Capítulo 14

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Miles de recuerdos lo transportaron cuatro años atrás, pero los ignoró y decidió entrar.

Sobre la puerta habían tres hileras de botones, uno de esos la abría. Uno, dos, tres, cuatro... contó, y pulsó uno con una ligera sonrisa. "Aún me acuerdo, Dream".

La puerta se abrió y entró, dejando atrás los murmullos del bosque y siendo recibido por un espacio tan oscuro como la boca de una gran cueva. Movió su mano por una pared lateral y accionó una palanca.
Unas luces en el techo cobraron vida y lo cegaron momentáneamente.

El lugar era como una pequeña casa en un solo cuarto. En la pared del fondo había una cocina y junto a esta una caja donde recordaba que habían provisiones de larga duración. A su derecha unas ventanas, un armario de madera, como casi todo en el lugar, y al lado colgaban de un gancho varias correas.

En la izquierda había una cama mediana con sábanas negras.

[Son para que los monstruos voladores no nos vean]

La voz de Dream llegó a su cabeza. Dió unos pasos hacia una ventana y observó el bosque debajo suyo: infinito, oscuro y lleno de peligros.
Pero ahí estaba a salvo.

Intentó quitar el seguro de la ventana para abrirla pero otro recuerdo apareció.

[Siempre hay que cerrar las ventanas, o los fantasmas que rondan el cielo entrarán]


Poco a poco, recordaba cada una de las lecciones que el ojiverde le había dado. Él fue quien le enseñó a sobrevivir. Él lo salvó.

Se sobresaltó al escuchar un golpe fuera, volteó hacia la entrada, había dejado la puerta abierta, y vió a Quackity tumbado en la plataforma de madera.

—¿Por qué chingados pusieron esa escalera? ¡Estuve a nada de caerme a 30 metros de altura! -se quejó el demonio con la respiración agitada.

Sapnap lo instó a levantarse y lo hizo entrar rápido para después cerrar la puerta con seguro incluido.

—¿Qué pedo? ¿Dónde estamos?

—En un lugar seguro -le respondió mientras cerraba las cortinas.

Quackity silbó sorprendido y recorrió el lugar con la mirada. Era una casa, muy parecida a las de los leñadores o personas que se quedaban un tiempo en el bosque; tenía todo lo necesario para sobrevivir allí.

"Aunque faltan armas", pensó el demonio. Sin armas no sirve que te escondas.

A no ser que estén escondidas. "¿Dónde escondería un arma si fuera un cazador?" Buscó un lugar con espacio suficiente, se detuvo en el armario. "Sí, ahí".

Se acercó al mueble de madera y abrió de par en par las puertas. Le sorprendió que no estuvieran con llave, y más el puñado de pistolas y escopetas que había en el interior del armario.

—¿Qué onda, wey?

Sapnap dejo de revisar los estantes con comida y miró lo que hacía su compañero, mas cuando lo vió en el armario, se apresuró a ir y cerrarle las puertas de este.

—Oye, ¿Qué haces?

—No toques esto -le dijo. No quería que supiera de ellas, pero ya era tarde para eso.

—Es el escondite de un cazador, ¿Cómo supiste que estaba aquí? -Sapnap no dijo nada y fue a revisar unos barriles con agua- Este lugar es el más oculto que he visto; es obvio que ya lo conocías. Explícate.

El moreno soltó un suspiro, dejo los barriles y se apoyó en una pared con las manos en los bolsillos, la vista perdida en algún recuerdo.

—Este lugar le pertenece a un amigo, es cazador y lo usa en viajes extensos -contó. El demonio se quedó en silencio, instándolo a seguir-. Recordé que estaba aquí porque... hace mucho tiempo me trajo aquí.

Dispuesto a todo  [Quacknap]Where stories live. Discover now