Capítulo 26

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«Quizá cambié, quizá mentí. Mis fantasmas no me sientan muy bien esta noche»
Lady - Sofia Mills

Hazel

—Te ves muy mal.

La voz de Alessio me sorprende. No habíamos quedado. Supongo que pasa más tiempo en este gimnasio del que realmente pensaba.

Aunque debo reconocerlo, esperaba encontrármelo.

—Gracias por el cumplido. —bromeo. No sé por qué lo hago, no es como si él fuera a sonreír o algo, pero me siento más ligera que antes y supongo que quiero aprovechar eso.

—¿Has estado durmiendo bien? —pregunta mientras sigo calentando. No pensaba que seguiría hablándome y siento la necesidad de aprovechar la oportunidad, aunque el tema me sea incómodo.

Hago una mueca y respondo—: ¿Qué me delató?

—Tus ojeras. —responde poniéndose los guantes de boxeo.

—Estoy lista. —digo queriendo captar su atención. Él alza sus oscuros ojos hacia mí—. Puedes comenzar a entrenarme. A entrenarme de verdad.

Veo algo de duda cruzar por sus ojos, pero no dejo que eso debilite mi nueva energía. Me siento decidida.

—¿Has estado alimentándote bien? —pregunta sorprendiéndome ¿A qué se refiere? —. Si vas a comenzar a entrenar "de verdad", lo vas a necesitar.

La última paga no alcanzó para mucho, así que decidimos asegurarnos con cosas económicas y fáciles de mantener. Frutas y verduras no aparecieron en lista de prioridades, aunque tengo unos frijoles enlatados. Eso cuenta como saludable, ¿no?

Sin querer airear mi situación económica asiento. Él no pregunta más y comienza a entrenarme. Esta vez sí me enseña cosas y, aunque mantiene el mínimo de contacto conmigo, puedo decir que me siento satisfecha. Debo reconocer que me siento más fatigada de lo habitual, pero de igual forma intento dar mi mejor esfuerzo. Así que cuando salgo del lugar, siento que mis labios tienden a sonreír y no lo puedo creer.

El sol está brillando, lo que es raro y decido aprovecharlo. Me iré caminando.

—¿Vas a tu casa? —pregunta Alessio haciéndome sobresaltar. Ni siquiera sabía que seguía aquí. Apostaba a que se había ido ya. Asiento—. Te llevo.

—Oh, no, no te preocupes.

—Me queda de camino a mi casa.

Por primera vez me quedo pensando. ¿Qué tipo de casa tendrá? ¿Será algo como Lance? Porque, aunque nunca he visto su casa, puedo imaginar que es muy ostentosa. Sin querer arruinar lo que se esté creando entre los dos acepto.

De repente noto que gira por otro camino y comienzo a sentirme nerviosa. No irá a matarme, ¿o sí? Claro que sería una gran posibilidad ¡Es un maldito mafioso! Si lo hiciera, me lo merecería, ¿a quién se le ocurre confiar tanto en un chico que se dedica a matar gente? Parezco la estúpida protagonista de un libro. La tonta ilusa. Oh, no, odiaría convertirme en Nora Gray.

—Mi casa no queda por aquí. —comento aclarándome la garganta.

—Lo sé, debo pasar por un lugar antes. —responde relajado—. No te molesta, ¿verdad?

Niego rápidamente. Supongo que no tengo opción.

—No creías que te fuera a matar, ¿o sí?

Algo en su tono de voz hace que me quiera enterrar de la vergüenza. Cuando escucho una pequeña risita lo miro de reojo sintiéndome la más inútil del mundo. No puedo evitar girar la cabeza completamente cuando lo observo con detención. Le ha causado gracia, pero en serio. Intenta no reír mientras niega con la cabeza. Eso me obliga a sonreír.

RêvasserieWhere stories live. Discover now