Capítulo 11

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«Tienes que ser demasiado frío para sobrevivir en este mundo»
Natural - Imagine Dragons

Paige

Siento un ruido en la puerta y mis ojos viajan rápidamente hasta ella. Escucho cómo algo es introducido por la ranura y la perilla se gira más de una vez. Mi corazón late con fuerza, porque, quien sea que esté intentando entrar le está tomando más trabajo del pensado.

Mi mente comienza a pensar, lo que me hace correr hacia la cocina y tomar el único cuchillo que creo que realmente corta. Mi pulso está por estallar y, de alguna extraña manera, siento como si el corazón me bombeara en los oídos.

Cuando escucho el clic de la puerta me preparo para lo peor. Cada segundo parece convertirse en horas. La puerta se abre y...

—¡Demonios, Paige!

El grito de Hazel hace que el cuchillo se suelte de mis manos y caiga al suelo. Mi mirada viaja a ella y observo sus ojos abiertos.

—¿Qué demonios? —grita apuntando hacia el cuchillo que descansa en el suelo—. ¿Ahora te crees sicaria?

—Sabes que no estamos en una situación ideal. —le comento seria para luego recoger el cuchillo y llevarlo hacia el velador del lado de la cama.

—¿Y qué demonios pensabas al no responder las llamadas? —me interroga enfadada.

—¿Llamadas? —pregunto confundida. Alcanzo mi teléfono y lo observo—. Está apagado.

—Genial. —comenta con sarcasmo. Algo cambia en su rostro y ahora me mira intentando ocultar la preocupación que me transmiten sus ojos—. ¿Cómo te has sentido?

—Como una maldita asesina. —respondo con poca energía. No, no es sarcasmo, no hay una pisca de él en la oración.

—Lo solucionaremos. —avisa mi amiga decidida.

—¿Quién crees que somos? —le pregunto cansada, pero ella solo me mira sorprendida. No tenemos idea de lo que estamos haciendo. Somos unas tontas jóvenes que pensaban que sus vidas serían mejor al cambiarse de ciudad. Pero todo terminó siendo peor.

—No dejaré que esto nos destruya. —anuncia con determinación—. No nos merecemos esto, Paige, ese hombre te estaba siguiendo. Probablemente te quería robar. Él es el criminal, no nosotras.

Suspiro pesado, porque no quiero debatirle. Sé que ella está intentando hacer lo mejor que puede para levantarme el ánimo y no hacerme sentir culpable, pero la verdad es que todo esto es mi culpa.

Además, aunque Hazel no quiera reconocerlo, su insistencia de que no nos dejemos arrastrar por los problemas que puedan surgir tiene que ver con algo más. Algo con lo que ha estado batallando por olvidar.

—¿Cómo te fue en el trabajo? —le pregunto aparentando que llevamos una vida normal.

—Todavía no descubro quién me inculpó. —responde desplomándose en la cama—. Obviamente tengo mis sospechas, pero necesito pruebas.

—¿Qué hay del chico colorín? —pregunto intentando hacerle creer que mi mente no sigue en lo ocurrido anoche.

—Él no fue, pero definitivamente sabe quién fue. —me dice con seguridad—. Bobby dice que es un chico difícil, así que tengo que idear una buena estrategia para hacerlo cantar.

Vaya, incluso hablamos como matonas.

—Quizá puedas seducirlo. —respondo encogiéndome de hombros y apartando pensamientos que me lleven a anoche.

—¿Qué parte de "es un chico difícil" no entiendes? —me pregunta alzando las cejas a lo que yo solo respondo rodando los ojos—. Como sea, creo que necesito dormir.

RêvasserieWhere stories live. Discover now