Capítulo 25

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Paige

Cuando veo su cabello castaño atravesar la puerta, el corazón que me pendía en un hilo, vuelve a sentirse estable. Olvido quienes somos ahora, en lo que nos hemos convertido, y me acerco a paso seguro hacia ella. Lo que más me descoloca es verla apresurar el paso e impactar contra mí.

Sus brazos me envuelven y me aclaman con fuerza. Debo contener la respiración para evitar que note lo sorprendida que estoy. No quiero que retroceda. No quiero que se dé cuenta de que me ha dado esperanzas de que, quizá, no nos hemos perdido del todo.

—¿Dónde estabas? —le pregunto a lo bajo.

—Yo también me asusté al no verte. —me responde separándose de mí para mirarme.

Y ahí está. Sus ojos vuelven a conectar con los míos, ya no parecen tan vacíos, tan fríos. Me muestran algo, sentimientos... algo que pensé que había perdido.

—Está bien, nos vamos de aquí. —habla Asia cortando el momento.

Hazel busca mi mano con rapidez, pero no dice nada. No es necesario. Estamos pensando lo mismo.

—Yo las llevo. —habla Alessio sorprendiéndome—. A ambas.

No debe decirle dos veces a Asia. Sé cuánto odia tener que arrastrarme a cada lado que ella va. Odia tenerme de carga.

Una vez en el departamento, cuando la puerta se cierra, algo en el ambiente parece haber cambiado. Es desconocido, siento miedo. No sé si es bueno o malo y Hazel sigue de espaldas a mí.

—Ese día...

No lo puedo creer. Contengo la respiración. ¿Realmente va a hablar de ese día? Pensé que nunca lo haríamos. Pensé que estaba dispuesta a enterrarlo junto con todas las personas que lo conformaron.

—En la fiesta que fui con Lance...

Y me equivoqué. No va a hablar de ese día. Una ola de decepción me embriaga, pero se ve rápidamente sustituido por la esperanza. Si está dispuesta a hablar de lo que sucedió en esa fiesta, puede que aún haya esperanza para avanzar y tener la valentía de hablar de ese día.

—Un tipo, de los que trabajaba con ellos... intentó... ya sabes, tocarme... —se quedó en silencio unos segundos. Mi corazón se siente conmocionado, pero no quiero cortarla—. Bueno, supongo que, si hubiese podido, habría intentado algo más... Estoy cansada, Paige. No quiero sentirme débil ante nadie. Es por eso por lo que Alessio me está entrenando o lo estaba... Ya no lo sé.

Se queda pensando unos segundos lo que me lleva a mí a reflexionar. Sabía lo que había pasado, bueno, lo intuía después de lo poco que Lance me había comentado, pero se siente tan bien saber que es capaz de sacarlo. Tengo la necesidad de abrazarla, pero eso sería egoísta, porque sé que ella no lo querría así.

Así que Alessio. Supongo que no es tan robot como yo pensaba.

—Sé que todo lo que ha pasado ha creado... un espacio entre nosotras. —dice caminando hacia la cocina—. No quiero que sea así. ¿Crees que podríamos hacer algo juntas? ¿Pijamada?

Se da vuelta y me mira. Sus ojos están brillantes y, aunque sé que no se permitirá llorar, es suficiente para saber que mi mejor amiga sigue allí, oculta en alguna parte. Me acerco hacia ella con una sonrisa.

—Nada me gustaría más.

Y ella sonríe.

Volvimos a dormir juntas y vuelvo a sentirme impotente. Hazel sigue teniendo pesadillas, pensé que ya habrían parado. Tenía la esperanza de que esta casa, el cambio, el espacio, le devolverían la paz, pero supongo que eso fue muy soñador de mi parte.

RêvasserieWhere stories live. Discover now