Capítulo 34- Separación

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Cuando Wei Wuxian despertó, ya no escuchó los horrorosos ladridos del perro: el tranquilizador aroma a sándalo parecía envolverlo. Su visión, borrosa al principio, se fue aclarando, y cuando miró a su alrededor se dio cuenta de que estaba otra vez en la Habitación del Silencio de la secta GusuLan. Intentó enderezarse, pero el dolor lo detuvo. Lanzó un débil quejido mientras volvía a recostar su cabeza en la almohada.

No había notado la suave música que sonaba en la habitación: Canción de Claridad. Alguien la tocaba en un guqin. 

—No te muevas, Wei Ying… —la suave voz de Lan Zhan le llegó desde el lugar de donde provenía la música, y nada pudo detenerlo: Wei Wuxian se levantó de un salto de la cama y, dolorido como estaba, se lanzó a los brazos de su alma gemela, que ya había abandonado el guqin para ir a su lado. Se fundieron en un abrazo, hasta que Wei Wuxian volvió a quejarse:

—Duele, Lan Zhan…

—No debiste levantarte —le respondió WangJi, mientras lo llevaba de vuelta a la cama—. Tus heridas comenzarán a sangrar otra vez…

—Pero… Zidian… —Wuxian sabía que el látigo espiritual de la familia Jiang era muy peligroso, pero jamás había visto el poder que le daba el odio de su hermano de crianza.

—Jiang Cheng se ensañó contigo… —musitó WangJi. Su cara, que siempre parecía serena, lucía tensa, y observaba las heridas de Wuxian con los puños apretados—. Si Wen Ning y SiZhui no hubieran llegado a tiempo… 

—¡Ya no pienses, Lan Zhan! —Wuxian trató de distraer a su alma gemela. Pero algo no andaba bien—. ¿Viniste a Gusu? ¿Cómo…?

—Es una larga historia… —Tratando de recobrar la calma, WangJi le contó todo lo que había sucedido desde su desaparición: su propio arrebato de furia contra el líder de la secta Jin, el descubrimiento de que Jiang Cheng estaba involucrado en su secuestro, y el llamado que había despertado lo poderes destructivos de Wen Ning, delatándolos como el Cultivador Demoníaco y su cómplice, el General Fantasma, en  Jummeng Jiang, y aún peor, involucrando a Lan SiZhui.

—¡¿SiZhui?! —exclamó Wuxian—. Pero…, ¡él no tiene nada que ver con ésto!

—Lo vieron junto a Wen Ning —WangJi suspiró mientras cubría a Wuxian con el edredón—. XiChen ofreció esconderlos hasta que las cosas se aclaren, y acepté. Y tú… Es mejor que también te quedes aquí.

—Pero, tú, ¿qué vas a hacer?

—Yo soy el líder de WeiLan. Debo volver; es mi deber.

—Entonces iré contigo.

—¡No, Wei Ying! ¡No puedes!

Wei Wuxian no entendió razones, y Lan Zhan ya no le dijo más nada: sabía que si su alma gemela estaba dispuesto a ir a WeiLan, no iba a haber forma de detenerlo.

                          ***

Lan SiZhui estaba muy disgustado: debía quedarse escondido en Descanso en las Nubes, como le había ordenado su padre. Pero para ello debía cambiar su uniforme por el hanfu blanco con patrones de nubes, y peor aún, debía usar una molesta cinta en la frente, que no podía dejar que se torciera ni que se manchara, y menos que alguien la tocara.

—¡No es justo, padre! ¿Cómo voy a defender mi buen nombre si me escondo aquí?

—Si sales ahora, todos los clanes querrán asesinarte —le dijo su padre—. Debes quedarte aquí. Yo volveré a buscarte cuando todo se aclare.

