Capítulo 6

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Saltaba las grandes raíces que sobresalían del suelo mientras corría esquivando árboles, huyendo del animal que lo perseguía. Estaba cansado pero no importaba, debía ganar.

Las hojas amarillas que cubrían el suelo volaban tras su paso y los animalitos se escondían con temor por las fuertes risas que daba el pelinegro.

Este volteó hacia su perseguidor: un lobo oscuro lo seguía de cerca. Sonrió burlonamente y le sacó la lengua para luego correr más rápido.

–¡Atrápame si puedes, Noah! - dijo, alejándose del lobo cada vez más.

Hace mucho que no se sentía así de libre, casi había olvidado como era sentir el fluir de la sangre en las venas, el viento chocar en su cara y la adrenalina de ser perseguido. Claro que con sus hermanos era más divertido aún.

Siguió corriendo, aunque hace mucho que el lobo quedó atrás. De repente, una casa apareció en medio del bosque y Sapnap, lleno de curiosidad, entró pensando que sería un buen escondite. Jamás lo encontraría ahí, así que entró rápido y cerró la puerta.

El interior de la casa era un espacio vacío con únicamente una cama grande y elegante en el centro, cubierta por sábanas rojas de seda que estaban perfectamente tendidas, formando una superficie sin arrugas. Unas velas rojas sobre el piso se encendieron, dándole al ambiente un toque romántico. Sapnap miró a las ventanas que daban al exterior, estaba muy oscuro y el bosque, callado. No supo cuando anocheció, pero le pareció buena idea descansar un poco en la gran y seguramente cómoda cama.

Se desabotonó la camisa siendo iluminado por las llamas danzantes de las velas, pero cuando estaba por soltar el último botón, otro par de manos se lo impidió. Alzó la vista y se encontró con unos familiares ojos oscuros que lo miraban intensamente.

Era Quackity, no sabía que hacía ahí ni cómo lo encontró, pero no le dió muchas vueltas, solo se quedó ahí estático sin romper el contacto visual.

Ya era la tercera vez, desde que lo invocó, que se perdía en sus ojos; pero no podía evitarlo, la mirada del demonio era un gran abismo del que no hallaba salida, pero tampoco sentía la necesidad de encontrarla. Esa mirada hacía que una corriente placentera recorriera su espalda baja, que las palabras se queden en su garganta y que el aire no pueda abandonar sus pulmones. Esa mirada lo atrapaba, lo atraía y lo hacía sentir extraño,

Lo hacía sentir caliente.

El demonio mostró sus dientes blancos en una sonrisa seductora; Sapnap pensaba que todas sus sonrisas lo eran. Despacio, el más alto quitó el último botón y posó sus manos sobre el pecho del otro, la respiración del humano se aceleró y sintió una ola de deseo invadirlo.

Quackity lo empujó a la cama haciendo que caiga semi-sentado y subió a gatas lentamente sin apartar su mirada ni un segundo de la suya, ambas ardiendo en deseo.

Un suspiro salió de la boca de Sapnap cuando el demonio quedó sobre él y lo aprisionó con los brazos, estaban a milímetros del otro y lo único en que podía pensar era en que quería ser poseído por este ser, quería besarlo hasta quedar sin aire y cosas mucho peores.

¿O mejores?

–Eres una cosita muy bonita~ -La voz ronca del demonio lo hizo estremecer ligeramente. Su pelo negro carbón le caía sobre la cara, aunque el gorro cubría la mayoría.

Abrió los labios pidiendo silenciosamente que lo besara, estaban tan cerca que sus bocas rozaban y sus respiraciones chocaban. Al fin, Quackity lo besó y…

Despertó abruptamente debido a que un pájaro hizo caer un vaso de la mesita de noche, el animal revoloteó por la habitación graznando hasta posarse en el marco de la ventana abierta y miró al confundido pelinegro.

Dispuesto a todo  [Quacknap]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora