Capítulo 8

20 3 2
                                    

Hazel

En la mañana después de acompañar a Paige a la biblioteca y dejarla con el conserje esperando al Sr. Joseph me dirijo a la casa para ordenar un poco antes de salir a buscar trabajo de nuevo.

Cuando voy llegando al edificio en el que arrendamos comienzo a sentir una extraña sensación de tener unos ojos pegados a mi cuello. Niego con la cabeza sabiendo que todo lo que ha estado sucediendo me está poniendo paranoica, lo que es totalmente normal.

Antes de cerrar la puerta del edificio miro hacia afuera asegurándome de que no sea producto de mi imaginación, pero todo lo que puedo ver es gente apurada por llegar al trabajo.

No me demoro en ordenar los 5x5 metros cuadrados, así que me apresuro para poder tener tiempo suficiente y, si las cosas van bien, tener un trabajo hoy mismo.

Estoy cerrando la rejita del edificio cuando vuelvo a sentir que me observan. Molesta conmigo misma me giro para comenzar a caminar y debo reprimir un grito cuando lo veo caminando hacia mí. Bobby.

—¿Qué demonios haces aquí? —espeto molesta tratando de esconder el gran susto que me acaba de dar.

—Hey. —reclama ofendido—. Vengo con buenas noticias.

No digo más y le hago una seña para que las dé entonces. Ambos permitimos que nuestros pies nos guíen hacia el centro de la ciudad. Lo cual, afortunadamente, no queda tan lejos.

—Pues se ha solucionado el malentendido. —comenta Bobby haciendo que yo lo mire confundida—. ¡Puedes volver a trabajar en la cafetería!

—¿Encontraron al ladrón? —pregunto interesada mientras seguimos caminando.

—No exactamente... —dice con una voz dudosa para luego mirarme—. Devolviste el dinero y Melisa aceptó darte una segunda oportunidad. Me costó mucho convencerla, pero...

—¿El dinero? ¿Qué dinero? Si yo no robé nada. —lo interrumpo rápidamente haciendo que ahora él me mire confundido.

—En la noche, el dinero estaba allí en un sobre escrito por ti. —me explica como si fuese obvio—. Graham se lo hizo saber a Melisa. ¿No fuiste tú?

Niego con la cabeza confundida. Bobby parece tomarse un tiempo para pensarlo también. Yo no robé el dinero y puedo asegurar que no tengo dinero como para haberlo de vuelto, ¿entonces? ¿quién lo hizo por mí?

—Bueno, eso da igual, ¿no? —vuelve a hablar Bobby con el entusiasmo de siempre—. Lo importante es que ya no necesitas buscar trabajo. Ahora vamos directo para allá.

—¿Qué? Espera, si tú estás aquí... ¿Quién está en la cafetería? —pregunto aún más confundida.

—Oh, Pedro se ofreció a cubrirme para que yo pudiera venir a buscarte. —me responde con una inmensa sonrisa.

No puedo evitar sentir ternura hacia Pedro. Él y su esposa han sido tan amables conmigo. Pero, por otro lado, lo del dinero me parece turbio. ¿Quién haría algo así? ¿Y por qué alguien me ayudaría?

—No sé si acepte volver, Bobby. —reconozco haciendo que Bobby se gire hacia mí alarmado—. Alguien robó dinero y me quiso incriminar.

—Sí, pero ya está resuelto. Además, convencí a Melisa que te quedaras conmigo. —exclama tan rápido, como un niño pequeño cuando le pide a la mamá que le compre algo—. Estás bajo mi vigilancia ahora.

Entonces lo pienso de nuevo. Turno con Bobby, eso quiere decir que sería en la mañana. Ya no tendría que estar con Mindie y Graham. No me malentiendan, no tengo nada en contra de ellos, pero fue en ese turno que me incriminaron.

RêvasserieWhere stories live. Discover now