Capitulo 24

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Me despierto bastante después de que haya salido el sol. La nieve ha dejado de caer. El viento ya no es tan fuerte. Después de abrir los ojos, durante un momento, todo parece estar en paz y en silencio.

—No sé si llegas a verlo desde ahí por la ventana, pero creo que nos hemos quedado atrapados por la nieve —comenta Lucca. Está en la puerta del dormitorio, con una camiseta, unos pantalones de chándal y luciendo una sonrisa.—Estás adorable —añade—.Supongo que esas son las dos noticias más importantes de la mañana. Estamos atrapados por la nieve y estás tan guapa como siempre.

Sonrío.

—¿Cómo de atrapados estamos?

—Igual que tú de adorable.

—¡Oh, Dios mío! —Me siento en la cama, preparándome para el día—. Entonces vamos a pasar años atrapados aquí dentro.

Lucca se acerca a la cama y se sienta a mi lado.

—Hay destinos peores.

Me apoyo en él y me doy cuenta enseguida de que ambos necesitamos una ducha.

—Creo que será mejor que me dé una ducha —digo.

—Me parece una idea estupenda. Mis padres me han dicho que han instalado una sauna en el dormitorio principal. El último que llegue le toca hacer el desayuno.

Y allá vamos.

El agua está caliente, pero el aire es húmedo y sofocante. El vapor empaña las puertas de cristal. Hay más cabezales de ducha de los que puedo contar. Dos salen del techo, y luego veo varios chorros en las paredes. Hace calor aquí dentro. Tengo el pelo empapado y pegado a la cabeza. Noto a Lucca detrás de mí,
echándose jabón en la mano.

—Quería preguntarte algo…—empieza él—. ¿Por qué te fuiste de Los Ángeles?

—¿A qué te refieres?

—Solo que pensaba que te quedarías allí. ¿Por qué volviste?

—Me gusta vivir aquí —respondo.

—Pero también te gustaba vivir allí —aduce—. A ambos nos gustaba. Era nuestra casa.

Y tiene razón. Me encantaba mi vida en California. Un lugar donde nunca nieva y siempre brilla el sol.
Ahora, mi día preferido del año es cuando empieza el horario de verano. Es cuando el aire empieza a calentarse y lo único que puede caer del cielo es una lluvia ligera. Estás más cansado por la mañana, porque has perdido una hora de sueño, pero a las siete de la tarde todavía es de día. Y a esa misma hora hace un poco más de calor que el día anterior. Es como si el mundo empezara a abrirse, como si lo peor ya hubiera pasado y las flores estuvieran de camino.
Los Ángeles no tiene nada de eso. Porque allí las flores nunca se van.

—Solo supe que necesitaba volver a casa con mi familia.

—¿Cuándo te mudaste?

—¿Mmm?

—¿Que cuánto tiempo después…? ¿Cuánto tiempo pasó antes de que volvieras a Acton?

—Supongo que pronto —respondo, apartándome de él y metiéndome bajo el agua—. Puede que unos dos meses.

—¿Dos meses? —pregunta Lucca, aturdido.

—Sí.

—¡Vaya! —exclama—. Es solo que… todos estos años siempre te imaginé allí. Nunca… nunca pensé que estarías aquí.

—¡Ah! —No sé muy bien qué responder o qué decir a continuación—. ¿Ves champú en alguna parte? —logro decir al fin.

Pero no estoy prestando atención a la respuesta. Mi mente ya está divagando sobre la vida que Lucca nunca se imaginó. Yo y Garzón Books, y mis gatos y Calle.

The Two Loves Of My Life (Adaptación Caché)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora