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Los brazos que lo envolvían eran temblorosos, el cuerpo que lo abrazaba estaba débil. Con cuidado, Jungkook apoyó una mano en la espalda del chico. Dudoso, le dio caricias por encima de la ropa. Jimin sollozaba y parecía que no iba a parar pronto. Jungkook miró alrededor, la gente que pasaba por ahí los miraba con caras de extrañeza que no le agradaron para nada. 

—Vamos adentro —habló el más alto. Jimin levantó la mirada, sorbiendo la nariz—, está frío.

Jungkook rodeó los hombros de Jimin con su brazo y lo guio dentro de la tienda. Jimin se limpió la nariz con la manga de su polera. Subieron las escaleras hasta llegar al oscuro estudio. Jimin estaba apenas calmado, pero en su rostro se notaba que sufría.

—Toma asiento, por favor —dijo ofreciéndole la silla de su escritorio. Jimin se sentó con la vista clavada en la nada. 

Jungkook se dirigió a la cocina y prendió la luz, apenas iluminando el estudio.

—¿Te gusta el whisky? 

Jimin se quedó pensativo por unos segundos, estaba en estado de shock. Soltó un suspiro entrecortado.

—Sí —respondió al fin con la voz temblorosa por el llanto, mirando al techo para no llorar.

Segundos más tarde, apareció Jungkook con dos vasos cortos llenos con un líquido del color del caramelo. Dejó uno en el escritorio, frente a Jimin, y el otro lo movió en círculos con su muñeca para dar un trago. No sabía qué decir. Jimin miró hacia el vaso, lo levantó. Miró la bebida con recelo, la olfateó para sentir como el aroma del alcohol llegaba como flechas a ese punto entre su nariz y su cerebro. Dio un gran sorbo, hizo una mueca de asco. Jungkook rió.

—Creí que te gustaba —dijo antes de tomar otro trago, con la vista fija en Jimin.

Jimin solo negó con la cabeza, entristecido, jugando con el borde del vaso. Jungkook lo miró con una sonrisa lastimera.

—¿Puedo preguntar qué fue lo que pasó?

—La señora Park... —empezó a decir, pero el nudo en su garganta lo interrumpió. Cerró los ojos frunciendo el ceño y se tapó la boca con la mano. Nuevas lágrimas salían de sus ojos.

Jungkook reaccionó al instante, dejó el vaso en la punta del escritorio y fue directo a abrazar a Jimin. Él posó su cabeza en su pecho al tiempo en que sus manos se aferraban a la bata de Jungkook. Jungkook posó una mano en la cabellera rubia del chico, intentando darle ánimos.

—Entraron a robar en el orfanato a mano armada en la madrugada —dijo con dificultad, sin ser soltado ni soltar a Jungkook—. Se llevaron todo, Jungkook. Todas las donaciones, todas las cosas de valor... todo —un quejido salió de los labios de Jimin entre el llanto— Me apuntaron con el arma y tuve que darles mis ahorros. Y la señora Park... ella se rehusó a darles la llave de la caja fuerte y... —ya no pudo seguir hablando.

—No... —musitó Jungkook, temiendo lo peor.

—Cuando se fueron, llamé a la ambulancia lo más rápido que pude —negó con la cabeza contra el pecho de Jungkook—, pero fue en vano. Para cuando llegó al hospital ya había perdido mucha sangre. Los médicos hicieron todo lo que pudieron por horas, pero ni siquiera así pudieron salvarle la vida.

—¿Y qué va a pasar con los niños? —preguntó Jungkook, preocupado.

Jimin suspiró en un doloroso hilo de tristeza, removió su rostro hasta apoyar su mejilla en el fuerte pecho de Jungkook.

—Suan los está cuidando —dijo como intentando calmarse, sorbió su nariz—, probablemente ella se encargue de los niños de ahora en adelante.

Inspírame 🧵 [JiKookMin]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon