Epílogo

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El patio trasero de la casa estaba hermoso: mesas y sillas blancas, globos blancos y flores por todos lados. Desde la ventana de mi habitación se podía observar todo muy bien mientras me ayudaban con el peinado.

—Lista.— anunció Celeste detrás de mí.— Vamos, no quieres que el día de tu boda se arruine.

Tome una gran respiración y agarré el ramo de rosas blancas en mis manos temblorosas, estaba muy nerviosa. Celeste, mi ahora nueva amiga, me había ayudado y apoyado mucho.

Baje las escaleras y me dirigí al patio trasero donde la música de boda empezó a sonar y avancé hasta llegar al altar. Alex y Johnny estaban hermosos con sus trajes blancos y una flor en sus bolsillos.

—Bien.— un chico joven de unos dieciocho años empezó a hablar. — ¿Oye simplemente no se pueden besar y ya?

Alex y Johnny los miraron con una mirada clara de que si no continuaba lo iban a asesinar. Literalmente. El chico siguió hablando y yo solo dije acepto y ellos también y ni siquiera sabía que había dicho el pobre chico. Porque estaba mirando atentamente y ellos me miraba a mi con una sonrisa tan genuina como la mía.

Nos veíamos como unos tontos enamorados.

—Ejem.— el chico carraspeo.— los anillos.

Tomé la mano de Johnny y le puse el anillo al igual que él a mi. Alex me puso también un anillo y yo igual a él. Juraría que estaba a punto de llorar de la emoción

Los sentimientos en mi interior estaban mezclados y la alegría me hizo derramar una que otra lágrima de felicidad.

— Y los novios pueden besar a la novia.— mencionó algo incómodo el chico.

Alex y Johnny se acercaron a mi y los tres nos besamos con pasión, exponiendo todo el sentimiento que sentíamos. Claro, tuvimos que parar pues los invitados nos miraban atentamente y no queríamos que nos vieran besuqueandonos a los tres.

Celeste se acerco a mi y me dio un gran abrazo, al igual con, ahora, mis esposos. Las chicas se pusieron detrás de mi y entendí perfectamente. Conté desde tres hacía atrás y arrojé el ramo de flores por los aires y, para mi sorpresa, lo agarró nada más y nada menos que: Pedro, un chico homosexual. Todos empezaron a felicitarlo y a sonreír. Sentí que una mano me apretaba una parte de mi trasero y otra la otra parte. Al girar sobre mis pies, Alex y Johnny se hacían los distraídos, me acerqué a ellos para verlos detenidamente; tenía a los esposos más hermosos del mundo.

Les di un pequeño beso a los dos.

—Que ganas de estar en la Luna de Miel. —me susurró Johnny al oído.

—Oh, sí. — Aseguró Alex en mi otro oído, pasando su legua por debajo de éste.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Entonces se escuchó un disparo y nos separamos casi instantáneamente. El chico de dieciocho años que nos había casado, estaba en el suelo con un charco de sangre a su alrededor. Miré por todos lados y encontré a una persona temblorosa con un arma acercándose.

Pero no era cualquier persona.

—¿Amanda?— pregunté incrédula.

—¡Yo te amaba!— gritó.

—¿Que?— pregunté sin entender nada.

— ¿Sabes qué? Sigue tu vida, la que debería morir soy yo.— mencionó — tantas veces estuve a tu lado y nunca te diste cuenta de mi interés por ti. — lágrimas descendían de sus ojos— pero tranquila, no sabrás más de mí hasta que mueras y nos veamos en el puto infierno.

Y todo pasó demasiado rápido, Amanda tumbada en el suelo chorreando sangre, las personas gritando de un lado a otro. Johnny intentando calmar a la gente y llamar a una ambulancia y Alex intentando calmarme a mí dándome besos en mis hombros.

Bien, creo que la muerte siempre nos perseguirá. No pude evitar sonreír malévola mente y gritar:

—¡Que locura de vida chicos!

Y Alex se carcajeó fuertemente mientras que con una mano me tomaba de la cintura y me giraba para observarme.

—Te amo tanto, bonita— susurró rozando sus labios con los míos.

Disparos y disparos se escucharon de fondo; era Joh asesinado a todo invitado que estuviera aquí. Inclusive a Celeste.

Joh se reía como un desquiciado mientras todos los invitados estaban tendidos en el suelo simulando una piscina de sangre.

—Es la boda más divertida de la vida— murmuró.

Regresé mi atención a Alex y miré a sus ojos, tan profundos con un brillo característico de ellos.

—Yo también te amo, Alex.— susurré besando con suavidad sus labios.


                              (...)

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Capítulo editado ✅

Muchas gracias a esas personas que estuvieron desde el principio acompañando a la historia y por darle una oportunidad <3

Los amo mucho y no saben lo feliz que estoy por haber terminado éste libro. (También estoy llorona)

Los amo mucho ;)

Besos.

Yanny_Cobas

Chico Bueno Chico Malo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora