esperaba la máquina de coser. Se acomodó en la silla, colocó el corte de tela debajo de la aguja de la máquina y presionó el pedal, impulsaba la tela con ambas manos a medida que se formaba la costura.

Jungkook se había dedicado a coser toda la semana, llevando a la vida real los dibujos que había hecho los fines de semana anteriores. El suelo del estudio estaba lleno de retazos de tela, los cuales Clarice juntaba en una bolsa y los guardaba para ser reutilizados. En las paredes había dibujos pegados junto a muestras de tela.

Cortó el hilo restante con una tijera pequeña de metal y retiró la pieza de la mesa. Caminó hasta un maniquí y lo vistió con el elegante traje que acababa de confeccionar. Dió unos pasos hacia atrás, contempló su creación con una sonrisa satisfecha en el rostro.

Abrió las puertas del balcón y salió a respirar aire fresco. Posó ambas manos en la baranda y se dispuso a mirar el paisaje del centro por la noche. Era tranquilo, iluminado por unos pocos faroles. Todas las tiendas estaban cerradas y los gatos se paseaban por la peatonal. El clima era templado, con una leve brisa.
Clarice se acercó a él con una silla, se sentó a su lado contra la baranda.

Del interior de su saco, Jungkook sacó una caja de cigarros y un encendedor. Puso un cigarro entre sus labios y le tendió otro a su amiga. Ella lo sostuvo entre sus dedos índice y medio. Jungkook encendió el cigarro de Clarice y luego el suyo.

—Gracias —dijo ella soltando el humo. Jungkook asintió y exhaló.

—Hay algo que no te he contado —soltó Jungkook sacudiendo levemente su cigarro para que las cenizas cayeran.

—¿Sobre qué? —preguntó y volvió a llenar sus pulmones de humo.

—Sobre Jimin, el chico que baila en la calle...

—¿Qué tiene?

—Es huérfano, vive en un orfanato —dijo con la vista fija al frente, pensativo.

Clarice le dió otra calada a su cigarro, se cruzó de piernas escuchándolo con atención.

—Quiere irse —volvió a hablar Jungkook, pasó a recargar su peso contra la baranda inclinando su espalda hacia el frente—, planea vivir de bailar en la calle.

—Y tú tienes algo en mente —adivinó sacándose el cigarro de la boca. Jungkook volteó a mirarla, le dió una calada a su cigarro aumentando la expectativa.

—Quiero que sea uno de mis modelos para el desfile —anunció con una gran sonrisa en el rostro. Clarice levantó las cejas en sorpresa—. Imagínate esto: un desfile de modas común y corriente, los modelos van y vienen, los críticos sacan notas, la prensa bosteza... pero entonces ¡bam! Cambia la música y sale Jimin, el factor sorpresa, empieza su número de baile luciendo uno de mis diseños y el público se maravilla —dijo eso último alzando sus manos, como si estuviera viendo la escena frente a él—. La prensa lleva toda su atención a él, el mundo entero quiere saber quién es ese talentoso bailarín y quién fue el afortunado de vestirlo.

Clarice no pudo evitar soltar una risita enternecida, apagó su cigarro contra la suela de su zapato.

—Hana Lee va a quedar impresionada, eso sí.

—¿Impresionada? ¡Estupefacta! —le corrigió inflando su pecho.

Clarice volvió a reír.

—Hace tiempo que no te veo tan radiante —Cruzó sus piernas en el sentido contrario.

Jungkook sonrió, sabía que decía la verdad.

—Son tiempos mejores —le dió una última calada a su cigarro.

Clarice suspiró.

—¿Cuándo piensas reabrir la tienda? —soltó con delicadeza.

—Una cosa a la vez, Clarice —dijo dejando la colilla de su cigarro en el cenicero. Ella asintió, aceptando las palabras de Jungkook—. Mañana pienso hablar con Jimin y proponerle que sea mi modelo, espero que no le moleste que no pueda pagarle por el momento.

—¿Crees que le importe?

—Está juntando dinero para pagarse clases de baile, claro que va a importarle... —se puso de espaldas a la baranda y recargó su peso sobre sus antebrazos— Por otro lado, lo que le propongo es exposición, puede interesarle.

—Y vaya exposición...

Jungkook se adentró en el estudio y Clarice lo siguió con la silla entre sus manos. El joven cerró las puertas del balcón detrás de él y apagó el farol de afuera. La chica puso la silla frente al escritorio y acomodó la falda de su vestido.

—Ya es tarde, debería volver a mi casa —dijo ella.

—¿Te acompaño?

—No hace falta —negó haciendo un ademán con la mano. Caminó hasta la puerta del estudio y la abrió—. Suerte mañana.

—Gracias.

Clarice asintió y se fue por la puerta. Jungkook quedó solo en la habitación escuchando los pasos de su amiga bajando la escalera.

Miró hacia el maniquí que había vestido. Cuando los pasos se detuvieron y se escuchó la campanilla de la puerta de la tienda, se acercó a él. Tomó una manga del saco del traje entre sus dedos, sintiendo la textura de la tela. Lo ojeó de arriba a abajo: era perfecto para que Jimin se lo probara. Sonrió ante la idea.

Caminó hacia un perchero que había en una esquina del estudio. Allí habían tres diseños terminados envueltos en una bolsa, listos para que una modelo se los probara y pudiera ajustarle las medidas. Pasó su mano por el borde de las perchas, le faltaban ocho diseños y ya tendría la colección completa para el desfile. Tenía dos meses, no era imposible.

Se dirigió entonces a su habitación, allí se sacó la ropa y la dejó en una silla. Se acostó en su cama, se acomodó y cerró los ojos: el día siguiente sería un gran día.

*°•'°'•.*

soy conciente de que me tardé en actualizar y que el capítulo no está tan bueno, pero es necesario.

No se olviden de dejarme estrellitas que eso me motiva a seguir <3

Inspírame 🧵 [JiKookMin]Where stories live. Discover now