Capítulo 23- Confesiones

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Las inseguridades y los miedos se habían terminado: fundidos en un abrazo, Wuxian y WangJi aclararon todas sus dudas, y se hicieron renovadas promesas:

-Siempre me tomé las cosas demasiado en broma, y estaba convencido de que era el mejor cultivador del mundo. Fui un soberbio, y todos los que me querían pagaron por eso, incluso tú...

-No digas esas cosas, Wei Ying. Tú también pagaste por defender lo que creías correcto.

-Y defendí tan bien mis ideales, que todos los que me siguieron terminaron muertos. Solo tú y Wen Ning se salvaron. Y mi pobre A Yuan...

Lan WangJi se revolvió, inquieto:

-Wei Ying, yo...

-Ya está, Lan Zhan. El pasado no tiene solución. Lo único que puedo hacer ahora es proteger a Wen Ning. ¿Puede quedarse en la secta WeiLan?

-Por supuesto -WangJi había estado a punto de confesarle la verdad, pero su interrupción lo había hecho volver en sí-. Si él lo desea, puede integrar la secta.

Wei Wuxian lo observó, y en su cara se dibujó una de esas pícaras sonrisas que tanto le gustaban al mayor, pero que también le producían algo de pánico: se venía una pregunta difícil de responder, o una broma pesada.

-Y tú, Lan Zhan, ¿desde cuándo hablas tanto? En otras épocas tu respuesta más común era un "Mn". -El menor se rió de su propia ocurrencia y WangJi sonrió, complacido:

-Antes no era líder de secta; no tenía necesidad de hablar tanto. ¿No te gusta?

-¡Al contrario! -respondió Wuxian, con sinceridad-. Me gusta mucho cómo eres ahora...

Lan Zhan había vivido apegado a las reglas de su secta, y la llegada de Wei Wuxian a Descanso en las Nubes para tomar clases, siendo ambos unos adolescentes, había puesto su mundo de cabeza. Pero tuvo miedo: estaba seguro de que lo que sentía era malo, y de que si lo confesaba, iba a ser rechazado. Lan Zhan le confesó que, durante una cacería, lo había encontrado en el bosque, con los ojos cubiertos con la cinta de su muñeca, y que en un arrebato, lo había besado. Wuxian se rió:

-¿Así que fuiste tú...? -Saber eso lo puso contento: su primer beso había sido para Lan Zhan, que también había aprendido a besar con él-. ¡Por eso besas tan bien! ¡Practicaste con mi yo del pasado! -Lanzó una carcajada, y el mayor se avergonzó un poco.

Apoyado contra el pecho de WangJi y jugando con sus manos, Wuxian hablaba y se reía. El mayor se mantuvo en silencio, escuchándolo: le bastaba saber que lo tenía con él, para ser feliz. Pero sabía que si quería vivir en paz, tenía que cumplir una misión: encontrar a la última persona de la cual Mo XuanYu quería vengarse. La herida del brazo de Wei Ying crecía de a poco, y en algún momento lo iba a llevar a la muerte.

-Wei Ying...

-¿Si, Lan Zhan?

-Vamos a tener que salir al mundo de la cultivación si queremos acabar con ésto... -dijo, mientras sostenía su brazo herido.

-Pero yo no sé a quién buscar, y tampoco quiero ponerte en riesgo... -objetó Wuxian.

-No voy a dejarte solo ésta vez... -respondió WangJi, con firmeza. En ese momento sonaron unos leves golpes en la puerta de su habitación:

-Padre, ¿estás despierto...?

El momento de intimidad se terminó de golpe: Wei Wuxian se levantó de un salto y, vestido a medias, salió por una ventana de la habitación. WangJi solo atinó a decirle a su hijo que lo esperara afuera.

***

Nervioso por la carrera, Wei Wuxian cruzó en dos zancadas el umbral de su puerta, y la cerró tras de sí. Tratando de serenarse, notó que en un rincón de la habitación había una tina, llena hasta la mitad con agua caliente.

Su cara volvió a ponerse roja de la vergüenza: seguramente Yin Pei había entrado a su habitación para prepararle el baño, y no lo había encontrado. Iba a tener que inventar una buena explicación para su ausencia. Aunque sonara poco creíble, se le ocurrió que podía decir que había querido ver la salida del sol desde el río.

Más tranquilo con su excusa armada, se quitó la ropa y se metió en la tina. Después de bañarse, y como el agua no se había enfriado, se quedó otro rato en ella, mirando por la ventana el cielo que cada vez se aclaraba más. Estaba por quedarse dormido, cuando oyó la voz de Yin Pei:

-¿Puedo pasar, señor Wei? -Luego de la reprimenda del líder de secta, el ayudante se había vuelto mucho más educado.

-Adelante...

Después de entrar a la habitación, Yin Pei le hizo una reverencia, y se lo quedó mirando con curiosidad y una extraña sonrisa:

-Cuando llegué para dejarle su baño listo, no lo encontré...

-Es que me desperté temprano y quise salir a ver el amanecer... Desde el río se ve muy bonito.

-Me imagino... -La sonrisa del ayudante se hizo aún más amplia.

«¿Y a éste qué le pasa?», pensó Wuxian. «¿De qué se ríe?». Un rato más tarde, vestido con un hermoso hanfu nuevo, salió pavoneándose de su habitación, y con su mejor sonrisa saludó a todas las personas con las que se fue encontrando en su camino, y que también parecían poner la misma cara que Yin Pei cuando lo veían.

«Pero, ¿qué les pasa hoy a todos?», pensó, extrañado. Se cruzó con Wen Ning, que también salía de su habitación. El General Fantasma se quedó mirando su cuello, y luego lo miró a los ojos, indeciso.

-Wei... Wei...

-¿Qué te pasa, Wen Ning? ¿Acaso alguien de la secta WeiLan te intimidó?

-¡No, no, Wei Wuxian! Es que... tu cuello...

El chico, asustado, se llevó una mano a la garganta.

-¿Qué le pasa a mi cuello...?

-Yo... yo... Wei...

-Pero, ¿qué demonios...? -Enojado, intentó buscar algo con lo que verse, y encontró un barril que se utilizaba para recoger el agua de lluvia.

Cuando se asomó y vio su reflejo en el agua, se dio cuenta de que en su cuello se podía ver claramente la marca de un mordisco.

Negro sobre blanco (Mo Dao Zu Shi)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin