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Soñaba con Henry, soñaba diferentes cosas muy extrañas. Los collares de los padres de Amanda colgaban de mi cuello chorreando sangre. Henry colgado de un techo, decapitado, apuñalado. No se porque, pero soñaba con Henry en todas las formas de muertes posibles.

Era horrible.

—¡¡Ahh..!!—grite levantando a Alex de golpe y rápidamente este me tapa la boca con sus manos para no despertar a nadie más.

En un gesto suave con sus toscas manos.

—Sshh, tranquila. Solo fue una pesadilla.

—Menos mal que estas aquí...— susurré.

Me gire quedando cara a cara con Alex y no tardé en abrazarlo. Luego apoye mi cabeza sobre su pecho desnudo y este miraba al techo.

—¿Que soñabas?— preguntó

—Cosas horribles... Muertes...sangre...

—Ya ya, tranquila.

Me deposita un tierno beso en la frente y me hace reír un poco. Toma mi mentón y me me hace mirarlo directamente a la su hermoso rostro.

—Descansa hermanita, tienes que trabajar mañana.

—Si..Alex... que sueñes con los ángeles.

—Entonces soñaré contigo.— un ligero dolor en la cabeza me hace ignorar el comentario.

—Hasta mañana Alex...

Me recuesto a el para poder descansar y el me recibe tiernamente con su brazo, acariciando mi brazo haciendo círculos en el con su dedo pulgar.

7:00 am

Hermana, ey, despierta. Tu alarma acaba de sonar.

No quería despertarme. En serio que no, aún sabiendo que hoy debía ir a trabajar. Entonces abrí los ojos y Alex estaba sobre mi tratando de levantarme. Paso mis brazos por detrás de su cuello y le deposito un beso en la mejilla.

—Buenos días Alex.— murmuré.

—Buenos Días...—decía—Ven, bajemos a desayunar. Mamá aún duerme, se debió quedar dormida tarde viendo una película. Yo te prepararé el desayuno.

—Mm...esta bien. Ahh...no tengo ganas de levantarme.

—Entonces yo te cargo...— dijo.

Y sin pensarlo dos veces me tomo en brazos cargándome con gran delicadeza como si de la pieza más frágil de cristal se tratase.

Me llevó en brazos hasta abajo, y dios. Que sus brazos estaban bien ejercitados como para cargar de mí.

¡Parecía mayor que yo!

Me dejo en el sofá de la sala y se dirigió a la cocina a preparar el desayuno. Aún sin camisa lo preparaba muy felizmente para mí. Verlo así me gustaba, se esforzaba para hacerme sentir mejor, y lo apreciaba.

Unos minutos después se acerca Alex con unos platos a la mesita delante del sofá. Olía delicioso, amaba que me tratara así. Me sentía princesa.

—Listo, come.

— ¿No vas a acompañarme?— pregunto haciendo ojitos (técnica para persuadirlo)

—Bueno...si tu quieres.

—Claro hermanito, ven.— doy varias palmaditas en el sofá para que se sentara a mi lado, y así lo hizo.

Me había preparado, huevos fritos junto a salchichas y jugo de naranja. A pesar de ser un desayuno simple, lo apreciaba mucho. Y para rematar, estaba delicioso.

Chico Bueno Chico Malo ©Where stories live. Discover now