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Una mierda, eso era la vida de Taehyung, bueno, eso creía él.

Desde pequeño tuvo muchas responsabilidades, las cuales no le correspondían a un niño. Siempre fué señalado por todos, incluyendo a su padre.

Siempre recibió malos comentarios respecto a su peso. En la escuela lo molestaban todos los días. A veces los niños son los que más daños se hacen entre ellos, no saben las consecuencias que pueden tener algunas "burlas sin sentido".
Taehyung tenía varios apodos vergonzosos con los que tenía que vivir, como: "oso barrigón" "obeso" "tonelito"; entre otros más ofensivos que núnca mencionará. Todos los días lloraba entre los brazos de su madre. Rosé estaba preocupada por su hijo, así que decidió cambiarlo de escuela.

Todo hiba bien en su nueva escuela, no lo molestaban, ya que si lo hacían, su hermano Hoseok lo defendería siempre. Fué ahí donde hizo su primer amigo. Félix, un niño castaño con lindas pecas en sus mejillas, fué el primer niño en acercarse y compartirle de sus dulces, ahí empezó una gran amistad.

Aunque no todo terminó bien, pues quizás en su escuela ya no lo molestaran, pero nada en su hogar cambió. Su madre trabajaba día y noche como enfermera en un hospital, mientras su padre trabajan en una prestigiosa oficina. Casi no tenía la atención de sus padres, bueno, lo único que recibía por parte de su padre eran insultos sobre su aspecto. Su madre lo defendía siempre que podía, pero debía aceptar que debía defenderse sólo, su madre no estaría siempre a su lado.

Ahí estaba, acostado en su cama, envuelto en varias sábanas, mientras lloraba. Tenía una semana de faltar a la escuela, no volvería más, bueno, no hasta que sus compañeros olviden el ridículo que pasó en ese pasillo.

Se sentía humillado y todo gracias a Jungkook, ese chico insoportable.

— Tae, ¿como te sientes? — preguntó su madre mientras entraba a su habitación.

— estoy bien, no te preocupes.

Rosé tocó la frente de su hijo, para serciorarse de que la fiebre se haya ido. No quería dejarlo solo en ese estado, pero tenía turno en el hospital.

— está bien. Debo irme, no salgas de la cama mucho tiempo, debes descansar — dijo mientras besaba su frente — ah! Casi lo olvido, tu padre vendrá a dejar unos papeles, ¿puedes recibirlos por mí?

¿Papeles? Claro que sabía de que papeles hablaba su madre, sabía que en cualquier momento llegarían a esa decisión. No se sentía mal, al contrario creía que era lo mejor para todos, sus padres se dejaron de amar hace mucho, quizás fué cuando sucedió aquella tragedia. Lo recuerda muy bien, a pesar de que eso pasó cuando el era solo un niño de 7 años, ¿como olvidarlo? Todo fué horrible, recuerda las veces que se encerró en el armario y lloraba mientras se aferraba a sus piernitas.

Sabía muy bien que el divorcio de sus padres llegaría en cualquier momento.





—— (♡) ——







Con la cabeza recostada sobre el escritorio de madera se encontraba Jungkook, sus ojos estaban rojos y un poco acuosos, se sentía mal, tenía días de no ver a Taehyung y todo era su culpa.

Quizás fué un poco impulsivo al besarlo frente a todos, ahora Taehyung no lo quería ver, lo visitó varias veces, pero el mayor jamás abrió la puerta de su habitación.

— Kook, ¿vamos a comer? — la voz de su amigo lo sacó de sus pensamientos.

— no tengo hambre. — fué lo único que dijo, preocupando a su amigo.

"Mi Único Amor".  [Taekook] Where stories live. Discover now