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3:00 am

No podía dormir, en serio que no podía, después de la horrible pesadilla o más bien recuerdo no podía conciliar el sueño. Mamá me había dado una pastilla para que me tranquilizara, y lo hizo, solo que el sueño no me venia al cuerpo.

Ya dadas las seis de la mañana pude pegar el ojo y descansar un poco, estaba muy cansada, esta vez no soñaba con nada. Pues saben, cuando uno esta realmente cansado no tiene tiempo para soñar, solo para descansar.

Por suerte.

7:59 am

Hija, hija despierta, llegaras tarde a tu nuevo empleo.— escuché como mamá me llamaba, su voz sonaba lejana.

—Mmm...dedame em pazd.— ni siquiera hablaba con coherencia.

—Tranquila mamá mira esto.

Alex saca una lagartija de su bolsillo que de seguro la saco del patio trasero de la casa y me la coloca en la cara. Luego esta trata de introducirse en mi oreja y ahí es cuando despierto. Oh vamos Alex, ¿En serio?.

—AHHHHH, AYUDA, ¡AYUDA! UN...UN LAGARTOOOOOOO.— chillé por todo lo alto.

—Tranquila hija, solo llegamos a este extremo porque son las ocho de la mañana— explicó.

—¿¡Que, que!?.—me levanto como un resorte de la cama y tomo una toalla en mis manos— ¡El auto debe estar al llegar!.

—¿Auto?. ¿Amanda pasara por ti hija?.

—No no...— grito mientras me tomo una ducha rápida para cepillar mis dientes— La empresa me otorgará un auto con chofer en mi primer día, pues es al otro lado de la ciudad.

—Oh...apurate entonces, ya esta el desayuno.

—¡Si ma!.— grito.

Me cepillo tan rápido como puedo los dientes, tomo mi uniforme de secretaria, mi bolso y bajo las escaleras. Joder que esta falda esta un poco corta, no enseño nada pero aún así creo que es corta. No me gustaría ir por hay provocando a todo el que se cruce en mi camino. Bueno... no es que tuviera un cuerpo de infarto, pero tampoco soy una tabla.

—¡Ya estoy lista!.— aviso.

En la mesa, mamá y Alex me esperaban para desayunar con tostadas con mantequilla, manzanas y jugo de mango.

—Vamos a que esperas, sientate, o te nos vas a quedar mirando la mañana entera.—decía Alex, y tenía razón. Pero estaba debatiendo entre si sentarme con ellos en la mesa o tomar una tostada con mantequilla e ir al frente de la casa ah esperar al auto que me vendría a recoger.

—Oh claro, perdón.

Me siento en la silla y empiezo a desayunar, tenía mucha hambre la verdad. Devoraba con ferocidad la manzana en mis manos, tomo un suspiro y bebo del jugo de mango.

Escucho el claxon de un auto.

Estaba segura, estaba muy segura de que era el auto que me vendría a recojer. Me levanto tan rápido como el rayo makuin( o como se diga) para salir de la casa pero mamá me retuvo.

—Espera hija, adonde crees que vas.

—Mamá, afuera esperan por mi para ir al trabajo.— respondí impaciente.

Mi mamá me mira con cara divertida y una resplandeciente sonrisa en los labios para empezar a hablar. Amaba a mamá, era tan buena conmigo y con Alex.

—No sin antes darme un beso y un gran abrazo.

—Oh mamá...—Salte encima de ella para darle un abrazo de oso, patitas y manitas enredadas en el cuerpo de mi madre, así solía abrazarle siempre.

—Estoy orgullosa de ti mi niña— se separa de mi y deposita un beso muy tierno en mi frente, pasando unos cuantos mechones rebeldes detrás de mi oreja— ve... te están esperando. Que pases un lindo día hija.

Chico Bueno Chico Malo ©Where stories live. Discover now