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Todo el día me la pasé en la habitación de Alex, sin comer, sin beber agua, sin hacer absolutamente nada. Solo estaba acostada mirando el techo y con la mente en blanco. Pero a  la misma vez, estaba un poco...¿ansiosa? Porque mi estúpido padre y mi odioso hermano mayor llegasen.

No tenía miedo, no estaba nerviosa, solo...quería que llegasen para poder verlos a la cara. Sólo quería ver si todo esto era cierto. Porque, de laguna manera retorcida, Alex seguía siendo esa persona a la que besé y deseé y que todavía deseo, y Johnny, por el siento algo extraño. ¿Se puede querer a dos personas a la vez? O bueno, la pregunta es: ¿Los quiero? Después de toda esta mierda. ¿los quiero? ¿Eso es lo que siento?.

¿Puedo querer tan siquiera de ésta manera a las personas que se hacen llamar mis hermanos?

¿Por qué lo sentía tan correcto?

                                 (...)

Ya eran las nueve de la tarde y la verdad no sentía la necesidad de tener formalidades con mi "familia". Sólo llevaba un pantaloncillo corto de algodón y una sudadera de Alex.

Mi madre por otra parte se esmeró con un vestido rojo por las rodillas, unos tacones del mismo color y su cabello suelto. Alex también decidió vestirse como de costumbre después de dormir: un pantalón de dormir y su hermoso pecho descubierto.

Mamá había preparado una cena para todos que, a decir verdad, olía muy bien. Ella parecía nerviosa, emocionada. ¿Estaba emocionada por ver a mi padre? ¿Es en serio?.

Ya no la podía ver igual, ella me odiaba, odiaba todo de mi y me crió con un rencor creciente por culpa de mi existencia.

Asco.

Unos minutos después tocaron la puerta y supe enseguida que eran ellos cuando mamá los recibió con una sonrisa y un sonoro beso en la mejilla de Johnny.

Los dos entraron en la sala, mi padre a pesar de tener cincuenta y cinco años se veía bastante aceptable, además, venía muy formal. Por otro lado, Johnny venía de manera casual, zapatillas, sudadera gris, cabello desordenado. No se veía mal, la verdad.

¿A quien engaño? Se veía jodidamente bien y el lo sabía.

—Hola hija.— me saludó mi padre. ¿Por qué mierda no me sentía mal?

—Hola padre. — le estreche la mano y este la recibió con una sonrisa.

Mamá enseguida apareció a nuestro lado y me miró un momento antes de dedicarle una gran sonrisa a mi padre. Lo tomó por el brazo y lo miró fijamente.

—Cariño ¿Por que no vamos a hablar un rato en la cocina?.— al ver que mi padre me seguía mirando continuó. — hace rato no hablamos nada, solos.

Podía ver el veneno salir de sus palabras.

La palabra solos la había pronunciado con tanta lentitud que hasta me dio gracia. ¿En serio?

El rencor recorría sus venas.

—Eh, claro.— por fin respondió mi padre perdiéndose hacía la cocina.

Johnny se sentó a mi lado en el sofá grande de la sala y Alex a mi otro lado. Se sentía extraño, pero al decir verdad, estar sola con dos chicos que son unos jodidos dioses se sentía sofocante y bien a la vez.

¿En que mierda pienso?

¿Por qué me sentía bien con esto?

—Hola hermanita.— dijo Johnny.

—Hola, hermanito.— le dije con una sonrisa burlona.

No sentía el odio profundo que sentía por el hace un mes, y era extraño, pero a la vez reconfortante.

Chico Bueno Chico Malo ©Where stories live. Discover now