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Eran las 8-am sábado, yo estaba muy cansada y no pensaba levantarme hasta tarde pero como cualquier día de mi vida, algo tenía que ocurrir para que me despertara y amaneciera de mal humor.

Empieza a sonar mi celular, pero lo escucho lejos, muy lejos, estoy más concentrada en mi sueño que en ese maldito celular que intenta despertarme. Helado de vainilla... Mucho helado;eso sueño; es delicioso... Amo el helado de vainilla.

Escucho un sonido proveniente de mi móvil, se escucha lejano.

Me despierto de mala gana y tomo mi celular de la mesita de al lado de mi cama y contesto aún un poco pérdida en ese sueño de helado de vainilla.

—¿Si?—respondo con un gran bostezo después.

—¡Amiga! Por fin contestas el celular, llevo media hora llamándote— contesta agitada mi amiga, ¿Para que me llamaba tan temprano?

—¿Que quieres tan temprano Amanda?— conteste con un tono claro de cansancio en mi voz.

—¿No te has olvidado, verdad?—esperó unos segundos mi respuesta pero al notar que no tenía intenciones de continuar siguió —rayos Melany, me prometiste que irías conmigo a desayunar en el café de siempre.

Oh, cierto.

—Hay amiga lo siento, tranquila, me preparo y voy enseguida— me disculpo ya levantando mi trasero de la cama para dirigirme al cuarto de baño.

—Ok, te espero. ¡No tardes!— y con eso cuelga la llamada.

Ya en el cuarto de baño, me tomo una ducha lo más rápido posible, me cepillo los dientes y me dirijo nuevamente a mi habitación.

—¿Que me pongo?, mmm....— murmuraba para mi misma, no soportaba elegir la ropa tan rápido.

»¡Ya se!—grite entusiasmada, pero rápidamente me tapé la boca con ambas manos, tal vez en casa si hayan personas que estén durmiendo a diferencia de mi.

Abro mi closet y escojo unos pantalones junto con una blusa blanca corta, acompañado de mis converses azules. Me recojo el cabello en una coleta alta y salgo rápido con mi teléfono para llamar a Amanda.

—¿Ya estas en camino?—oigo del otro lado del teléfono

—Amm...si, en la cafetería Las delicias, ¿Verdad?

—Si amiga, ya apurate por favor— ¡Que impaciente!

—Si— y cuelgo rápidamente para tomar mi bici para irme.

Si, no tengo auto, y es porque no quiero, la verdad me gusta mucho andar en bici es una manera muy entretenida de andar por la pequeña ciudad.

Luego de unos minutos ya me encontraba afuera de la cafetería donde nos veríamos Amanda y yo. Entro, no sin antes estacionar mi bici.

—Hola, por fin llegas, te estado esperando desde las siete y cuarenta de la mañana. ¡Que perezosa!— empieza mi amiga apenas me siento frente a ella.

—Es que tenía mucho sueño y se me olvidó por completo que hoy íbamos a desayunar aquí —excusando siempre, tenía que hacerlo, era parte de mí.

—Ok, ya. Vamos a pedir algo que muero de hambre

—Esta bien señora sin fondo, jajaja— bromeé, pero ella no se río, no le gustaba que le dijeran que comía mucho, no la culpo, a mi tampoco me gusta.

Llega un chico alto a nuestra mesa a tomar el pedido y WOW es muy atractivo, rubio, ojos azules, cabello corto y Bien peinado. Parece un chico tranquilo, pacífico. Me a dado buena impresión, «creo que necesito su número», gritaba mi subconsciente. En serio tenía que hablar con el, parecía el típico chico perfecto.

Chico Bueno Chico Malo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora