Capítulo 32- Atrapados

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Wen Ning estaba escondido en unos matorrales, al borde del camino que conducía a la entrada de la secta Jin, y desde allí escuchó hablar a dos cultivadores, que pasaron hablando de la misteriosa desaparición de Jin XuanYu. Sin saber qué había pasado, ya que jamás había escuchado la flauta de Wei Wuxian, volvió, con toda la prisa de la que era capaz, hacia WeiLan. 

Ya no era capaz de volar sobre una espada: demoró más de un día en llegar y avisarle a Lan WangJi lo que había escuchado. El líder de WeiLan tomó su espada y voló hacia la secta Jin y el General Fantasma, seguro de que iba a causar una masacre cuando llegara, le ordenó a algunos cultivadores que fueran a buscar a los líderes de GusuLan y Qinghe Nie para que intentaran detenerlo.

                       ***

—¡¿Dónde está Mo XuanYu?! —Furioso, casi escupiendo mientras gritaba, Lan WangJi sostenía a Jin GuangYao de su hanfu. Los pies del jefe de la secta Jin casi no tocaban el suelo, y varios de sus principales cultivadores yacían en el piso, derribados por la poderosa Bichen.

—¡Suelta a mi tío! —Con toda la valentía de que era capaz, a pesar de ver en el suelo a cultivadores mucho más fuertes que él, Jin Lin arremetió con su espada contra el líder de WeiLan, que ni lo tocó: levantó una mano hacia él y descargó la energía suficiente como para tirarlo lejos.

—¡WangJi! ¡Suéltalo, por favor! —Lan XiChen, con el aterrado Nie Huaisang escondido detrás suyo, trataba de hacerlo razonar, sin éxito.

—¡Yo no sé nada! ¡Te juro que no sé lo que pasó con mi hermano! —Jin GuangYao no entendía el caos que había causado la desaparición de Mo XuanYu, un ser insignificante, sin cultivo alguno y que, según él, no le importaba a nadie. Ahora tres líderes de secta estaban allí por su causa, y el más fuerte de todos, Lan WangJi, quería matarlo—. ¡Ya averigué en todas partes, y nadie sabe qué pasó con él!

Lo que decía era cierto: después de la desaparición de Mo XuanYu, había efectuado una investigación para recuperar su cadáver y hacerle las honras fúnebres, pero no había podido encontrarlo. No tenía idea de si seguía vivo o ya estaba muerto.

—¡Aléjate, XiChen! —Sin soltar a Jin GuangYao, que ya casi no podía respirar, Lan WangJi miró a su hermano con los ojos desorbitados por la ira.

—¡Hermano WangJi! ¡Por favor…! —suplicó Huaisang—. ¡Si lo lastimas te detendrán, y no podrás buscar a Mo XuanYu…!

—¡Llévame a su habitación! —rugió WangJi mientras soltaba a Jin GuangYao de golpe. El líder rodó por el suelo, tosiendo y sin aire—. ¡Levántate ya!

—Sí… —Apoyándose en su golpeado sobrino, el líder de la secta Jin se encaminó con ellos a la habitación de Wei Wuxian. En el lugar todo parecía estar en orden, pero un ligero aroma flotaba en el aire.

—Polvos del sueño… —dijo Lan XiChen, que reconoció el aroma.

—¿Qué es eso…? —le preguntó WangJi.

Tratando de no expresar la emoción que le produjo escuchar a su hermano, que por primera vez en años le había hablado con un tono que no era de desprecio, XiChen le respondió:

—Es una pócima para dormir, que se hace con las hojas de las castañas de agua. Es bastante fuerte, y en cantidades grandes puede hacer que una persona se desmaye y no despierte por horas. Por el aroma que aún se siente después de dos días, es evidente que usaron una buena cantidad contra Mo XuanYu…

—Castañas de agua… —reflexionó Nie Huaisang—. ¿No se cultivan en los lagos de Jummeng…?

Jin Lin se revolvió, nervioso, y Lan WangJi lo vio. El chico bajó la mirada, asustado.

—Tú sabes algo. —El líder de WeiLan avanzó hacia el aterrado Jin Lin y lo levantó del suelo como si no pesara nada, aunque para su suerte no quiso ahorcarlo como a su tío—. ¡Si valoras tu vida, empieza a hablar!

                           ***

Dos días antes:

Wei Wuxian se despertó, confundido y con un fuerte dolor de cabeza. De a poco pudo abrir los ojos, y se dio cuenta de que estaba atado a un poste y con un enorme perro negro que lo vigilaba de cerca. Cuando lo vio, todos sus miedos se desataron y comenzó a gritar, pidiendo auxilio. Su cinofobia lo delató delante de Jiang Cheng:

—Patriarca de Yiling… Así que lograste volver a la vida…

—¡Jiang Cheng! —le rogó Wuxian—. ¡Por favor, saca a tu perro!

El líder de la secta Jiang le hizo una seña al enorme animal, que comenzó a ladrar y a mostrar los dientes. Wei Wuxian se encogió, gritando, aterrorizado.

—¡Cállate, maldito cobarde, y muéstrate de una vez! —Jiang Cheng quería separar el alma de Wei Wuxian del cuerpo de Mo XuanYu, y extendió a Zidian, que se iluminó y vibró en el aire antes de estrellarse contra las piernas de Wuxian—. ¡Muéstrate, Cultivador Demoníaco! —Zidian volvió a surcar el aire y golpeó la piel magullada por el primer latigazo, que se rompió y se abrió. Wuxian dio un alarido.

—¡Tío, qué haces! —Jin Lin había llegado a visitar a su tío a Jummeng Jiang. Ya estaba acostumbrado a que el cultivador, agresivo y obsesionado con hallar a su hermano de crianza y principal enemigo, atrapara de vez en cuando a algún tonto, al que había visto usando alguno de los numerosos artefactos o hechizos inventados por Wei Wuxian, y le hiciera probar la furia de Zidian hasta dejarlo mas muerto que vivo. Pero esta vez se había metido nada menos que con Jin XuanYu—. ¡El tío GuangYao va a enojarse mucho!

—¡¿Y a mí qué me importa lo que piense tu tío?! ¡Lárgate de aquí, Jin Lin! ¡Vuelve a Lanling Jin!

—Jin Lin… avísale a Lan WangJi… —alcanzó a musitar Wei Wuxian, antes de ser atacado por un nuevo golpe de Zidian.

Sin saber qué hacer, Jin Lin volvió a la residencia de la secta Jin, pero no le dijo a nadie lo que había visto. Un par de días después se desató el caos, cuando Lan WangJi entró al lugar y atacó a todo el mundo, buscando a Mo XuanYu.

                          ***

—¡Si valoras tu vida, empieza a hablar!

Jin Lin confesó todo, y Lan WangJi voló hacia Jummeng Jiang, seguido por su hermano y los líderes de Lanling Jin y Qinghe Nie. Pero cuando llegaron se encontraron con otro caos: varios cultivadores yacían heridos en el suelo, una parte del salón principal estaba casi en ruinas, y Jiang Cheng, bastante golpeado, caminaba sin rumbo mientras sostenía uno de sus brazos, que estaba fracturado.

—¿Qué pasó aquí…? —alcanzó a preguntar Lan XiChen, asombrado por tanta destrucción.  

Pero el líder de la secta Jiang ni lo miró: con sus ojos fijos en Lan WangJi, levantó su espada hacia él:

—¡Tú lo sabías…! Por eso te lo llevaste a WeiLan…

—¿Qué dices, Jiang Cheng? —le preguntó Jin GuangYao—. ¿De qué estás hablando?

—¡De que te engañaron, de eso estoy hablando! Mo Xuanyu ya no existe. Wei WuXian tomó su alma, y recién tuve la prueba que necesitaba —Jiang Cheng sacudió su espada hacia el silencioso líder de WeiLan—. ¡Wen Ning, el General Fantasma, está vivo, y nos atacó para rescatarlo! ¡Y tu hijo vino con él, Lan WangJi! 

Negro sobre blanco (Mo Dao Zu Shi)Where stories live. Discover now