Capítulo 18

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Hazel

Al finalizar la jornada del lunes camino repasando mi plan. Después de investigar a Tanner, descubrir que va en tercer año de leyes y que realizaba tutorías, supe cuál sería mi entrada.

—Hola, estoy aquí por las tutorías. —le digo a una chica que se encuentra en la sala.

Ella me mira con cara de pocos amigos y luego me hace una expresión de no tener idea y de que tampoco estar muy dispuesta en seguir hablando conmigo.

Está bien. La socialización no es mi fuerte.

Todavía no conozco bien la universidad, pero el folleto decía que debía venir aquí, así que corro una silla y me siento.

Pasan treinta minutos y nada. Debe ser una maldita broma.

La paciencia no es mi fuerte tampoco y es que tener que esperar por una tutoría que no quiero para cumplir un trabajo que detesto es algo que podría acabar con lo poco y nada que hay de ella.

Supongo que tendré que llegar de otra manera a Tanner.

—¿Estás aquí por las tutorías?

Alzo mis ojos y no puedo creer lo que veo. El maldito Tanner Harrison está al frente de mí. Ay, dios mío, todo de él grita soy-el-mejor-mírenme. Me limito a asentir.

—Lo siento, cambiamos el lugar de reunión.

Maldita sea, es que acaso no pueden informar o algo.

—¿Y dónde es?

—Ya acabó. —responde con una sonrisa de disculpa.

Ah, no. ¿Es que acaso es de esos que creen que con una sonrisa está todo bien?

—Pues la organización es pésima. —digo sin entender en qué momento mi cerebro dejó a mi lengua tomar el mando—. Quizá esta vez fui yo, pero pudieron ser bastantes personas las que estuvieron perdiendo su tiempo. ¿No crees que el tiempo de las personas es valioso también?

—Definitivamente lo es.

—Bien, me alegro que lo sepas, ahora actúa como si lo creyeras.

—Vaya, alguien tuvo un mal lunes.

Maldita sea sí. Todos en esta universidad parecen ser pretensiosos, hijos de papá. Todo lo que escucho en los pasillos, incluso en el auditorio, es todo lo que sus padres, mayoritariamente abogados de prestigio y jueces, han hecho. ¿A quién demonios les importa si tu papá es el mejor abogado de la galaxia si no sabes cuando cerrar la maldita boca?

—Bueno, en forma de disculpa. —comienza a decir él—. Me ofrezco a ser tu tutor. Estoy sin cupos, pero creo que tienes razón y esto fue nuestra culpa.

¿Era necesario agregar que estaba sin cupos y que haría su buena acción del día conmigo? Me cerebro me obliga a morderme la lengua. Al menos sé quién está en mando ahora.

—¿En serio? —me obligo a sonar esperanzada. Él asiente—. Eso sería genial.

Claro que sí, es parte del plan. El plan que estaba a punto de echar a perder por mi gran bocota.

—Bueno...

—Hazel.

—Mucho gusto, Hazel. Mi nombre es Tanner y estaremos trabajando juntos por el semestre. —asiento como alguien que podría saltar de la emoción—. Este es mi número para que nos hablemos y acordemos los días que nos podamos juntar. Supongo que eres de primer año, ¿no?

Asiento mientras recibo la tarjeta. ¿Quién diría que tendría una?

—Bien, creo que es importante que empecemos lo antes posible para la orientación. —asiento, porque lo antes posible también funciona conmigo—. ¿Ya conoces la universidad?

RêvasserieWhere stories live. Discover now