Capítulo 11

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Eso era un problema, y más que no tenían bote, no se le ocurrió ninguna forma segura de cruzar.

No tenía opción, así que Sapnap se despojó del buzo y la camisa. Al caer las prendas al suelo, sintió como la mirada ajena se clavaba en su cuerpo, bajando por su espalda y deteniéndose en su vientre ligeramente definido.

"Un íncubo tenía que ser", pensó el humano con un ligero rubor en las mejillas por la vergüenza.

El frío caló sus huesos enseguida, pues estaba haciendo fresco conforme la noche caía en el bosque; debía darse prisa.

Que suerte que era un buen nadador, le encantaba hacer carreras con sus hermanos cuando eran solo niños; o ayer con Karl, que pasaron toda la tarde en el agua.

Aunque esperaba que no fuera necesario nadar y que el agua sea menos profunda de lo que parece.

–¿No te vas a quitarte también los pantalones? –preguntó Quackity, sacándolo de su cabeza. Sapnap volteó a verlo con una ceja levantada.

–¿Por?

–Pues para verte, ¿qué más?~

Lo ignoró, así mismo como el silbido que hizo mientras se agachaba a recoger su ropa y guardarla en la mochila. El demonio le dijo un par de cosas subidas de tono que también fueron ignoradas; a vista de Sapnap, era muy molesto que haga ese tipo de cosas.

Una vez guardada su ropa, lanzó con fuerza la mochila hacía el otro lado del río. Quackity dejo de hablar para ver a la mochila volar sobre el cuerpo de agua brillante, y milagrosamente caer sana y salva al otro lado.

–Wow, cabrón, enserio estás loco.

–No hay tiempo que perder –replicó Sapnap, viendo la luna asomándose en el cielo.

Primero metió un pie al agua, estaba más fría de lo que parecía; y sin pensarlo, entró hasta que el agua empezó a cubrirle. Quackity le animaba a seguir desde la orilla, estando cómodamente seco, mientras Sapnap empezaba a temblar de frío.

Apenas dió cuatro pasos y el agua ya le cubría el estómago.

Caminó despacio y enterrando los zapatos en las piedras bajo el agua para no ser empujado por la corriente, que conforme avanzaba se hacía más fuerte; aunque no lo suficiente para tumbarlo, solo si se descuidaba.

Jugó un poco con el agua azul brillante en sus manos, era preciosa la forma en la que se deslizaba suavemente por sus dedos.

"Si pudiera llevarme un poco en una botella, ¿Seguiría brillando?" Se preguntó el pelinegro.

Se detuvo de repente a medio camino, pues le pareció haber visto algo moverse por el rabillo del ojo. Tratando de mantener la calma, miró detrás suyo, bajo el agua. Y aunque no podía ver debido al brillo de ésta, sentía que no estaba solo.

El demonio, que se reía desde la orilla, calló sus burlas ante el repentino estado de alerta del menor. Sintió su creciente miedo flotando en el aire mientras parecía buscar algo bajo el agua. Curioso por esto, decidió buscar también qué había asustado al humano, y para facilitar las cosas, usó sus poderes.

Una de las ventajas de conocer al superior demoníaco, es contar con más poder que el promedio. Y gracias a eso es que puede sentir la especie de cualquier criatura a un rango de 10 metros. Aunque debido a que la poca energía con la que contaba estaba utilizándola para ocultar sus alas, ese rango se disminuyó de forma considerable.

Pero fue suficiente como para ubicar a la criatura escondida bajo las brillantes corrientes del río, muy cerca del humano.

"Eso es… ¿Una sirena?", se alertó el demonio.

Dispuesto a todo  [Quacknap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora