10. Viserys I

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El rey Viserys I despertó completamente solo en su habitación, su esposa dejó las visitas matutinas como muestra de rebeldía y resistencia a su decreto regio con las promesas de matrimonio de sus príncipes y nietos. Apenas se encontraban en las juntas del Consejo, ambos se portaban como dos extraños que no se miraban o dirigían la palabra. Lo que entristecía a su corazón, porque le tenía un gran aprecio a la reina Alicent. Ella no solo le devolvió la oportunidad de ser padre por cuádruple partida, sino que le dedicó los años de su juventud a complacerlo y cuidarlo -en su bello rostro, jamás divisó el asco de su apariencia, sino una sonrisa inocente que se apagaba con cada parto.

Cargaba con la culpa de la amargura de la reina Alicent, la esposó siendo una jovencita y sobre todo, la apartó de la princesa Rhaenyra. Quebró una amistad que se igualaba a la hermandad, destruyó la confianza de dos mujeres tan nobles y dulces. No necesitaba que alguien lo acusara, él lo hacía cada día frente al espejo. Porque reconocía que tomar a Alicent como su esposa fue un acto más como hombre -que como padre o rey. Su propia hija se lo hizo ver a tan corta edad y con una doble pérdida sobre sus hombros, no hizo lo correcto y las consecuencias de su error amenazaban con salirse de su control.

El rey Viserys I suspiró profundamente, se dejó vestir y atender por los maestres. Desistió de la leche de amapola, no consideraba que su estado lo necesitara. Aún podía caminar por sí solo, respirar sin ser atacado por una brutal toz. De ahí que, desistiera de los cinco guardias para escoltarlo, le bastaba con la silenciosa compañía de Ser Harrold Westerling. Esto era lo que requería, pues afrontaba nuevamente el dolor de perder una esposa. Porque sabía que la reina Alicent no renunciaría a esta batalla silenciosa dentro de Red Keep, no hasta que envíe cuervos por los siete reinos anunciando el rompimiento de las futuras bodas Valyria de su sangre.

Era una lástima, su propio matrimonio había llegado a su fin por la renuencia de su esposa. Pues al rey Viserys I no le afectaba estas rebeldías, no lo suficiente para que vacilara y se retractara.

La reina Alicent debía aprender de la resignación, la misma con la que afrontó la pérdida de su amada Aemma. Otro suspiro triste se le escapó, los recuerdos de los paseos que hacía con su difunta esposa lo abordaron. Extrañaba tomar su mano, sentir su calidez y ese aroma a vainilla tan dulce con el que reclamaba el palacio; experimentar una acogedora tranquilidad a través de sus palabras y sonrisas. Su desolado corazón y lobo añoraban a su hermosa Aemma, a la única mujer y omega que amó con tanta intensidad. Inconscientemente, llevó su mano hacia la nuca y acarició con tristeza la cicatriz en la que alguna vez estuvo la marca que compartía con su adorada Aemma.

"No, Viserys, no. ¡Por favor, tengo miedo!".

El remordimiento lo golpeó, lágrimas resbalaron sobre sus mejillas y tuvo que detenerse. Su corazón se estrujaba en su pecho, tras recordar que su amada Aemma solo sintió un inmenso dolor y pánico antes de despedirse de este mundo. Y fue por su culpa, por su afán de tener un heredero varón. Su hermano Daemon tenía razón, era un hombre débil que se dejó presionar por las injustas tradiciones de los siete reinos. No supo pelear por la mujer de su vida, por esa hermosa omega de cabellos platinados que le hizo el hombre más feliz de su vida al regalarle una niña.

Ahora debía soportar un presente sin ella, sin volver a encontrarse esos ojos verdes que encantaban a cualquiera al ser acompañados por una inocente sonrisa, su Aemma era tan perfecta.

El dolor en su pecho aumentó, sus piernas amenazaban con acabar en el suelo. Ser Harrold lo evitó, le ofreció su brazo y dirigió de regreso a su habitación. Se lo agradeció con un asentimiento, pudo volver a casarse y tener hijos -mas, no ser el mismo alfa victorioso que montó a Balerion. Su lobo aullaba del dolor por su pareja perdida, por ese enlace roto que lo hacía buscar en los sueños a su amada.

LEGÍTIMO DERECHO [LUCEMOND]Where stories live. Discover now