Capítulo 24

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Sapnap se quedó viendo el lugar en el que desapareció el portal sin procesar lo rápido que pasó todo. No entendía qué carajos le pasó al demonio, pero estaba seguro de algo: tenía que seguir adelante. Solo. Como siempre lo ha hecho.

Igual y Quackity tenía razón: tal vez sí que estaba confundido después de haber sido seducido y demás, no era para sorprenderse.

Pensando en eso volvió a acostarse e intentó dormir, pero fue más complicado de lo que pensó. Cuando el sol iluminó la habitación por las ventanas abiertas, Sapnap apenas había logrado pegar ojo, pero pronto tenía que partir así que se obligó a salir de la cama.

Fue a la cocina y recordó cuando el anterior dueño de la casa le invitó a desayunar ahí un día. Le había preparado unas crepes con una mermelada de bayas riquísima que se volvió su obsesión por toda una semana. Ahora, mientras Sapnap preparaba unas tostadas con el pan que encontró, deseó haberle pedido la receta al chico.

"¿Qué será de él?". Solo esperaba que sea feliz, dondequiera que esté.

Una vez desayunado, Sapnap salió de la nostálgica casa. Afuera, personas de todas las castas iniciaban sus actividades diarias, pero nadie reparó en su presencia ni lo miró de mala forma. Era como si no lo reconocieran. ¿Tanto había cambiado? Entre lobos se usa mucho el olfato para identificar a los suyos; tal vez su falta de olor lo mantenía anónimo. O tal vez era más simple y sencillamente se olvidaron de él hace mucho.

Justo entonces vio a Technoblade, que dejó de hablar con un par de betas y caminó en su dirección sonriendo ligeramente.

—Ey, Sapnap, ¿Qué tal la noche? –preguntó a la par que buscaba alrededor a alguien.

—Quackity se fue –El alfa, atrapado, lo miró con curiosidad–. Y dormí bien, supongo.

—Bueno, me alegro de oírlo. ¿Te quedarás unos días más?

—No, tengo que volver ya. Seguro me extrañan en casa –Mientras que a su ex manada le importaba poco si vivía o no.

—Y ¿Cómo piensas volver? –quiso saber Techno. Sapnap levantó los hombros con indiferencia.

—Como vine: a pie.

—Pero… son semanas de viaje.

"Y sin Quackity, seguro que muero antes de llegar", pensó Sapnap, lamentando haber abierto la boca anoche. En serio que fue muy poco conveniente.

—¿Qué hay de los lobos que me persiguen? –Decidió cambiar de tema y avanzó junto a su amigo hacia algún lado. Tuvo un pequeño flashback de los viejos tiempos en los que todo era más simple, pero lo empujó a un rincón de su mente. No era momento de deprimirse.

—Envié a una patrulla anoche; están viniendo tras tu rastro y en la tarde negociaré con ellos –informó el peli-rosa.

Un poco de paz se instaló en su pecho al librarse al fin de aquel problema.

"Solo me falta regresar a casa y esperar que Dream no me aniquile por desaparecer sin avisar". Aunque ya se preocuparía por eso más tarde; antes tenía que cruzar el inmenso bosque. Otra vez.

La idea… no sonaba muy agradable.

—Sapnap, escucha –habló Techno, dudoso. Lo miraba como si temiera que fueran a crecerle unos colmillos que no tenía y lo despedazara–. Soy consciente de que no estamos en buenos términos…

—Y es totalmente tu culpa –dijo Sapnap apático.

—Lo sé. Pero, a pesar de todo, sigo considerándote mi mejor amigo. Lo que significa que no voy a dejar que recorras el bosque por tu cuenta.

Dispuesto a todo  [Quacknap]Onde histórias criam vida. Descubra agora