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Era el día de regresar a casa.

No tenía la más mínima noción del tiempo, el tiempo se había ido volando sin ni siquiera darme cuenta. Estaba en la habitación de la casa de la playa recogiendo mis cosas en la maleta, no pude recordar la noche anterior, lo de Alex y yo...

No pasó nada, pero esos besos...

—¡Te gusta tu hermano!.

—No es mi hermano y... ¿puedes callarte estúpida conciencia?.

Dios, esa voz en vi cabeza no se calla.

No pude evitarlo, una sonrisa surgió en mis labios al recordar todo lo que pasó. Obvio se sentía extraño, pero... El no era mi hermano, no de sangre.

Sus labios rozaban mi cuello, sus húmedos labios. Hizo una succión en mi cuello que me hizo soltar un pequeño ge*mido. Eso pareció prenderlo más y empezó a hacerlo con más intensidad.

—¿No que este lugar no era adecuado?.— le pregunté a Alex entre jadeos.

Callate.

Se separó de mi y una sonrisa juguetona surgió en sus labios al ver la expresión que tenía yo estampada en mi cara por la lejanía de sus labios.

—Vamos.—dijo levantándose de la arena.

—¿A donde?.

—A mi habitación.— lo miré un poco: tas' loco?.— bueno...a la de la casa en la playa, tonta.

Emm...

No me dejó decir nada, simplemente se agachó y me tomó de las piernas y me cargó como un saco de papas para llevarme a la habitación.

Mientras pasábamos por las personas que bailaban al ritmo de la música en el patio trasero, algunas nos miraban con claro rostro de: cotilleo.

Chico Bueno Chico Malo ©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon