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Ya el almuerzo estaba preparado. Alex y yo servimos la mesa mientras que mamá estaba ya sentada en su silla. Todo olía muy bien, había que admitir que Alex tenía unos dotes para cocinar impresionantes, bueno...aprendió de la mejor, mamá.

—Esto tiene un olor delicioso hijo.

—Gracias mamá. —decía Alex.— y tu, hermana, prueba mis chuletas de cerdo, veras que no te podrás resistir.

—Vamos a ver...

Con el cuchillo, pico un trozo de carne y lo pincho con el tenedor para llevarlo a mi boca. Era delicioso, me permití cerrar los ojos para sentir más a fondo su sabor, miles de combinaciones en mi boca. Alex tenía razón, nadie se podía resistir a su maravillosas chuletas, tenían un sabor magnífico.

—Mmm...que rico...— dije impregnada de loa sabores.

—Te lo dije hermana, mis chuletas son las mejores. Y no solo eso...— dijo coqueto.

—¡Alex!— decía mamá.— que cosas dices.

Nos miramos entre los tres y no pudimos resistirnos. Nos echamos a reír, no se mi hermano o mi mamá, pero yo tenía dolor en el estómago de tanto reír.

Después de un rato compartiendo, charlando entre los tres, mamá dijo que iría a su habitación. Raro, ella nunca dejaba las losas sucias. Ya eran las dos de la tarde y Alex y yo teníamos que preparar las maletas, (cosa innecesaria) así que yo lavaría los trastes, mientras el prepara su maleta.

—Iré a lavar los trastes. Tu ve a tu habitación si quieres Alex.

—¿No quieres que te ayude?— pregunta.

—No, no hace falta. Ve y prepara tu maleta.

—Esta bien...— me mira ceñudo.

¡Obvio! Es muy rápido para hacer la maleta!

Alex subía las escaleras de camino a su habitación y yo lavaba los trastes. Al terminar iba a subir a mi habitación a preparar la maleta, cuando mi celular que estaba arriba de la barra en la cocina empezó a sonar.

Era una llamada entrante de Johnny.

¿Que quería el ahora?. Yo prometí no hablarle más...y... ¿Si quería que volviera a trabajar para él? No lo haría, puede que necesitara el trabajo. Pero después de haberme despedido sin ninguna razón aparente, no volvería como si nada hubiera pasado. Me di el favor de responder, no podía ser descortés.

—¿Si?

—Melany....perdón por como te trate el día que te despedí.— fue lo primero que escuché de su parte

Oh, idiota, gracias por hacerme recordar ¡Estúpido!.

—Como sea, adiós. —estaba a punto de colgar, cuando volvió a hablar.

—Espera, puedes dejarme explicarte el porque lo ice.— dijo, sonaba desesperado.

—No, no quiero saberlo. No me importa, adiós.

Colgué, no deseaba seguir hablando con el, no después de haberme despedido así como así por teléfono. Tomo un respiro y sube las escaleras para ir a mi habitación. Ya allí abro mi armario y tomo mi maleta color rosa con pegatinas de calaveras de abajo de la cama, vaya que era una combinación muy.... Jajaj cursi-malvada. La pongo encima de mi cama y me dirijo a mi armario para elegir que llevar, sólo sería una semana.

Como íbamos a la playa, empaque faldas cortas y shorts. También blusas cortas y trajes de baño, junto a una toalla. Sandalias, unos tacones y un vestido elegante, por si íbamos a alguna fiesta. Un sombrerito y gafas de sol y protector solar. Maquillaje no llevo, porque se que Amanda llevará de más, ella siempre anda bien maquillada, a diferencia de mi que ni me maquillo.

Chico Bueno Chico Malo ©Where stories live. Discover now