Capitulo 24- Intocable

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Jin GuangYao no era el mejor candidato para ser un líder de secta, pero después de la muerte de su padre, ocurrida en extrañas circunstancias —durante un acto sexual con varias mujeres a la vez—, y la de su hermano mayor y futuro líder, a manos del Cultivador Demoníaco Wei Wuxian, se había convertido en el único que quedaba para presidir la famosa secta Jin.

Nadie había creído en él: de aspecto débil como para ser un cultivador de renombre, y con un dudoso pasado por ser hijo de una prostituta, pronto su inteligencia y capacidad de liderazgo, oculta tras el impetuoso y soberbio carácter de su padre, habían emergido, y ayudado por su hermano jurado, Lan XiChen, se había transformado en LianFang Zun, principal líder de todas las sectas, desplazando así al antiguo liderazgo de la secta Wen, y a Wen RuoHan, a quien personalmente había quitado la vida durante la Campaña para derribar al sol, el sangriento combate en el que todos los Wen habían sido masacrados.

La mayoría de las sectas habían sufrido: GusuLan, quemada y devastada; Jummeng Jiang, con tantos muertos que cuando la lucha por fin terminó, ni podía llamarse una secta; Qinghe Nie, que gracias a la bravura de su líder, Nie MinHue, se había mantenido en pie, sufrió poco después su terrible muerte por una desviación del Qi. El tercer hermano jurado de Lan XiChen y Jin GuangYao había muerto delante de su hermano menor, Huaisang, de una forma atroz y sangrienta.

En esa época Jin GuangYao también había ayudado al devastado Nie Huaisang, aunque ya no estaba en buenas relaciones con MinHue, que creía que escondía algo. Pero el líder de la secta Jin sabía que Huaisang había conseguido otro amigo poderoso: Lan WangJi, líder de una secta emergente que de a poco se estaba haciendo un hombre en el mundo de la cultivación: WeiLan.

La existencia de WeiLan era un dolor en el alma para Lan XiChen, su otro hermano jurado, y también era un dolor de cabeza para él: el menor de los Lan jamás iba a las conferencias de cultivación, la reunión periódica que hacían todos los clanes para confraternizar, y no tenía ningún interés en relacionarse con ellos.

Jin GuangYao organizó la conferencia anual e invitó a todos los clanes, incluidos los menores, que se apresuraron a confirmar su asistencia. Sabiendo que nunca iba a responderle, no se molestó en enviarle una invitación a Lan WangJi. Por eso se llenó de asombro cuando una comitiva de la secta WeiLan, con su líder a la cabeza, se presentó en plena reunión. 

Los rumores no se hicieron esperar cuando, detrás de Lan WangJi, que sorprendió a todos presentándose vestido íntegramente de negro, los invitados reconocieron al mismísimo loco Mo, Mo XuanYu, junto a un apuesto joven que no conocían, y un grupo de cultivadores de aspecto imponente y hermosos hanfus de color gris: el uniforme oficial de la secta WeiLan.

A Lan XiChen casi se le cayeron las lágrimas al ver a su hermano, pero cuando fue a saludarlo solo recibió un indiferente gesto de su parte. Wei Wuxian y Lan SiZhui le devolvieron el saludo, el primero con una sonrisa y el segundo mirando al piso, asombrado por el parecido físico de su padre con ese hombre.

—ZeWu Jun…

—Mo XuanYu… Me alegra saber que llegaste sano y salvo a WeiLan…

—Sí, ZeWu Jun, todo salió muy bien —le respondió Wuxian, con una sonrisa. Pero la torva mirada de Lan WangJi sobre él, lo silenció: como siempre, había vuelto a soltar su lengua. 

—¡Lan WangJi! —El efusivo y amable saludo de Jin GuangYao hizo sonreír con ironía a Wei Wuxian, que no recordó la acusación que pesaba sobre Mo XuanYu de haberlo acosado—. ¡Qué sorpresa! ¡Bienvenido a la conferencia de cultivadores! Enseguida ordenaré que preparen unas mesas para ti y tus compañeros…

Su mirada amable se desvió hacia Wei Wuxian, y un gesto oscuro cruzó su cara por un segundo; pero se recompuso enseguida, intentando una reverencia que fue correspondida con demasiada corrección por ese muchacho que él creía completamente loco.

—Él viene conmigo —dijo Lan WangJi, con tono cortante—. Mo XuanYu pertenece a la secta WeiLan.

Un murmullo sordo, en respuesta a la frase del cultivador, se oyó por todo el salón de la residencia Jin:  los líderes de los clanes menores intentaron protestar, pero nadie les hizo caso. Nie Huaisang se levantó de su lugar para saludar a su hermano jurado y a su amigo, y miró con curiosidad al nuevo integrante de WeiLan, mientras los dos se hacían una estudiada reverencia.

El único que no se levantó para saludarlos fue Jiang Cheng, que observó con enojo a Wei Wuxian, sin darse cuenta de los furiosos ojos de Lan WangJi, fijos en él. El líder de WeiLan era bastante impresionante, y aunque Jiang Cheng era cualquier cosa menos cobarde, después de un despectivo resoplido, decidió dejar de mirarlos.

—¡Mo XuanYu! ¡¿Qué haces aquí?! —le gritó Jin Lin, iracundo, tratando de acercarse a él para reprocharle su aparición en su residencia.

El chico jamás había visto al menor de los Lan: cuando trató de intimidar al Cultivador Demoníaco, BiChen salió de su funda, empuñada por su dueño, y su fulgor azul iluminó el lugar.

—¡Lan Zhan, por favor…! —Wei Wuxian sujetó su brazo, tratando de aplacarlo, al tiempo que Jin Lin, sorprendido, daba dos pasos hacia atrás. Los murmullos no se hicieron esperar: 

—¡Lan WangJi protege a ese manga cortada…! —Pero ya todos sabían que Mo XuanYu, que vestía con orgullo el uniforme de la secta WeiLan, con un defensor tan poderoso a su lado, se había vuelto intocable.

Negro sobre blanco (Mo Dao Zu Shi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora