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Al día siguiente estaba completamente destrozada. Creí que ir de viaje a la playa me calmaría un poco, pero era demasiado para asimilar.

La muerte de los padres de Amanda, la muerte de Henry, los mensajes de mi padre, la repentina noticia de que Alex no era mi hermano. ¿En que mierda estaba pensando cuando lo besé? Si, tal vez no era mi hermano de sangre, pero eso no me daba el derecho para besarlo al día siguiente de enterarme. Si, me gustó sus besos, si, me gustó el. Probé sus labios debidamente y me encanto pero...¿Y los momentos juntos como familia? ¿Y todas esas locuras? ¿Y esos novios que le presenté?

Me dolía la cabeza de tanto pensar, eran las seis de la tarde, mi hermano me había dejado estar en su habitación. La verdad no tenía ganas de estar en el lugar donde había estado Henry muerto, por culpa de mi padre, por mi culpa.

La puerta de la habitación de Alex se abrió y entró Johnny por la puerta. La verdad no me esperaba verlo aquí, de inmediato miré la pulsera negra que éste me había regalado y luego lo miré a él.

—Me enteré de lo que pasó.— murmuró.

Entró por completo a la habitación y cerró detrás de el. Se paró enfrente de la cama de Alex y me miró directamente a los ojos. Tenía una expresión difícil de leer, pero no era lástima, pena, o tristeza. Era raro verlo así.

—Lo lamento tanto.— cerró un momento los ojos y luego los volvió a abrir.—¿ Me puedo sentar?.

Asentí con la cabeza y este se sentó en la cama. Puso una de sus manos sobre mis hombros y me atrajo a el.

—Puedes llorar.— dijo. — deja salir todo.

Lo miré un momento y luego me levanté y me senté en su regazo y lo envolví con mis brazos para darle un abrazo fuerte. Este no dudo ni un momento en responder mi abrazo y yo no pude más y lloré desconsoladamente manchando su traje putamente caro, a este no pareció importarle.

Después de unos minutos mis lágrimas cesaron, me separé un poco de el apenada.

—L-lo siento, soy tan tonta.— susurré, más para mi que para él.

Intente quitarme de encima de su regazo pero este no me lo permitió, sus manos estaban en mis caderas presionándolas para que no pudiera moverme.

—No te disculpes, solo lo dejaste salir.— susurró.

Una de sus manos soltó un lado de mis caderas y me sujetó el mentón para que lo mirará directamente al los ojos. Estos desprendían intensidad.

Quise bajar la mirada pero este aún me sujetaba el mentón obligándome a mirarlo directamente. Podía verlo ahora con tanto de misterio en sus ojos. Su otra mano soltó mi cadera y la puso en mi mejilla.

Aproveché la oportunidad para levantarme de su regazo e intenté salir de la habitación para respirar aire fresco pero estaba cerrada con llave.

—La e cerrado, quiero estar a solas contigo. ¿Quieres hablar de la muerte de Henry? Me lo puedes contar.— contestó.

El solo mencionar el nombre de Henry  hizo que de mis ojos salieran lágrimas gruesas que rodaban por mis mejillas y caían al suelo por mi mentón. El era un chico tal joven, aunque no pude conocerlo tan bien como hubiera querido sabía que por nada en el mundo el merecía morir de esa forma. Era ese tipo de chico que daba buena vibra a penas lo mirabas, y eso me comía por dentro, me dolía saber que mi padre le había quitado la vida a una persona tan inocente y tan inofensiva y todo por su maldita obsesión conmigo. Esta loco, realmente esta loco, pero juro que algún día pagaría por ello.

Johnny se acercó inmediatamente a mi me abrazó, aún con lágrimas brotando de mis ojos lo miré directamente a los de el y este se acercó a mi lentamente y empezó a besar mi boca.

Chico Bueno Chico Malo ©Место, где живут истории. Откройте их для себя