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Dios, por dentro era aún más hermoso que por fuera. Un sin fin de oficinas separadas solamente por cristales estaban frente a mis narices. Al final de toda aquella hilera de oficinas, se notaba a ver una aún más grande con cortinas azul oscuro tapando toda vista que intentase husmear lo que estuviera allá adentro.

—Espera aquí Melany, intenta conocer al personal. Debo hacer algo antes de que entres a tu oficina.

—Lo que diga señor Depp— Depp me miraba con una mirada un poco triste y decepcionada a lo que me retracto  rápidamente de mis palabras y le respondo— quiero decir, esta bien, me avisas Johnny.

—Así esta mejor— me da una sonrisa tierna y se pierde a su oficina, mientras tanto yo intentaba mezclarme.

Mientras tanto Johnny:

—¿Si?—escuché del otro lado de la línea.

—Soy yo, el señor Depp, necesito una silla giratoria para mi secretaria. Ahora.

—Pero señor...— intentó quejarse.

—Pero nada, ¡Ahora mismo una maldita silla giratoria o quedas despedido!

Y con eso colgué, me caía muy mal esas personas que ponen un "pero" para todo. Si su Jefe les pedía algo, su deber es hacer lo que se le indicaban. Yo quería que ella estuviera cómoda, quería que estuviera a gusto con su trabajo y conmigo.

Tu sabes muy bien porqué Johnny, no te olvides que...

Devuelta con Melany:

—H-hola, soy la nueva secre...— a quien engaño, nadie me quería escuchar. Solo mencionar por primera vez que sería la nueva secretaria de Johnny y me ignoraban.

Podía escuchar sus murmullos como "seguro ya se acostó con el", "parece una babosa", "no es nada linda, amiga". No es que me dolieran, porque no las conocía, sus palabras no tenían ninguna importancia en mi.

En eso, veo que Johnny viene acercándose a mi con una mirada tierna y una sonrisa digna de admirar el día entero y capaz de alumbrar todo aquello que fuera oscuro. Tener un efecto magnético en las miradas de todo aquel que pasara por su lado.

—Ya puedes ir a tu oficina señorita Melany— toma mi mano y la besa gentilmente.

—Ya puedes ir a tu oficina señorita Melany— toma mi mano y la besa gentilmente

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—Oh, gracias Johnny.— sentí mis mejillas arder.

—¿Vamos?— me estrecha su mano muy caballerosamente.

—Eh.. claro— la tomo y vamos caminando juntos a mi oficina. Todas las miradas se dirigían a nosotros, no me importaba. Unas me miraban con sorpresa, otras con asco o desprecio, otras ni me hacían caso. Pero yo, yo no quería llamar la atención, solo vine aquí a trabajar, pero si Johnny desea mi amistad, la tendrá.

Al llegar me muestra una puerta al lado de su oficina. Una oficina un tanto más pequeña que la de él ahí se encontraba. Pero a diferencia que, un cristal las separaba. Se podía ver a través de él todo lo de la otra oficina a diferencia de la vista de afuera. Sencilla, hojas en blanco, precinta, bolígrafos, carpetas, un monitor y una...no puede ser ¡Una silla giratoria!

—¡Una silla giratoria!— chillé  corriendo hacia esta para sentarme y dar tantas vueltas hasta marearme.— pensé que solo la tenían los jefes.

—Y así es...—Johnny trago saliva y un tanto nervioso siguió — la elegí para ti. Como me dijiste que querías una silla giratoria, pensaba que era buena idea que tuvieras una...

—¡¡Gracias gracias gracias!!—me abalanzo hacía el y le doy un gran abrazo y el lo corresponde con un poco sorpresa pero luego se relaja y me abraza más tiernamente.

No se cuanto paso, cuanto tiempo nos la pasamos abrazados, inhalando ese delicioso perfume que siempre le acompañaba.¿Segundos? ¿minutos?, ¿acaso importa?, se sentía jodidamente bien. Pero nada es eterno así que di por terminado el abrazo apartándome de el torpemente.

—Lo-lo siento, no debí hacer eso Jefe.—dije en un tartamudeo, agachando la cabeza.

—No pasa nada fue la emoción.

Si claro, fue lo bien que hueles y lo bien que se siente estar en tus brazos.

—Y...— casi al terminar la frase paro, pero luego de un gran suspiro continuó — Yo también lo disfruté Melany...

Y con eso salió de la oficina dejándome pensativa. De verdad que..¿le había gustado mi abrazo?

Quise tomarle de la mano y decirle;  a mi también me gustó abrazarte Johnny.

Pero no podía hacerlo, no me correspondía.

Luego de un rato familiarizado con todo lo que debía hacer a partir de aquel día, una llamada llego y la verdad ni sabía cono debía responder.

—Secretaria del señor Depp  ¿Desea algo?.— digo formalmente.

Bien Melany, muy bien.

—Soy yo tranquila.— susurró su voz varonil.

—Oh, Johnny que tal.—¿En serio? Que tal. Pregunta tonta.

—Oh, yo muy bien y tu. ¿Que tal tu primer día?— me sentía avergonzada de que Johnny siguiera toda mis ridiculez.

La verdad Johnny no era para nada como yo imagine que sería. Es amable, tratable, da gusto estar a su lado, tiene un agradable perfume y es muy bueno tratando a las personas.

—Bien, ya he terminado con el papeleo que me habías dejado en mi escritorio.— contesté.

—Que bien, ven un momento por favor.

—En seguida Johnny.

Y luego de eso colgó, tomo mi agenda y mi bolígrafo y me dirijo a su oficina muy animadamente. Al llegar toco primero y al ver que todo era silencio abrí la puerta para encontrarlo sentado en su silla. Por primera vez entraba a su oficina, una de las muchas que lo aré próximamente.

—Sientate por favor, Melany.

—Claro Johnny.— mirada de tonta, esa era la mirada que tenía en ese momento. Dios que vergüenza, sentía como mis mejillas empezaban a arder. Ni siquiera se porqué me sentía tan nerviosa.

—Debo decirte algo de suma importancia. — su cara era neutra, me empezaba a preocupar.

—Oh claro, diga.

Se enderezó en su asiento, toma una gran bocanada de aire y deja salir una sonora carcajada. ¿Que? ¿Tenía algo en la cara?

—Acercarte. —con cuidado de que no hubiera nadie atrás que mirará mis bragas al inclinarme hacia delante me estire sobre su escritorio para escuchar.

El acerca su boca a mi oído.
Mi piel se pone de gallina al sentir su aliento chocando contra esa parte de mi cuerpo. Cerré mis ojos, ni siquiera se por qué. No es que me fuera a besar hay mismo.

—Me debes una pizza. ¿Recuerdas?— susurra contra mi oído. Dios Melany, que tonta. Obvio era para decirte algo.

—Claro...—ahora soy yo la que se acerca a el casi pegado mi boca contra su oído, susurré intentando sonar sensual— en la noche, que le parece señor Depp.

Y con eso me pare del asiento y me fui a mi oficina, dios si que esto era lo último. Estaba jodidamente exaltada, ¿Le había invitado a comer pizza?. Buen paso Melany, buen paso.

Espera ¿que?

¿Como que ha comer pizza?

Esto tenía que ser una jodida broma, no estaba preparada.

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Capítulo editado ✅

Chico Bueno Chico Malo ©حيث تعيش القصص. اكتشف الآن