Capítulo 1

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Paige

Al fin. Nuestro destino.

Samay había sido lo bastante inteligente como para robarle dinero a su padre para nosotras, después de todo, él le había quitado más que eso. Con ese dinero Hazel y yo podríamos empezar nuestra nueva vida, aunque no nos duraría mucho.

Miro por la ventana y comienzo a ver la ciudad. Teredó parece ser realmente hermosa. Es un lugar que podría engañar a cualquiera, es que hasta luce similar a Nueva York, pero es mucho más económico y con más áreas verdes.

Primero debemos encontrar un lugar donde quedarnos y luego un trabajo.

Miro a Hazel quien se acomoda su mochila al hombro. No quisimos traer mucho, la idea era empezar desde cero, sin ayuda de nadie.  Por fin tendré algo que será totalmente mío.

—Creo que fue la decisión correcta. —suelto cuando caminamos por las calles de la ciudad—. Incluso siento que pertenecemos aquí.

Mi mejor amiga solo me sonríe. Es una sonrisa dudosa, pero comprensiva. Apagada. Suspiro intentando no desanimarme.

Si esto hubiera estado ocurriendo hace una semana atrás yo estaría soñando con los ojos muy abiertos esperando encontrar un chico guapo con quien empezar mi propia novela. Ahora me sentía emocionada, pero no por la parte del chico, sino que por al fin comenzar a ser la propia dueña de mi vida.

Siempre quise estudiar y convertirme en una profesional, pero la verdad es que mi realidad ha cambiado y eso significa que yo también debo cambiar de mentalidad. Quizá algún día pueda convertirme en esa profesional que he soñado con ser.

Damos vueltas y vueltas buscando una pensión económica. Los lugares a los que hemos llegado los hemos declinado, porque nos piden tener un trabajo estable para asegurarse que podamos pagarlo, pero recién estamos llegando a la ciudad, así que lo del trabajo está todavía en los planes.

Llegamos a un lugar que parece un poco descuidado, pero la señora que arrienda es mayor, por lo que cuando nos ve sus dotes de abuelita salen a la luz y nos recibe encantadas.

—El lugar no está mal, ¿uh? —digo a Hazel haciendo que vuelva a examinar el lugar.

Está un poco descuidado. Se puede apreciar con facilidad que la humedad se filtra como también que le falta una pintura contra hongos. El piso está opaco, por lo que uno puede deducir que no lo han trapeado en meses. Hay una ventana que está mal puesta, por lo que se filtra el clima de afuera. No es un gran lugar para vivir, pero sé que es uno perfecto para comenzar.

—Creo que es perfecto. —comenta intentando sonar positiva.

Después de acomodarnos ambas nos miramos. Ahora viene lo más difícil. Hazel y yo jamás hemos trabajado, lo que quiere decir que no tenemos un currículo decente para entregar. Tengo un par de cualidades, no lo niego, pero eso no es lo que los empleadores quieren. No quieren palabras, quieren papeles.

Cuando salimos puedo sentir como el calor comienza a picar en mi piel. No es algo que me moleste mucho, estábamos acostumbradas a un clima soleado y caluroso. Estamos a finales de julio y el calor del verano no es algo extraño.

—Hey —me llama Hazel lo que hace que voltee y la mire. Se encuentra apuntándome con la cámara de su teléfono—. ¡Sonríe!

Siento el sonido de la cámara avisando que me ha tomado la fotografía. Rápidamente ella se acerca a mí para mostrármela. Por un momento no me reconozco, quizá sea la energía de la ciudad, pero me veo bien.

—Iré a hacer esos papeles que tenemos pendientes. —anuncia ella guardándose el teléfono en el bolsillo trasero del pantalón—. Puedes seguir buscando o irte a la casa a descansar. Cualquier cosa me avisas.

RêvasserieWhere stories live. Discover now