Capitulo 15

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Principios de diciembre es una de mis peores épocas del año en Massachusetts. Siempre me parece la calma que precede a la tormenta.

El aire es ligero y helado, como un cristal que pudiera romperse. Pero hoy, por lo menos, es lo suficientemente cálido como para que caiga una llovizna en vez de copos. Lo que también es un recordatorio nada agradable de que se avecinan las primeras tormentas de nieve.

Llevo unos vaqueros negros, un suéter ancho de color crema, botas altas marrones y un abrigo negro. Jamás me pregunté cómo iría vestida cuando volviera a ver a Lucca porque nunca pensé que sucedería tal cosa.

Pero aquí tengo la respuesta a esa pregunta que jamás pensé que me haría: vaqueros y un suéter.

No existe un código de vestimenta para este tipo de situaciones, para reencontrarte con el amor de tu vida, al que dieron por muerto después de tu primer aniversario.

Con uno de los amores de tu vida. Uno de los dos.

Calle se ha ido temprano esta mañana y no me ha despertado para despedirse. Solo he abierto los ojos cuando la oí salir y cerrar la puerta de entrada. Luego la he visto andar hasta el coche y meterse dentro. Tenía una expresión estoica, pero su postura la delataba: hombros caídos, cabeza gacha; parecía una mujer desesperada.

Se ha marchado antes de que pudiera decirle nada y no ha respondido cuando la he llamado al móvil.

El vuelo de Lucca aterriza a las tres. Lo que significa que tengo toda la mañana y parte de la tarde para comportarme como si no fuera el día más inconcebible de mi vida.

Llego al aparcamiento que hay detrás de Garzón Books justo antes de las nueve. Entro en la librería, enciendo todas las luces y pongo en marcha la tienda, como hago casi todas las mañanas.

Mis padres se jubilan de forma oficial el año que viene, pero a estas alturas ya están retirados a todos los efectos. Yo soy la que dirige la librería, la que está a cargo de todo. Los empleados dependen de mi encargada, Tina, que responde directamente ante mí.

Mi padre todavía supervisa la contabilidad y mi madre suele pasarse los sábados por la tarde para trabajar de cara al público. Quiere saber lo que la gente lee y le gusta mantener el contacto con los clientes que ha ido conociendo durante los últimos veinte años.

Todo lo demás depende mí.

En este momento, Garzón Books es lo único de lo que realmente me siento orgullosa.

Puede que a veces me vea un poco desbordada y con la sensación de que no voy a poder con tanto trabajo, pero se me da bien dirigir la tienda. Las ventas se están manteniendo, a pesar de los cambios en el mercado editorial. Y no muchos pueden decir lo mismo. Mantener las puertas abiertas en un momento en que incluso las grandes cadenas están teniendo problemas es todo un logro. Pero lo cierto es que eso es solo una fracción de lo que me enorgullece. Lo que más emociona es cómo estamos consiguiendo atraer lectores.

Celebramos eventos con autores al menos un par de veces al mes.

Tenemos ejemplares firmados de los libros más vendidos. Contamos con once clubs de lectura distintos y un taller de escritores que se reúnen una vez al mes. La venta online va de maravilla. Tenemos un servicio de atención al cliente excepcional. Incluso ofrecemos dónuts gratis una vez por semana.

Me siento especialmente orgullosa de los dónuts.

Cuando termino de organizar la librería por la mañana, voy a la oficina y me siento frente a mi escritorio para revisar mi correo electrónico. Veo un mensaje de mi madre en la parte superior de la bandeja de entrada.

The Two Loves Of My Life (Adaptación Caché)Where stories live. Discover now