—¿Lo prometes, padre? —Los suplicantes ojos de SiZhui le recordaron al pequeño A Yuan, y Lan WangJi se enterneció:

—Te lo prometo, hijo…

Wei Wuxian conversaba aparte con Wen Ning, que sabía que no podía vivir dentro de la residencia de la secta Lan. Debía quedarse apartado de los demás, y aunque XiChen le había ofrecido vivir en las montañas detrás de la residencia, el General Fantasma se decidió por los bosques que rodeaban el camino a la entrada a Descanso en las Nubes, lugar que ya había frecuentado otras veces, y que era bastante frondoso, deshabitado y tranquilo.

—Ten cuidado. Esos bosques son los que usan los juniors para hacer cacería nocturna, Wen Ning… —le advirtió Wei Wuxian.

—Lo sé. Tal vez pueda ayudar a que no les pase nada si se encuentran con una criatura muy poderosa, y podré ver a SiZhui, si está con ellos…

—Te encariñaste mucho con ese chico, ¿no?  —le dijo Wuxian, sonriente.

Wen Ning bajó la cabeza: no podía decirle a Wuxian que ese chico no solo era su primo segundo, sino que era A Yuan, el querido niño que se había aferrado a él cuando perdió a su familia. Le parecía injusta la decisión de Lan WangJi de ocultárselo, sin tener en cuenta que SiZhui también era como un hijo para él.

—Sí. Es un gran chico…

Cuando WangJi y Wuxian estaban prontos para partir, Wen Ning le pidió al líder de WeiLan que lo siguiera para hablar a solas. WuXian se quedó con Lan SiZhui, haciéndole bromas acerca de las tres mil reglas de GusuLan, e intentando torcer su cinta blanca.

—¿De qué querías hablarme, Wen Ning? —A pesar de que Lan WangJi era bastante imponente, su tono sereno tranquilizó al nervioso General Fantasma,  que se atrevió a decirle:

—Ahora que Wei Wuxian va a estar separado de A Yuan por un tiempo, creo que debes tomar la decisión de decirle la verdad…

—Pero… —respondió WangJi, inseguro—, ¿justo ahora, con todo lo que está pasando?

—Mientras más demores, va a ser peor.

—Wei Ying se va a poner furioso conmigo…

—Tal vez sí, pero piensa en la inmensa alegría que vas a darle. Él siempre recuerda a A Yuan con mucha tristeza…

—Está bien, Wen Ning. Sé que debo hacerlo… —WangJi sabía que no podía proteger a su hijo para siempre. Debía enfrentar las consecuencias de sus acciones.

Cuando volvieron a reunirse con los suyos, Lan XiChen se estaba despidiendo de Wei Wuxian. SiZhui, tratando de parecer valiente, se despidió de ambos con una reverencia. Antes de partir, Lan WangJi se dio vuelta y observó a su hermano:

—Gracias… XiChen —La voz le salió ronca, pero bastó para emocionar a su hermano:

—Cuídate, WangJi… No te preocupes por tu hijo. Lo cuidaré con mi vida…  

                            ***                                

—¡No vayas a soltarme, Lan Zhan…! —A bastante altura para evitar ser vistos, Lan WangJi y Wei Wuxian surcaban el cielo sobre Bichen, rumbo a WeiLan.

—¿Puedes quedarte quieto? —le respondió WangJi, molesto. 

—Es que… —Sin dejar de sacudirse sobre la espada que se bamboleaba un poco por su inquietud, Wuxian buscó acomodarse mejor entre los firmes brazos que lo sostenían—, no hablamos de mi estancia en la secta Jin.

—No, no lo hicimos.

—Es que tengo novedades con respecto a ese lugar: Jin GuangYao tiene una habitación secreta.

—¿En serio?

—Sí. Y es muy raro… La tiene sellada con una barrera mágica. Pero se me ocurrió una idea para atravesarla, y tú me ayudarás a hacerlo. 

Negro sobre blanco (Mo Dao Zu Shi)Where stories live. Discover now