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Ese mensaje retumbaba en mi cabeza.Y ahí estaba, acostada desde que me tomé una ducha, envuelta en una toalla. No había dejado de pensar en ese mensaje de número desconocido. Retumbaba en mi cabeza como si de un martillo de tratase.

Perdí la noción del tiempo, y fue entonces cuando tomé en mis manos mi celular que pude distinguir que eran las siete con treinta de la tarde.¡Johnny me vendría a recoger dentro de media hora y aún estaba en toalla!.

Me paré rápidamente de la cama como un resorte y me apresure a ponerme ropa interior, opte por unas bragas negras y un sujetador a juego. De mi armario, saco un vestido de color a juego con mi ropa interior y me lo pongo. Un vestido pegado al cuerpo, que hacia distinguir mis curvas, no es que fueran exageradas, pero ahí estaban. A juego, unos zapatos de tacón color negro con algunas piedras brillosas del mismo color me acompañaban.

Modo oscura perras.

Cepillo mi cabello dejándolo liso y suave y me apresuro a tomar una crema de piel, la unto por mis piernas suavemente y tomo mi bolso, junto con dinero y mi celular.

Bajo las escaleras para encontrarme con mamá y Alex sentados en el sofá, posiblemente esperándome para cenar, pero yo ya tenía otros planes.

—Hija...te ves hermosa.— por alguna razón, no había sonrisa alguna en su rostro.

Mamá me miraba con un brillo en lo ojos. No es que pareciera una diosa, solo me arregle un poco. No había por que exagerar. Pero mamá es así, exagerada.

Pero no sonaba feliz, sonaba...

—Gracias mamá. — me aproximo a ella y la envuelvo en un tierno abrazo.

—Hermana...— Alex se para delante de mi y me besa la mejilla tiernamente. Hace unos días me ha expresado mucho cariño. Yo también te quiero Alex.— Te vez hermosa, pareces un ángel traído del cielo...— me recorre todo el cuerpo lentamente con la mirada.

—Hay hermanito, no hay que exagerar eh— le doy un beso en la frente( como puedo ya que es enorme) y continuo— tu también eres muy guapo.

Y por alguna razón se puso rojo. Alex había crecido y desarrollado mucho en estos últimos dos años. Era la verdad, era un chico guapo, pelo un tanto largo, ojos hazel al igual que yo, y una sonrisa que alegraba a todo aquel que lo mirase.

Mi teléfono vibra y una melodía resuena por todo el lugar, me fijo. Era una llamada de Johnny.

—Oh, ya me tengo que ir familia, nos vemos luego.

—¿Tienes una cita?— pregunta Alex con un tono de voz un tanto..¿molesto?.

—No...es solo...una platica entre mi jefe y yo, nada más Alex. ¿Por que la pregunta?— pregunto confusa.

—Bueno, debo conocer al afortunado que sera tu novio. ¿No es así hermanita?— se le veía tenso.

—Hay ya Alex, deja de decir estupideces.

Y con eso salí de la casa, no enojada, sino confusa. ¿Por que tanto interés por parte de Alex?. Bueno...lo que importaba ahora era que debía salir y ya.

Johnny me esperaba recostado a su lujoso auto radiante, como siempre. No andaba de traje, solo unos pantalones y una camisa negra, y mira que se le veía jodidamente bien, todo en el se veía bien.

Que le vas a babear los zapatos chica.

—Hola Johnny— apenas me acerque su delicioso perfume inundó mi nariz,  provocando en mí miles de sensaciones. Era tan embriagador.

El era embriagador.

—Oh...Melany estas...— me miró de pies a cabezas con una mirada de sorprendido y tal vez travieso. Tomo mi mano y la beso con gentilesa— estas hermosa, digna de una foto para enmarcar y ponerla en mi oficina.

Me puso los pelos de punta.

—Gracias Johnny. — menos mal que me ice una depilación completa.

Mierda no.

No ¿En que mierda piensas Melany?. Tranquiliza tus hormonas, unos dos, unos dos. Respira.

Con gran caballerosidad, Johnny abre la puerta del auto que da al copiloto y me abre paso para sentarme. Ya sentada, rodea el auto y entra para echar a andar el motor.

Todo en silencio, un silencio cómodo que ninguno de los dos se atrevía a romper. Pero yo no quería estar callada todo el camino, así que tomo la iniciativa y empecé a hablar.

—Oye Johnny.— le llamé.

—¿Si?.

Ni siquiera sabía que preguntarle solo quería romper el silencio, que a pesar de no ser incómodo, no quería que reinara. Así que sería buena idea preguntarle la edad, mataba dos pájaros de un tiro.

—¿Que edad tienes?.

—Treinta años.

—Woa, solo me llevas 5 años. Pensaba que eras mayor.— digo impresionada.

Me dirigió una mirada fugas volviendo la vista al frente para no matarnos y prosiguió a hablar.

—¿Me veo viejo?— suspira y sigue— ¿Es eso?.

¿Viejo? ¿Es una jodida broma? Te ves de revista, cuerpo de infarto y cara de ensueño. ¿En serio crees que te ves viejo?.

—No, te ves muy sexy y bien es solo...— y frenó en seco, me miro con sorpresa, intriga y diría que me devoraba con la mirada.

—¿Sexy?, ¿quieres saber quién es sexy aquí?.

Sentí mi garganta seca en ese momento.

No estoy segura si quería la respuesta. Mis manos sudaban y temblaban como si fuese el fin del mundo o estuviese en una película de terror.

—Yo...

—Tu eres sexy— soltó sin más. Me dejó sin palabras y con una cara más roja que un mismisimo tomate.— eres jodidamente hermosa, tu pelo, tus labios, tus ojos, todo tu es hermosa.

Sus palabras me sonaban familiares, pero.. ¿de donde?

Y me dejo sin palabras, no contestó, no tenía el mínimo valor para hacerlo. Mis manos estaban tan frías que parecían las de un muerto. El me devoraba con la mirada y hecho a arrancar el auto nuevamente. Estaba sin palabras, me había confesado directamente que era hermosa. No sabía como reaccionar a eso, alguna que otras veces se me habían confesado pero nunca así, tan directo, sin rodeos, sin ser discreto. Con el era diferente, apenas cuando me empezó a decir tales palabras se me había ido el aliento, el era el único que había logrado eso en mi. Y me gustaba.

¿Y tu hermano que?

No es lo mismo, supongo.

Y sin darme cuenta ya el coche estaba estacionado, estábamos en un lugar lleno de árboles. Definitivamente no era la pizzería donde se supone que iríamos. Solo había una mesa, dos sillas, dos copas, una botella de vino, y ¿Pizza?. Dos cajas de pizzas yacían en la mesa.

—¿Y todo esto?— pregunto.

—¿No íbamos a comer pizza?.

—Si...— respondo con duda.

—Pues quería hacer un escenario más privado para nosotros.— tomó un poco de aire y continuó — ¿No te gusta?.

— Si si, es lindisimo, solo que no me lo esperaba.

—Bueno, sientate.— indicó

Era hermoso, esta vista, todo lo que había preparado.

Pero tenía una mala sensación.

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Capítulo editado ✅

Chico Bueno Chico Malo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora