Capítulo 10

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Hazel

Camino a paso rápido hacia la pileta. ¿Qué sucedió ahora? ¿Se perdió de nuevo? Lo que sea que haya pasado debe ser importante, de otra manera no molestaría a la señora Trudy, la primera persona que nos tendió la mano en mucho tiempo. Gracias a ella tenemos un lugar en donde dormir.

El frío se cuela por los agujeros del único suéter que trajimos. Nunca pensé que el tiempo de Teredó sería tan impredecible. A pesar de lo poco que me abriga intento apretarlo contra mi pecho.

Cuando veo a Paige a algunos metros ni siquiera me mira, lo que me cabrea, porque me hizo levantarme de la cama como si hubiera tenido un resorte metido en el trasero, bueno, al menos fue así por el susto que la señora Trudy me dio cuando se apareció por la puerta.

Me apresuro a encararla, porque sigue sin prestarme atención. Lo que haya sido urgente hace unos minutos cuando me llamó parece no serlo ahora. La tomo del brazo y la hago girar.

—¿Ahora piensas ignorarme?

En tanto espero su respuesta la observo con detención. Se me corta la respiración cuando veo las rasmilladuras en su frente y la sangre que comienza a correr. Un escalofrío me recorre mientras mi cerebro está muy congelado para pensar.

—Paige, ¿qué demonios pasó?

Sus ojos viajan a los míos por primera vez mientras yo sigo inspeccionándola. Su mirada se siente fría y al fin abre la boca como si hubiera despertado de un trance.

—Maté a alguien.

Me quedo en silencio. Estoy muy desconcentrada por la sangre que empieza a correr de su labio, por lo que pienso que he escuchado mal o que, quizá, en algún momento me quedé dormida y esto es una maldita pesadilla, pero Paige no vuelve a decir más. Me concentro en sus ojos mientras recobro la habilidad de hablar.

Sus ojos oscuros están llenos de lágrimas contenidas. Trago saliva cuando me fijo en la intensidad de la oscuridad que vislumbran, pero más allá de eso solo veo vacío.

—¿De qué hablas? Paige, por favor, sé más específica, porque que estoy confundida.

—Alguien me estaba siguiendo... —comienza a decir, pero antes de continuar mueve la cabeza con brusquedad y se corrige—. Alguien me ha estado siguiendo desde que llegamos.

Me quedo en silencio. No sé qué pensar. No quería creer que pudiese significar más que un intento de robo, pero ahora... ahora sé que no es así. Se me revuelve el estómago de pensar en lo que Paige estuvo sintiendo y que ambas intentamos ignorar.

—Hoy... me siguió y yo intenté despistarlo. Entonces... me atacó en un callejón. —dice vagamente y yo me retuerzo por saber más—. Yo me defendí y lo golpeé con un ladrillo.

—¿Él todavía...?

Paige no dice nada más, pero por su expresión sé que no está segura de nada. Está aterrada y pronto comienzo a estarlo yo también.

Asiento y me tomo unos segundos para procesarlo. Todo lo que Paige me acaba de contar parece tan irreal, pero lo único que martillea en mi cabeza es el instinto de supervivencia.

—Tenemos que volver allí. —anuncio haciendo que ella me mire desconcertada—. Paige, no sabemos qué pasó, pero no podemos dejarlo así. Ni siquiera estamos seguras de si él está...

Me quedo en silencio sin completar la oración.

Paige parece comprender, porque veo su cabeza moverse levemente en lo que parece ser un intento de asentir. Sin decir nada comienza a caminar, por lo que decido seguirla. Mientras caminamos no puedo dejar de mirar a todos lados. Dios, es tan sencillo que alguien te vea o que haya alguna cámara de la que no te has percatado.

RêvasserieWhere stories live. Discover now