Capítulo 28

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Volvió al otro día al lago para encontrarse con el tritón; después de pensar con cabeza fría, estaba muy apenado por ignorar las advertencias de su amigo la noche anterior y debía disculparse.

Karl nunca apareció.

Lo intentó al día siguiente y el próximo: llevó su caña y esperó sentado a ver quién aparecía primero. Seis peces picaron y hasta la luna salió antes que el castaño.

Sapnap se sentía fatal por aquel día: no logró ayudar a su pececito y ahora lo estaba ignorando. ¿Por qué? ¿Tan enfadado estaba?

De cualquier forma, le daría tiempo si eso era lo que quería, y con ese pensamiento se levantó y sacudió la tierra del trasero para llevarse sus cosas de pesca con él. Cruzó los árboles hasta la camioneta que lo esperaba paciente a un lado del sendero. El conductor del vehículo le desbloqueó la puerta del copiloto después de que dejara la caña y el cubo lleno de peces en la parte de atrás.

—¿Cómo está el clima? –le preguntó Dream mientras esperaba que se pusiera el cinturón para arrancar.

—Agradable, aunque la pesca no tanto –dijo viendo por la ventana el follaje pasar una vez el coche cogió velocidad.

—¿No? Pero si el cubo está lleno, hombre. Cualquier otro estaría envidioso de tu pesca.

Sí, el problema era que no atrapó al pez que buscaba.

Necesitaba despejar su mente y apartar al chico castaño y risueño de sus pensamientos; solo se estaba haciendo daño. Después de todo, Karl hace mucho que lo rechazó.

—Vayamos al mercado –dijo Sapnap tras un rato de silencio.

El rubio asintió de acuerdo.

—Sí, es buena idea venderlos. Últimamente las cañas están malditas o algo porque no hay mucha suerte en el mar.

—¿Cómo es posible? El lago está lleno siempre.

—Amigo, tienes que salir a socializar más –suspiró Dream a la vez que negaba divertido–. La aldea atraviesa dificultades estos días por la cercanía de invierno. Pasa todos los años, Sap. ¿Dónde tienes la cabeza?

"En muchos sitios y con muchas personas. Pero al final, siempre estoy solo", se dijo Sapnap para sus adentros. Aunque se regañó enseguida por ignorar a su buen amigo Dream. Él todavía estaba presente en su vida.

De hecho, fue Dream quien lo recibió en su casa la noche de la desastrosa fiesta, cuando lo último que quería el pelinegro era estar solo. Gracias a su amigo volvió a estar en calma, relativamente, pero al menos no se sentía un maldito fracasado desechado por todo el universo.

La camioneta avanzó por el camino que los llevó al centro de la aldea, dónde sucedía toda la actividad comercial. Se bajaron tras aparcar cerca de un establo, Dream lo ayudó con la caña y fueron hasta el puesto de mariscos. Cómo pescar para Sapnap era una especie de hobby solía tener siempre peces en la refri, pero la mayoría los vendía a Foolish, el dueño del único puesto de mariscos. Le daba un buen dinero que, aunque no le faltaba, nunca venía mal.

El chico de ojos verde jade lo saludó jovial tras el exhibidor nada más lo vio.

—¿Qué hay, Foolish?

—Eso podría preguntarte a ti, ¿Dónde carajos has estado? No supe nada de ti en semanas; incluso llegué a pensar que te despedazaron los zombies, jaja.

—No dejaría que pasase eso –dijo Dream a sus espaldas después de saludar con una sonrisa amable al conocido vendedor.

—Hombre, sé que no. Eres de los mejores cazadores; Sapnap tiene suerte de tenerte.

Dispuesto a todo  [Quacknap]Onde histórias criam vida. Descubra agora