Capítulo 13

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La luz del sol empezaba a menguar cuando su camino se vio cortado por otro río, esta vez más grande que el anterior. Sapnap miró al rededor en busca de alguna forma de cruzarlo mientras maldecía a su suerte.

—¿Por qué mierda hay tantos ríos?

—En esta zona hay muchos –dijo Quackity, parándose en la orilla para comprobar la profundidad del cuerpo de agua–. Este es más profundo, no podremos cruzarlo a pie como la otra vez.

Sapnap miró el ancho espacio entre ambas orillas, era un tramo considerable aunque la corriente no parecía ser muy fuerte. Al asomarse, pudo divisar con dificultad unas algas bajo el agua, más no veía el fondo. Necesitarían un bote para cruzar.

"O..."

—Podemos cruzarlo a nado –propuso el humano. Quackity lo miró como si no supiera de lo que hablaba, y antes de que dijera algo siguió hablando–. Sí, mira: no es demasiado grande y la corriente no es muy fuerte, así que deberíamos poder llegar a la otra orilla antes de cansarnos.

—Sí, pero ¿y tu mochila?

Cierto, no podía cruzar con la mochila sin mojarla, y no estaba seguro de poder lanzarla al otro lado como la anterior vez.

—Supongo que el viaje terminó, ¿No? –dijo el demonio con una sonrisa burlona.

Sapnap, fastidiado de que el otro siempre pareciera querer que retroceda, pensó cómo podrían cruzar de forma segura sin mojar sus provisiones. Si el demonio quisiera ayudar, podría llevarlo volando hasta el otro lado, o al menos llevar la mochila. Pero había dejado claro antes que no lo ayudaría.

"Aunque ya me salvó dos veces de la muerte; si no quiere ayudarme ¿por qué lo hizo?"

"Concéntrate en cruzar este maldito río", se dijo. Tendría tiempo luego para pensar en eso.

Quackity lo observaba pensar, sin entender por qué el humano se hacía tantos problemas; siempre podía pedirle que lo llevara a su destino y pagarle con su energía, o que directamente que elimine a toda la manada que intentaba matarlo y luego pagarle. Así de simple.

Pero en vez de eso, el chico prefería cruzar el bosque entero para llegar a... ¿A dónde? Dónde un amigo, le había dicho el menor, pero Quackity no sabía cuánto les costaría llegar al lugar desconocido.
Y tampoco estaba seguro de que el humano supiera cómo llegar.

En realidad, no sabía por qué estaba llendo con él, tenía cosas más importantes que hacer en el infierno.

"Lo sigo porque estoy esperando que el efecto del puto collar se termine", pensó. "Este humano tiene una energía muy fuerte y no puedo dejarlo ir".

Recordó su plan y, con un suspiro resignado, se acercó al más bajo para ayudarlo.

—Dame la mochila –Sapnap lo miró con desconfianza, y Quackity extendió la mano para recalcar lo pedido.

—¿Para? –preguntó el humano.

—La llevaré al otro lado, ¿Qué chingados crees que haré? Sólo dame la pinche mochila.

Sapnap aún no confiaba en el ente, pero tenía que cruzar cuanto antes. Cuanto más tiempo tardará en llegar, antes lo alcanzarían los furiosos lobos.

Se quitó la mochila y se la dió al demonio, que sonrió casi burlón. A Sapnap le molestaba que todo el tiempo lo mirara así, como si fuera un cachorro que le causara gracia. Prefería que lo mirara como en su sueño; sensual y caliente.

—¿Cómo lo harás? –Le parecía una pregunta tonta, pues era obvio que volaría, pero necesitaba cortar ese flujo de pensamientos.

—Mira y aprende, humano.

Dispuesto a todo  [Quacknap]Where stories live. Discover now